La actriz de ‘Gremlins’ que se salvó del abismo de Hollywood por perseguir un sueño
Phoebe Cates fue una de las estrellas de Gremlins, el clásico de los 80 dirigido por Joe Dante y producido por Steven Spielberg. Fue la encargada de dar vida a Kate Beringer, el interés romántico de Billy, el protagonista interpretado por Zach Galligan. Ambos se enfrentaron a estas diabólicas criaturas tanto en la cinta original de 1984 como en la secuela estrenada en 1990, sin embargo, pese a grabar su nombre en la historia del cine en un título tan mítico, la carrera de la actriz nunca despegó y con los años terminó desapareciendo de Hollywood. Pero su vida profesional no terminó ahí. De hecho, terminó haciendo un sueño realidad.
Era hija de un productor de cine llamado Joseph Cates, por lo que el legado familiar le permitió introducirse en la industria a temprana edad. No obstante, su pasión por el mundo de la moda, las joyas y los accesorios la llevó a iniciar su carrera en el modelaje entrando en la cartera de agencias como Studio 54 o posando para revistas como Seventeen, publicación en la que protagonizó varias portadas cuando era adolescente. Su sueño pasaba por continuar creciendo en este sector, pero finalmente se decantó por probar suerte en Hollywood. Y no le fue nada mal en sus primeros años.
En su debut actuó en historias románticas y juveniles propias de la década de los 80. Su primera película fue Paradise, un intento de aprovechar el éxito de El lago azul que protagonizó con 19 años en 1982. No tardó en dar que hablar en Hollywood, ya que justo después trabajó junto a Sean Penn, Jennifer Jason Leigh y Nicolas Cage en Picardías estudiantiles, la mítica comedia de culto dirigida por Amy Heckerling. Tal fue la repercusión de este título que le llovieron papeles en películas adolescentes similares como Private School, lo que también fue clave para ser elegida por Spielberg y Joe Dante para coprotagonizar Gremlins.
Los casi 150 millones de dólares que recaudó Gremlins confirmaron el gran momento profesional de Phoebe Cates. De hecho, revistas como Harper’s Bazar la incluyeron como una de las mujeres más bellas de 1984. Sin embargo, tal vez porque en una comedia de terror de estas características el público solo tuvo ojos para sus seres temibles, este éxito no se materializó en la consolidación de su carrera. En años posteriores se limitó a comedias que fueron un fracaso de crítica y taquilla como Un ángel muy especial o Shag y su incursión al drama en Luces de una gran ciudad con Michael J. Fox tampoco funcionó. Fue entonces cuando se replanteó su vida.
En 1989 se casó con el actor Kevin Kline, quien un año antes ganó el Óscar por su trabajo en Un pez llamado Wanda. Cuando tuvieron a sus hijos Owen y Greta en 1991 y 1994, la prioridad de la actriz pasó a estar en su familia, por lo que poco a poco fue desligándose de Hollywood. Según recoge el medio Country Living, ambos acordaron turnarse para trabajar y cuidar a los niños, pero Phoebe, aunque en los 90 se siguió dejando ver en la secuela de Gremlins, Maldito Nick o La impostora, prefirió dejar su trabajo de lado y desarrollar otros planes profesionales mientras cuidaba a sus hijos.
Estos planes pasaban por recuperar su sueño adolescente en el mundo de la moda. Así, tras retirarse definitivamente del cine en los 2000, abrió una boutique llamada Blue Tree en Madison Avenue, Nueva York. En entrevistas con medios como Cool in Your Code contó que la idea le surgió tras mudarse al barrio, donde sintió que faltaba un lugar con productos de moda y accesorios personalizados que cubriera todas las áreas. A publicaciones como Travel and Leisure detalla que el proyecto laboral también está influenciado por su experiencia familiar, definiéndola como una “tienda de mamá y papa”.
A través de su página web o sus perfiles en redes, pueden verse los diferentes productos de moda, joyas y accesorios que vende en Blue Tree, negocio que ahora mismo es su actividad económica principal. Su único regreso a la interpretación fue en 2015, cuando prestó su voz al videojuego LEGO Dimensions donde su personaje de Gremlins tenía una aparición. Al final, por triste que fuera el rumbo de su carrera en Hollywood y estuviera cerca de caer en el abismo de las estrellas rotas, Phoebe Cates terminó viviendo una vida profesional y personal plena, cumpliendo su sueño y teniendo un destino feliz en familia junto a Kevin Kline, con quien sigue casada.
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