Bridget Jones: loca por él, un buen reencuentro con aquella querida vieja amiga
Bridget Jones: loca por él (Bridget Jones: Mad About The Boy, Estados Unidos/2025). Dirección: Michael Morris. Guion: Helen Fielding, Abi Morgan, Dan Mazer. Fotografía: Suzie Lavelle. Edición: Mark Day. Elenco: Renée Zellweger, Hugh Grant, Chiwetel Ejiofor, Leo Woodall, Colin Firth, Emma Thompson, Nico Parker, Isla Fisher, Gemma Jones, Sally Phillips, James Callis, Shirley Henderson. Calificación: No disponible. Distribuidora: UIP. Duración: 124 minutos. Nuestra opinión: buena.
Los años han pasado. La última vez que vimos a Bridget Jones (Renée Zellweger) en pantalla grande, su nueva aventura era el embarazo y la inminente maternidad. Bridget había dejado atrás la tierna juventud, pero no aquella indecisión que la había convertido en la heroína imperfecta de las comedias románticas. No era hegemónica en su físico, ni estable en sus vínculos amorosos, no era diplomática en su vida social, ni organizada y rigurosa en su trabajo. Pero sus fallas la hacían humana y sobre esa humanidad se había construido una idea de comedia que en los años 2000 sacudió los viejos estereotipos: la damisela en apuros, la chica perfecta que elige al chico que la hace sufrir, la heroína sofisticada que solo tiene que bajar de su pedestal. Bridget Jones escribía en su diario para sí misma y para los espectadores, funcionaba como esa voz confesional de las dudas y las incertidumbres, un catálogo de aparentes equivocaciones que la hacían debatirse entre el atildado Mark Darcy (Colin Fith), atractivo pero algo snob, y el incorregible Daniel (Hugh Grant), mujeriego y finalmente el amigo más leal.
Desde la inaugural El diario de Bridget Jones, estrenada en 2001 y basada en el primer éxito de la escritora británica Helen Fielding, sexo y amor finalmente se concretaron, el cuerpo de la protagonista se convirtió en debate dentro y fuera de la pantalla, la madurez cumplió su prometido arribo. ¿Bridget ‘sentaría cabeza’ al ser madre? ¿Qué haría con las arrugas? Preguntas que antes que respuestas despertaron discusiones alrededor del estreno de cada una de las películas: la inmediata secuela en 2004 interrogaba sobre la ‘era de la razón’ del personaje (¿antes era irracional?); El bebé de Bridget Jones (2016) planteaba la maternidad ‘adulta’ como el final de una vida sin ataduras. Ahora el tiempo ha pasado y todo parece haber cambiado para Bridget. ¿Seguirán aquellas obsesiones de bajar unos kilos u ocultar su cuerpo bajo las sábanas?
Bridget Jones: loca por él es una nueva etapa de la heroína que ganó un lugar definitivo en la cultura popular, pero también es una película que regresa a los cimientos de la comedia romántica sin ignorar su historia ni transformar el espíritu de su personaje. Y lo hace con humor y emoción, encontrando un equilibrio posible entre la risa liberadora después de la tragedia y la ironía emergente de las situaciones cotidianas, además de comprender los límites de un género que tiene sus clichés, sus previsibles secuencias de montaje, sus réplicas ingeniosas y sus catástrofes que terminan con un final feliz. Fielding explora la evolución de su personaje como una criatura de ficción, en tanto tiene algo para decirnos sobre su recorrido película a película, pero también en su condición de alter ego, de retrato generacional, de guiño a quienes la vieron por primera vez hace 25 años y se rieron con ella, se agarraron la cabeza con sus malas decisiones, celebraron su resiliencia y la del género que la hizo parte de su imaginario más perdurable.
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Mark Darcy ha muerto. Ese es el punto de partida de esta nueva película. Han pasado cuatro años desde esa pérdida y Bridget intenta empezar de nuevo con dos hijos pequeños y casi 50 años. Los dilemas son reconocibles para todos: el futuro laboral, la soledad, los miedos de la maternidad, el desafío de volver a enamorarse. La estructura de la película es similar a la original: el péndulo entre dos candidatos casi opuestos, los traspiés en un mundo exigente e implacable, los amigos y las complicidades, los padres y su inevitable deterioro. Y también está Daniel, con el sello inconfundible de Hugh Grant, como una garantía de continuidad con aquello que ya conocemos.
La emoción se concentra en la relación con los hijos, en el recuerdo de Mark; el humor, en los avatares de la sexualidad madura, en los persistentes tabúes, y se mezcla con cierto lagrimeo que nos gana la partida. El director Michael Morris hace bien los deberes, mantiene el ritmo, acompaña a su personaje y nos sitúa en nuestro tiempo, pero con espíritu clásico.
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Renée Zellweger vuelve a ser Bridget Jones. Con sus mohínes, su pelo desordenado, su caminar desgarbado. El paso del tiempo, las discusiones sobre las cirugías estéticas y el tema de peso no son un eje impuesto sobre la historia, sino que asoman en discusiones cotidianas y recuerdos que forman parte de su historia. Además de las escenas con Hugh Grant, la mejor dinámica la consigue con Emma Thompson, el personaje que expresa la voz de la más divertida conciencia. Y entonces Bridget Jones: Loca por él es lo que se espera de ella y también lo inesperado, la mejor de la saga en sintonía con la original, la mejor despedida si no supiéramos que siempre habrá un regreso. Y quizás está bien que así sea.