‘Indiana Jones 5’ sufriría de una limitación visual por una razón lógica

Indiana Jones regresará a los cines quince años del estreno de su última entrega. Lo hará con una quinta aventura titulada El dial del destino, que se estrenará en cines el próximo verano y que traerá de vuelta a Harrison Ford como el mítico aventurero. No hay muchos detalles concretos sobre el argumento, solo que estará ambientada en dos espacios temporales, que nos llevará de nuevo a los rincones más inhóspitos del mundo y que los nazis volverán a jugar un papel importante. Por suerte, Disney, ahora responsable de la franquicia tras la compra de Lucasfilm, va poco a poco despejando dudas sobre su rumbo con la publicación de nuevos avances.

Tras un primer tráiler, la compañía del ratón Mickey presentó un nuevo y breve adelanto durante la Superbowl con secuencias inéditas. Aunque apenas dure 30 segundos, la emoción y la adrenalina de volver a ver a Indie en nuevas aventuras y problemas es suficiente para ir calmando nuestro ansia hasta el estreno, sin embargo, estas nuevas imágenes también dejan entrever un problema que, hasta ahora, ninguna entrega de Indiana Jones había palidecido. Y es que el acabado visual de la película luce excesivamente digital.

Aunque los efectos especiales siempre han sido grandes protagonistas en la franquicia, la saga acostumbraba a transportarnos a escenarios reales en junglas, desiertos o montañas que conseguían mayor veracidad en pantalla. No obstante, en las escenas este avance parece que apenas se han movido de un estudio de rodaje y han optado por cromas que simulen todos y cada uno de los escenarios. Es lógico que se abuse de ello para rejuvenecer a Harrison Ford en las secuencias del pasado o en escenas de acción como el salto aéreo de Indie y el nuevo personaje que interpreta Phoebe Waller-Bridge, pero es que hasta los paisajes y escenas de interior lucen artificiosos.

Se puede comprobar a la perfección cuando Indiana camina por una zona verde y montañosa bajo unas vías del tren o en los fondos de lo que parece un palacio de temática árabe, cuyo aspecto visual está muy lejos de lo que hemos visto en otras películas de Indiana Jones. Es lógico pensar que, con el avance de la tecnología, a a los estudios de Hollywood les resulta más barato y sencillo recurrir a técnicas digitales que organizar rodajes costosos en múltiples localizaciones de diferentes lugares del mundo, lo que viene siendo una práctica habitual en blockbusters. Sin embargo, en esta película podemos encontrar una explicación mucho más obvia: La limitación que impone la edad de Harrison Ford.

A sus ya 80 años, es difícil mantener un ritmo de rodaje intenso llevando la grabación a diferentes localizaciones, sobre todo cuando esta requiere de estar en forma para adrenalínicas secuencias de acción y aventuras. Por mucho que Ford siga manteniéndose al pie del cañón, es obvio que tener el mismo ritmo que en los inicios de Indiana Jones en los 80 es algo imposible, y la comodidad de rodar en un estudio beneficia el descanso, las horas de preparación y el tener la mente despejada. Y sin duda, esto se traduce afrontar la película con mayor energía que si tuviera que moverse alrededor de múltiples lugares, pasar horas a la intemperie o grabar escenas de riesgo dependiendo de factores externos.

Esta limitación también se ha dejado ver en trabajos recientes con Harrison Ford como protagonista, como el caso de 1923, el spin-off de Yellowstone donde actúa junto a Helen Mirren cuyo alto desempeño de producción perjudica su protagonismo. Mientras que se nos presenta como el rol principal de la serie, la trama se ve obligada a dejarlo en segundo plano y pasar la espectacularidad a otros secundarios, quienes terminan robando el show mientras el actor de Indiana Jones se limita a conquistarnos con su imperecedera carisma y presencia. Y es que hablamos de un título que apuesta por grandilocuentes escenas de acción y por rodar en exteriores en lugares tan exóticos como África, lo que hace inviable mantener a la vez la veracidad de sus escenarios y secuencias con que Ford acapare el foco.

Por esta razón, si abusar del rodaje en estudio y del uso de efectos digitales se traduce en un mejor desempeño de Harrison Ford, bienvenida sea esta decisión. Al fin y al cabo, lo más importante de esta nueva entrega es volver a disfrutar de su Indiana Jones en plena forma, de volver a ver a su personaje en acción tantos años después y en que tenga una despedida por todo lo alto. Y si esto es así, la digitalización extrema no sería para nada una mala noticia para la saga, más bien todo lo contrario. De hecho, los primeros avances de la película apuntan en esta dirección.

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