A 'Indiana Jones' le sale el tiro por la culata con el rejuvenecimiento de Harrison Ford
Indiana Jones y el dial del destino tenía un gran reto por delante, y no solo con honrar el legado del personaje de Harrison Ford en la que se erige como la aventura final del arqueólogo más famoso del cine. En su idea de ofrecer una historia sobre viajes en el tiempo, sobre un utensilio perdido con la supuesta capacidad de encontrar brechas espaciotemporales, esta quinta entrega de la franquicia ha apostado por recorrer diferentes etapas del personaje, incluido un prólogo en pleno auge del nazismo donde se nos sitúa en los años 40, poco después del periodo temporal donde transcurrieron En busca del arca perdida o La última cruzada.
Con Harrison Ford superando los 80 años, este planteamiento parecía una locura, porque no hay capas de maquillaje que puedan rejuvenecer a un actor al aspecto de hace 40 años. Por suerte, el avance de la tecnología y el desarrollo de técnicas de inteligencia artificial han permitido usar los efectos digitales para esta tarea, lo que ya vimos en series como The Mandalorian, donde gracias a un deepfake se recuperó el rostro de Mark Hamill de la trilogía original de Star Wars sobre el cuerpo de otro actor, o en El Irlandes, en la que Martin Scorsese apostó por convertir a Robert DeNiro, Al Pacino o Joe Pesci en una versión más joven de sí mismos.
Según explicó Ford en una entrevista con Stephen Colbert en The Late Show, Lucasfilm usó la inteligencia artificial para analizar todas las imágenes de hace décadas que el estudio tiene de él, incluido metraje nunca usado. A partir de aquí, él solo tenía que interpretar las escenas con varios puntos pintados sobre su rostro, lo que, usando esta tecnología, automáticamente aplicaba su aspecto de antaño en su cara actual.
“Tienen este programa de inteligencia artificial que puede analizar cada metro de película que posee Lucasfilm”, dijo Ford. “Debido a que hice un montón de películas para ellos, tienen todo este metraje, incluido material que nunca se imprimó, para que puedan extraer la expresión o la textura. No sé cómo lo hacen, pero ese es mi rostro real. Solo pongo pequeños puntos en mi cara, digo las palabras y lo hacen. Es fantástico”.
Viendo los resultados en pequeños clips o imágenes, es realmente impresionante el parecido tan milimétrico que la técnica es capaz de conseguir, con Ford luciendo exactamente igual que en las primeras entregas de Indiana Jones y siendo casi imposible distinguir la recreación digital. Sin embargo, cuando vemos el efecto en movimiento durante la película, en largos diálogos o escenas de acción con el actor jugando con sus expresiones y rango vocal, el resultado cambia radicalmente.
Durante el prólogo, que es donde se ha aplicado esta técnica, es difícil no fijarse en el resultado tan artificial que asola a toda la secuencia. La textura tan perfecta del rostro rejuvenecido de Ford choca en exceso con el grano del resto de la imagen, dejando claro que es un efecto de postproducción que no encuentra concordancia con el resto de elementos en pantalla. Se ve más claro cuando al hablar o moverse por el set se aprecian movimientos extraños, como si de una figura animada se tratase. De hecho, da la impresión de que la cara se mueve a un número de fotogramas por encima del resto de la imagen, contribuyendo a una sensación de hiperrealismo que despierta rechazo.
En mi caso, que vi Indiana Jones y el dial del destino desde las primeras filas del cine apreciando bien cerca estas discordancias, sentí muchas de las secuencias de acción del inicio como un videojuego de hace años, de aquellos de las primeras Play Station que mezclaban personajes animados en 3D con secuencias de vídeo prerrenderizadas en los fondos. Y es que se siente como un muñeco de animación sobre escenarios reales. Además, cuando se junta con los paisajes tan descaradamente digitales que transcurren durante toda la secuencia, la sensación no es muy diferente a la de una película de animación sin terminar de renderizar.
Y ojo, que el rostro de Ford no es el único afectado, porque a Mads Mikkelsen, que da vida al villano de la aventura, también le han rejuvenecido durante el inicio de El dial del destino para marcar la diferencia tras el salto temporal a los años 60, que es donde transcurre la acción principal de la película. Y el efecto luce exactamente igual.
Personalmente, no creo que sea un detalle que afecte al disfrute de esta quinta aventura de Indiana Jones, puesto que su prólogo es tan vibrante y lleno de acción bien ejecutada que terminas haciendo la vista gorda. No obstante, en un primer impacto es difícil no sentir una ligera sensación de pavor ante lo poco pulido que está el efecto rejuvenecedor creado por IA. Aunque, siendo honestos, valorando la edad de Harrison Ford, no había otra opción mejor para arrancar la entrega final del arqueólogo, puesto que esperar más años a que la tecnología se perfeccione o apostar por otra historia sin viajes al pasado cuando esta funciona tan bien son ideas aún menos apetecibles.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
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