Una controvertida decisión de Hollywood llevó a King Kong al destierro durante 40 años

La secuela olvidada de King Kong tomó un rumbo que hizo desaparecer al simio gigante de Hollywood

'King Kong' pasó a la historia del cine tras convertirse en uno de los grandes éxitos de taquilla de 1933 (Foto:  ullstein bild/ullstein bild via Getty Images)
'King Kong' pasó a la historia del cine tras convertirse en uno de los grandes éxitos de taquilla de 1933 (Foto: ullstein bild/ullstein bild via Getty Images)

King Kong es una de las figuras míticas del cine de aventuras y uno de los iconos de la cultura popular. El éxito de la cinta original de 1933 y su legado ha permitido que este simio gigante siga siendo una de las principales apuestas de Hollywood, como bien reflejó el remake de Peter Jackson o el universo cinematográfico que conforman títulos como Kong: La isla calavera o Godzilla y Kong: El nuevo imperio. No obstante, el prestigio de esta criatura no siempre se ha mantenido en pie, puesto que una controvertida decisión en los años 30 arruinó su devenir en el cine por muchos años.

Todo tiene que ver con la forma en la que RKO, el estudio clásico de Hollywood tras King Kong, gestionó el éxito de la primera película. La compañía, a la que también debemos clásicos como Ciudadano Kane o ¡Qué bello es vivir!, no pasaba por un buen momento económico y se enfrentaba a una crisis de reputación por falta de calidad en sus títulos. Estrenos aclamados como Gloria de un día o Las cuatro hermanitas, ambas protagonizadas por Katherine Hepburn, ayudaron a calmar las aguas, aunque fue el éxito de King Kong el que les dio la llave de la salvación.

Tras su estreno el 2 de marzo de 1933, recaudó más de $10 millones en taquilla ante un coste de producción de solo 670.000 dólares (a través de Heritage Auctions). Esto derivó en beneficios estratosféricos y a que surgiera la idea de convertir a King Kong en una franquicia de aventuras, al igual que otros éxitos de aquellos años como el Tarzán de Johnny Weissmuller. Sin embargo, se lanzaron demasiado pronto a la piscina.

No esperaron ni siquiera un año para desarrollar estos planes, puesto que RKO fijó la fecha de estreno de la secuela de King Kong para navidades de 1933, es decir, solo nueve meses después del debut de la original. Evidentemente, sacar una gran producción adelante en tan poco tiempo es misión imposible, por lo que el proyecto, que fue titulado El hijo de Kong, tuvo que lidiar con un presupuesto menor, un calendario de rodaje ajustado, efectos especiales reciclados y un guion sin pulir.

En la película se nos presentaba otra aventura en la que Carl Denham, el explorador al que daba vida Robert Armstrong en la cinta anterior, organiza otra expedición a la Isla Calavera en busca de nuevos descubrimientos. Allí descubrirá al hijo de Kong, un gorila blanco que no tardará en simpatizar con ellos y ayudarles a sortear los nuevos peligros del lugar.

Volvía a ser un film de aventuras entretenido pero sus carencias eran demasiado exageradas como para pasarlas por alto, sobre todo en comparación con lo que ofreció el film original. Su duración se alargaba poco más de una hora, a lo que hay que sumarle que, por razones obvias de recorte presupuestario, los personajes no visitan la isla calavera hasta aproximadamente la mitad del metraje. Además, aunque volvemos a encontrarnos con interesantes secuencias con el encanto de los efectos especiales en stop-motion, eran mucho más limitadas, reutilizaban demasiados recursos de su predecesora y pasaban por pantalla sin pena ni gloria a través de un trascurso argumental muy pobre.

Como consecuencia, El hijo de Kong se quedó lejos de la calidad de King Kong y emponzoñó el legado del clásico de 1933. En el mismo año que crítica y público se rindieron al simio gigante, este pasó a despertar reacciones mixtas y frías por las innecesarias prisas de su estudio en obtener dinero rápido y fácil. Por ejemplo, Variety, en su reseña original, señalaba esta decadencia en el metraje y en los efectos especiales y hablaba de un “entretenimiento justo”. Lo mismo destacaba The New York Times, que hablaba de su baja calidad en el drama respecto a la original, destacando su vertiente más cómica.

King Kong desapareció de Hollywood

El resultado fue una irremediable pérdida de interés hacia el personaje, por lo que los planes iniciales de RKO de desarrollar una franquicia se esfumaron. De hecho, fue tal la negatividad en torno a este proyecto que Hollywood no volvió a confiar en King Kong hasta los años 70, cuando desarrollaron el remake con Jessica Lange y Jeff Bridges.

Lo curioso es que entre medias, en los años '60, Japón convirtió a la criatura en uno de los grandes protagonistas de sus películas de monstruo en títulos como King Kong contra Godzilla, King Kong escapa o en una serie de animación para televisión. Precisamente, las ideas que Hollywood ha rescatado estos últimos años para desarrollar su universo cinematográfico de éxito con estos personajes.

Al final, quedó claro lo mucho que patinaron hace casi un siglo exprimiendo la gallina de los huevos de oro con tanta prisa, porque las oportunidades que ha dado King Kong a lo largo de los años han sido numerosas. Si se lo hubieran tomado con calma, hubieran desarrollado una buena secuela y hubieran vuelto a conquistar como con la cinta original, tal vez hubiéramos tenido muchas más cintas clásicas de este mítico simio, de esas aventuras tan entrañables de antaño que, pese al paso de los años, sigue siendo un placer revisitar.

Si quieres descubrir El hijo de Kong, puedes rentarla a través de servicios como AppleTV. De todos modos, el personaje regresa a los cines el 28 de marzo con Godzilla y Kong: El nuevo imperio.

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