Keanu Reeves choca contra el capricho más agotador de Hollywood en 'John Wick 4'
Desde su primera película en 2014 John Wick siempre apuntó alto. Con cada una de sus secuelas, esta saga de acción protagonizada por Keanu Reeves fue alcanzando nuevas cuotas de adrenalina y frenetismo en una sucesión de secuencias con las que era difícil no terminar extasiado ante su espectáculo cada vez mayor. He de reconocer que al principio no fui nada fan de la franquicia, puesto que su primera entrega me pareció otro thriller genérico de acción sin tregua, pero en cuanto el éxito acompañó al personaje y se pusieron las pilas con el presupuesto y la ejecución de ideas, terminé totalmente rendido ante su magnético universo.
Este punto llegó en la tercera película, donde el frenetismo fue más imparable que nunca, supieron jugar a lo grande con la estética y los entornos y la acción se volvió más potente y cruda que en cintas previas. De hecho, hasta me atrevería a calificar varios de sus momentos como algunas de las mejores secuencias de acción de la pasada década, como sus secuencias nocturnas iniciales en donde las persecuciones y enfrentamientos nos mantuvieron al borde de la butaca a ritmo incesante.
Con este precedente, era de esperar que John Wick 4 llegara con nuevas ideas bajo la manga para aumentar aún más este nivel. Sin embargo, se ha dado de bruces contra un obstáculo que ha generado un efecto más bien contrario. Y la culpa la tiene un capricho de los grandes blockbusters de Hollywood al que el personaje de Keanu Reeves no ha evitado rendirse.
Vaya por delante que he disfrutado mucho John Wick 4. Vuelve a ser otra cinta trepidante repleta de secuencias potentes, violentas e ingeniosas con la que es difícil no salir impresionado, pero creo que está un peldaño por debajo de lo que vimos en su predecesora. Esto es debido a que está llena de puntos muertos, especialmente en su primer tramo. Mientras que las anteriores películas iban directas a la acción y no se andaban con rodeos, esta pausa el devenir de la trama y pone mayor foco en los diálogos y en el transcurso narrativo.
El cambio podía ser positivo si la trama adquiriera profundidad y elevara el universo de John Wick a un nuevo nivel, pero no es el caso. La acción vuelve a ser lo primordial y el resultado es el de llevarnos a la impaciencia e incluso al sopor en algunos tramos. Y todo por alargar la película hasta una duración exagerada de 169 minutos, cuyo único propósito, al igual que ocurre con la mayoría de grandes producciones, es vender al público que el precio de su entrada va a estar más que compensado con un mayor metraje. Y es un lastre en todos los sentidos, incluso en las escenas de acción.
Por ejemplo, el clímax final, donde John Wick vive uno de sus mayores enfrentamientos por localizaciones de París, se alarga durante casi una hora sin ninguna tregua. En él se encuentran algunas de las mejores secuencias de la saga, las que no desvelaré para no entrar en spoilers, pero varias de ellas se sienten repetitivas y alargadas en exceso mientras otras se ven innecesarias y faltas de lógica.
Puede ser el caso de una de las persecuciones en coche que vimos en los trailers, cuya acción es más de lo mismo durante un amplio periodo de tiempo, los personajes realizan acciones carentes de ingenio y la ejecución tras las cámaras se vuelve monótona y fallida. Por muchas carencias que pueda tener una saga de estas características, creo que ninguna otra película de John Wick había fallado en estos detalles, ya que hasta ahora todos sus trucos de acción habían estado perfectamente coreografiados y con un ingenio que pocas producciones del género son capaces de alcanzar. Sin embargo, el empeño de alargar la película más de lo debido, buscar más ideas de las habituales y extender lo inextensible, se traduce en este resultado.
Como digo, es otra cinta de acción de primer nivel, pero es difícil no salir algo decepcionado valorando los saltos de calidad a los que nos tiene acostumbrados John Wick. Al final, el capricho de abarcar más de la cuenta y ceñirse a un esquema que no se adapta a los puntos fuertes de la saga se traduce en un bajón en calidad. De cara al futuro, creo que deberían centrarse en recuperar el ritmo imparable, la variedad de escenas locas y arriesgadas o el ingenio en su puesta en pantalla y no tanto en alargar metraje de cara al marketing.
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