Idris Elba le gana el pulso a Liam Neeson como nuevo rey del thriller de secuestros
Secuestro aéreo no es el título más original del mundo de las series. Para qué lo vamos a negar. No deja lugar a la imaginación y son tantas las películas que trataron la misma temática que tiene el potencial de restarle atractivo. Liam Neeson se enfrentó a secuestradores en Búsqueda implacable en tierra firme, en un avión en Non-Stop: Sin escalas y hasta en un tren en El pasajero. Harrison Ford lo hizo contra terroristas en el aire en Avión presidencial, mientras Bruce Willis detuvo el secuestro de un aeropuerto en Duro de matar 2. Hasta las víboras usurparon un avión en Serpientes a bordo. Sin embargo, juzgar la nueva serie de Idris Elba por la familiaridad que contagia su título sería un error estrepitoso. Porque estamos ante la propuesta más trepidante en lo que llevamos de año.
El actor de Luther interpreta a un tipo normal. Se llama Sam Nelson y no es un héroe de acción entrenado, ni agente especial, soldado o guardaespaldas. Sino un experto en negociaciones comerciales que pone en práctica su astucia profesional cuando se convierte en uno de los pasajeros secuestrados en un vuelo de Dubái a Londres. Mientras todos los pasajeros entran en pánico, él ejercita sus habilidades para tantear la situación, tramar ideas y buscar soluciones. Una especie de MacGyver, pero sin navaja suiza. No es un héroe carismático, no está en el avión para hacer amigos ni consolar a nadie, sino para salir con vida.
Sin embargo, para poder disfrutar del viaje con turbulencias que saben a suspenso palpitante, la serie exige que dejemos a un lado cualquier idea preconcebida, incredulidad o escepticismo. Como, por ejemplo, que un piloto sea capaz de romper el protocolo y permitir la entrada de los secuestradores a su cabina porque amenazan con asesinar a su amante/azafata. O que Sam Nelson sea tan astuto que detecta que algo raro se está cociendo a su alrededor por algo tan mundano como notar que varios pasajeros llevan un mismo neceser de viaje. Pero en este caso lo creemos todo. Lo compramos todo. Y gracias a dos factores clave: Idris Elba y el relato en tiempo real.
Porque el actor, que también es productor y DJ, ejercita todo su magnetismo artístico para engancharnos a su figura de semblante implacable, manteniéndonos expectantes a cada uno de sus movimientos. Porque, en ningún momento, sabemos qué está planeando, cuáles son sus intenciones o su siguiente paso. Tampoco sabemos qué pretenden los secuestradores mientras, en tierra firme, los controladores aéreos tardan varias horas en sospechar algo. Si no fuera porque Sam Nelson es el único al que se le ocurre enviar un mensaje a su exesposa justo antes de que los secuestradores apaguen el WiFi del avión, la serie no tendría historia. Es así que Idris Elba hace sombra a todas las tonterías, los agujeros de guion y los clichés del género. Incluso le gana el pulso a los personajes repetitivos que Liam Neeson lleva 15 años interpretando desde el éxito de Búsqueda implacable, creando un héroe convincente que construye con naturalidad y magnestismo a partes iguales.
Por otro lado, una de las claves que convierten a Secuestro aéreo en una de las propuestas más adictivas del momento, es el tono trepidante que aporta el relato en tiempo real. Porque la serie está compuesta de siete episodios que resumen el tiempo de vuelo entre Dubái y Londres. Todo transcurre siguiendo la cuenta regresiva, desde el despegue hasta su llegada a destino, permitiéndonos sentir las pulsaciones de cada duda y cada plan para derrocar a los secuestradores, mientras seguimos los movimientos que se van tomando en tierra firme cuando una controladora aérea detecta que algo raro está pasando.
Todo se vive al minuto, añadiendo más suspense y ritmo palpitante. Lo mismo que hizo Kiefer Sutherland con 24 en 2001, haciendo que el formato de tiempo real se sintiera fresco y nuevo en televisión. Pero la serie terminó agotándose a sí misma al exprimir al máximo su mejor baza hasta agotarse (y agotarnos) por completo. Algo que Secuestro aéreo evita al tratarse de una serie limitada de siete capítulos.
La nueva serie de Apple TV+ recupera el formato sin aportar nada nuevo o reinventar el género, pero ofrece un ritmo y protagonista que la convierten en una montaña rusa con subidas y bajadas que transitan entre el misterio, el suspense, el thriller y la acción colocando toda su valía en los hombros de Idris Elba. Y con su trabajo no solo nos recuerda su magnetismo y talento para elevar cualquier trama hasta atraparnos sin retorno, sino que consigue que la serie -con todos sus clichés y carencias- sea haya convertido en la historia que espero con más ansias cada miércoles.
En resumen, Secuestro aéreo es una serie que no se anda con rodeos. Podría fácilmente venerar el heroísmo, jugar con el patriotismo o forzar un drama oscuro. Sin embargo, no lo hace. Ni juega con el sentimentalismo ni el melodrama, sino que se propone entretenernos a golpe de intriga a cada minuto. Y lo consigue con creces.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
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