‘And just like that’ y la prueba irrefutable que coloca a Kim Cattrall en un pedestal

Sarah Jessica Parker en la segunda temporada de 'And just like that...' (cortesía de HBO)
Sarah Jessica Parker en la segunda temporada de 'And just like that...' (cortesía de HBO)

Sex and the city está de regreso, una vez más, con canas y a lo loco. Porque la segunda temporada del spin-off que explora la vida sexual, personal y amistosa de sus protagonistas pasados los 50 ha comenzado su periplo con los dos primeros episodios (serán un total de once) ya disponibles en la plataforma de HBO Max. La buena noticia es que And just like that… tiene cosas positivas. Después de los errores cometidos con la primera temporada, se nota que sus responsables han aprendido y quieren mimar a los fans dando una vuelta de tuerca. Sin embargo, en su intento por mejorar las cosas terminan construyendo un pedestal que eleva la ausencia de Kim Cattrall como su gran problema definitivo.

La temporada continúa justo dónde terminó la anterior con Carrie (Sarah Jessica Parker) retomando las riendas de su estabilidad emocional tras la muerte de Big, Miranda (Cynthia Nixon) centrándose en sí misma por primera vez mientras explora su primera relación lésbica y Charlotte (Kristin Davis) continuando en su rol de mujer privilegiada sin mucho que aportar. Y sin Samantha (Kim Cattrall) de nuevo. Porque por mucho que hayan anunciado que la cuarta mosquetera y el personaje más icónico de Sex and the city, hará acto de presencia a través de un cameo sorpresa en uno de los próximos episodios, su ausencia se nota más que nunca. Mucho más que en la primera temporada.

A estas alturas ya conocemos la telenovela que separó a Kim Cattrall de la serie. Ni fue invitada a formar parte de And just like that…, ni tampoco quería estarlo. Sus diferencias creativas con el equipo responsable durante el desarrollo de la tercera película (que fue cancelada tras su rechazo), así como su deseo de pasar página sin querer interpretar a Samantha sin que haya evolucionado, despertaron rumores sobre la posible discordia que mantiene con la protagonista y productora, Sarah Jessica Parker. Que si nunca fueron amigas, que si no se hablaban… Al final, por una cosa o por otra, el personaje más liberal, espontáneo, icónico y gracioso de Sex and the city brilló por su ausencia y fue incrustado en la historia a través de mensajes de texto.

Kim Cattrall y Sarah Jessica Parker (Photo by James Devaney/WireImage)
Kim Cattrall y Sarah Jessica Parker (Photo by James Devaney/WireImage)

De todos modos, tengo una confesión que hacerles. Por mucho revuelo que se montara en torno a la ausencia de Samantha en la primera temporada, reconozco que no la eché en falta. El lamento de Carrie arrastrando su dolor por encima de todas sus amigas y el intento forzado de convertir a la serie en un ejemplo del movimiento ‘woke’, me hizo pensar que el personaje de Kim Cattrall no hubiera encajado. Su humor, liberación sexual y facilidad para quitarle hierro a todos los dramas de la vida (lo hizo con cada ruptura, con su lucha contra el cáncer, etc.) habría sido contraproducente para el intento dramático que tuvieron con la primera temporada. Y que no gustó precisamente por eso. Por haber cambiado el tono original sin necesidad ninguna. Al menos para los fans.

Pero la segunda temporada es otro cantar. Porque And just like that… se renueva trayendo los elementos del pasado que tanto caracterizaron a Sex and the city. Y no hablo del anunciado retorno del Aidan, el exnovio de Carrie protagonizado por John Corbett que conquistó a la audiencia mucho más que Big (Chris Noth), sino del tono sexual, de liberación romántica, de naturalidad física que la convirtió en uno de los mayores éxitos de HBO.

Es cierto que la serie vuelve a rellenar minutos con las amigas nuevas del trío. Esos personajes interpretados por Sarita Choudhury, Karen Pittman y Sara Ramirez que desbordan privilegio o fuerzan la campaña woke del proyecto hasta sacarnos de quicio, y que no conectaron con la audiencia desde la temporada anterior. Spoiler: siguen sin conectar. Sin embargo, a través de un desfile de personajes, lugares y vestuarios que iluminarán la memoria de los fans con guiños a la serie original, así como los arcos narrativos que vuelven al universo de las citas, las rarezas espontáneas que suceden en la búsqueda del amor y la naturalidad sexual, la serie gana puntos.

Porque nos devuelve al pasado con la exploración constante de sus protagonistas, normalizando el contacto físico pasado los 50 con la misma naturalidad que utilizaban para hablar de sexo en los 90. Porque, cuando Carrie, Charlotte y Miranda están en escena, la segunda temporada se siente como una auténtica continuación de Sex and the city. Esta vez sí. Pero con un agujero que se hace más evidente que nunca: Samantha. O Kim Cattrall, que es lo mismo.

Fotograma de 'And just like that...' (cortesía de HBO)
Fotograma de 'And just like that...' (cortesía de HBO)

Porque al extraer lo mejor del pasado y utilizarlo como hilo conductor de la nueva temporada, And just like that… nos recuerda la naturalidad sexual con la que exploraba el universo femenino. Y donde, al final, Samantha siempre brillaba. Por sus comentarios graciosos, por sus opiniones liberales, por su libertad a la hora de hablar de sexo sin tabúes… Es precisamente al devolver la naturalidad sexual, romántica y sentimental de sus protagonistas al primer plano de la historia –y sin el peso del luto de Carrie jugándole en contra– que la ausencia de Samantha se nota más que nunca.

Los responsables de la serie parecen ser conscientes del problema y lo rellenan a través de la nueva amiga de Carrie interpretada por Sarita Choudhury (la experta en bienes raíces que ya conocimos en la temporada anterior) y el resto de personajes añadidos. No obstante, elevar lo mejor de Sex and the city y mejorar la historia, termina siendo contraproducente porque no hace más que construir un escenario que deja en evidencia el agujero que produce la ausencia de Samantha. Al cambiar de táctica nos llevan por el camino del deseo inevitable de querer verla entre el grupo, de preguntarnos qué diría en cada charla entre amigas o situación. Y eso termina siendo un problema porque sentencia definitivamente que, por muchos intentos que hagan, el nivel icónico de Samantha será insuperable e irremplazable. Que su ausencia se va a notar siempre, hagan lo que hagan.

Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.

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