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Comprender los juegos sexuales infantiles (sin tabúes) y cómo guiar a los pequeños en esas etapas

(Getty Creative)
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Cuando los niños y niñas van descubriendo que sus genitales generan placer y comienzan a masturbarse, cuando una pequeña juega a los novios, a mamá y papá con los amiguitos o amiguitas o cuando un peque de dos años y medio se quita los pantalones y enseña su pene en el preescolar, es casi seguro que tendremos a madres y padres preocupados, abuelos escandalizados y docentes asustados.

Prejuicios, temores y desconocimiento sobre la sexualidad en general y especialmente sobre la sexualidad infantil, comportan los mayores obstáculos para el acompañamiento adecuado a lo largo del desarrollo de nuestros hijos e hijas. Es paradójico que nuestras sociedades hipersexualizadas coexistan con el tabú, la desinformación y la vergüenza generalizada de cara a la sexualidad. Seguramente ambos extremos están enlazados por la dinámica causa efecto, explicada por aquella máxima que reza que todo lo que se reprime acaba pervirtiéndose en la sombra y reaparece multiplicado y empeorado. Por eso precisamos con urgencia intravenosa formarnos sobre las etapas sexuales de la infancia como eje importante del desarrollo de nuestros hijos, para comprenderlas y acompañarlas sin interferir.

Insisto en hablar sobre la sexualidad como una realidad mucho más amplia que la genitalidad. Este concepto tomado de la psicóloga especialista en prevención infantojuvenil Yolanda González, lo explica muy bien en pocas palabras, “la sexualidad es un instinto biológico presente en los seres vivos caracterizado por la experiencia subjetiva de placer”. La experiencia placentera es amplia, por tanto una experiencia sexual no es necesariamente libidinización o erotización. La sexualidad es todo lo que genera placer a través de nuestros sentidos. Una rica comida compartida, las caricias amorosas de un familiar o amigo… Sexualidad es todo lo que genera oxitocina y nos hace sentir bien, confortables.

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Apenas nacen, la fuente principal de placer para los bebés es la succión. La succión placentera del pecho de la madre que los orienta a alimentarse, a mantenerse en estado de confort y equilibrio, así como la succión de las distintas partes de su cuerpo, de los objetos, la succión que los orienta a descubrir todo un mundo nuevo a través de la exploración placentera.

El contacto hepidérmico (piel con piel) también es fuente de placer y de seguridad para el bebé y por supuesto fuente de placer para la madre, al igual que la lactancia natural exitosa. Cuando bebé y mamá están la mayor parte del tiempo en confort, todo discurre fluidamente permitiendo que el niño o niña interiorice la experiencia vital y el mundo como algo positivo y seguro permitiéndole pasar a las siguientes fases de su desarrollo sexual.

Más adelante los niños y niñas descubren sus genitales, los tocan y se dan cuenta de que proporcionan placer, entonces aparece la masturbación. Es parte natural del desarrollo sexual de la infancia. En esta, como en otras fases y expresiones del desarrollo sexual infantil, es importante no causar interferencias, no reprimir ni censurar.

Con un buen acompañamiento los pequeñines irán entendiendo la diferencia entre hacerlo públicamente o en privado y buscarán su espacio de intimidad. Los genitales son una parte más del cuerpo humano. Cuando los niños se van descubriendo los pies, las manos y se las tocan o juegan con ellas no les regañamos ni censuramos. Lo mismo debería ocurrir cuando descubren sus genitales y se tocan. Lo que ocurre en la mayoría de los casos –fruto de la represión sexual vivida en la infancia– es que los adultos terminamos ignorando o reprendiendo y reprimiendo a los niños, incluso les transmitimos nuestro rechazo aunque no digamos nada, pensando erróneamente que los niños por pequeños que sean no lo perciben.

Posteriormente, alrededor de los tres añitos cuando comienzan a socializar con sus iguales, la exploración sexual sucede a través del contacto con sus iguales (jugar a los novios, mamá y papá, etc.)

Todas son conductas del desarrollo sexual infantil que deben tomarse con naturalidad, sin escandalizarnos ni reprimir o censurar.

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¿Qué cosas deben preocuparnos de los juegos sexuales infantiles? Precisamos entender que la exploración sexual sana entre iguales se establece sobre dos premisas básicas. La primera es que entre los niños, según sea la etapa evolutiva en la que se encuentren, debe haber una diferencia de edad de alrededor de un año (juegan niños de tres y cuatro; niños de cinco y seis…) La segunda es que no debe haber imposición de una hacia otra de las partes, es decir que el juego suceda bajo el consentimiento de los niños y niñas que participan en él.

Todo esto podemos explicárselo a nuestros hijos o alumnos… También habría que observar si las conductas exploratorias o de juego se corresponden con la edad, es decir, que se trate de juegos exploratorios donde no se manifiesten conductas sexuales propias de adolescentes o de adultos. En estos casos debería descartarse la exposición a la pornografía (lamentablemente muy frecuente en estos tiempos de acceso casi irrestricto a internet), abuso sexual infantil u otras situaciones familiares que pudieran estar afectando a las criaturas y que ameritaría una derivación a la atención especializada para evaluarse.

Es importante no culpabilizar a los niños o niñas. Entender que los juegos sexuales con sus iguales son legítimos y necesarios. En cualquier escenario es importante intervenir sin regaños, condenas o señalamientos que generen malestar en las criaturas y los consecuentes síntomas en su vida sexual presente y futura.

Es muy importante entender que el desarrollo sexual de nuestros hijos está sucediendo cada día de sus vidas desde que nacen. No se interrumpe cuando van a la escuela. Debe, por tanto, acompañarse adecuadamente tanto en casa como en la escuela, sin brechas de contextos. La familia debe participar activamente en el devenir diario de la experiencia escolar de sus hijos manteniendo intercambios constantes, comunicación y acuerdos con los profesores. En este sentido los grupos de formación y acompañamiento continuo para padres y docentes son muy recomendables aprovechando la pertenencia a una misma comunidad educativa.

Como adultos debemos conocer muy bien el funcionamiento real de la sexualidad infantil, superar nuestros tabúes e ignorancia sobre el tema, además de mantener una comunicación abierta, basada en la transparencia y la confianza con los niños y niñas a nuestro cargo, permitiéndoles con respeto la expresión de sus deseos y criterios propios. Desdramatizar con un poco de sentido del humor también ayuda a sobrellevar las situaciones que por nuestros condicionamientos nos avergüenzan o escandalizan.

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