La foto de Steven Spielberg que solo una generación comprende (y siente)

BERLÍN, ALEMANIA - 21 DE FEBRERO DE 2023: Steven Spielberg llega a la alfombra roja del estreno de 'The Fabelmans (Die Fabelmans)' & Oso de Oro Honorario y homenaje a Steven Spielberg' durante el 73º Festival Internacional de Cine de Berlín en el Palacio Berlinale en Berlín, Alemania (El crédito de la foto debe ser P.Lehman/Future Publishing a través de Getty Images)

Steven Spielberg es símbolo de cine viviente. Un cineasta que una amplia generación asocia a recuerdos de la infancia, personajes clásicos, bandas sonoras que reconocemos con una sola nota musical y escenas que quedaron grabadas para siempre en la memoria colectiva del mundo. Su nombre es sinónimo de calidad, de historias que emocionan, de experiencia cinematográfica. En otras palabras, es sinónimo de amor al cine. Y es por eso que una reciente fotografía tomada en el Festival de Berlín tiene un significado que unifica a generaciones de cinéfilos en un mismo sentimiento: pura magia nostálgica.

El rey Midas de Hollywood se encuentra disfrutando un momento dulce en su carrera. A los 76 años vuelve a estar nominado al Óscar a Mejor Director por novena ocasión (lo ganó dos veces por La lista de Schindler y Rescatando al soldado Ryan) y lleva meses recibiendo el aplauso del público, la crítica e industria por Los Fabelman. Una película donde vierte toda su experiencia como visionario para el cine dramático y comparte con el mundo la historia de su infancia, la influencia de su madre en el desarrollo de su faceta artística pero también el conflicto familiar vivido por una infidelidad y el divorcio consecuente. Y después de ser reconocido por el Sindicato de Directores con palabras de admiración por parte de varios cineastas, voló hasta Berlín para recibir el Oso de Oro en reconocimiento a toda su carrera. Y fue allí, en medio del efusivo recibimiento del público, que se encontró con un viejo amigo: un peluche de E.T. El extraterrestre al que abrazó como si fuera su hijo predilecto.

En cuestión de segundos dejaba una foto para la posteridad que resume en silencio la conexión secreta que sigue existiendo entre él y nosotros, aquellos que vivimos la amistad de Elliot y el extraterrestre con la inocencia más pura de la infancia.

BERLÍN, ALEMANIA - 21 DE FEBRERO DE 2023: Steven Spielberg llega a la alfombra roja del estreno de 'The Fabelmans (Die Fabelmans)' & Oso de Oro Honorario y homenaje a Steven Spielberg' durante el 73º Festival Internacional de Cine de Berlín en el Palacio Berlinale en Berlín, Alemania (El crédito de la foto debe ser P.Lehman/Future Publishing a través de Getty Images)

Porque Steven Spielberg abraza a E.T. como si fuera el ser más amado del planeta con mirada de abuelo bonachón, y enseguida nos provoca sensaciones de añoranza. En mi caso, la nostalgia se abrió paso con una sonrisa espontánea que me recordó instantáneamente el legado de E.T. El extraterrestre en la infancia de todos aquellos que crecimos en los 80s y 90s, esa era en que el rey Midas de Hollywood afianzó su lugar como director influyente entre futuros cineastas y espectadores en general.

La tristeza del alienígena tras ser abandonado, la amistad forjada con Elliot y sus hermanos, los momentos de risa, drama y adrenalina. Todos queríamos ser Elliot, vivir esa aventura y salir volando en bicicleta. Todos queríamos un E.T. -por un ratito- en nuestras vidas. Y ese abrazo de Spielberg al muñeco resume precisamente esa emoción compartida por un personaje de la ficción que nos emocionó, conmovió e influyó como cinéfilos en potencia.

Si deslizan en esta publicación de Instagram podrán ver el vídeo del momento:

Y es que esa imagen, en realidad, solo surte efecto entre los que crecimos entre 1980s y 1990s. Dudo mucho que las nuevas generaciones comprendan lo que transmite la imagen de este abuelo feliz abrazando a un peluche en un evento público. Básicamente porque el mensaje no necesita palabras. Es algo que comprendemos a golpe de emoción y nostalgia. Una consecuencia directa de la huella que esta película dejó en la infancia de generaciones puntuales. Generaciones que no quisieron meterse en el mar después de ver Tiburón (1975), que quería conectar con alienígenas tras ver Encuentros cercanos del tercer tipo (1977) o soñó con ser arqueólogo por culpa de Indiana Jones y los cazadores del arca perdida (1981). Todo eso influencia marcada por el sello de Steven Spielberg.

E.T. El extraterrestre llegó a continuación, en 1982, y con un guion escrito por la fallecida Melissa Mathison que supo empapar una idea original de Steven Spielberg con sabor a blockbuster. Porque E.T. estaba basada en el amigo imaginario que Steven se inventó para lidiar con el divorcio de sus padres cuando era niño.

Y el éxito fue estratosférico. Quizás muchos ya no lo recuerden, pero E.T. superó a La guerra de las galaxias (1977) como la película más taquillera de todos los tiempos, manteniendo el título hasta el estreno de Jurassic Park once años más tarde. El merchandising también fue descomunal con el muñeco extraterrestre siendo el juguete más vendido de las navidades de 1982 (Fuente:The Guide to United States Popular Culture). Es más, se vendieron 15 millones de unidades a tan solo tres meses del estreno. Según el libro Steven Spielberg: Master of Movie Magic, en 1998 habían generado más de mil millones de dólares en ventas de merchandising como prueba definitiva del peso que esta figura tuvo en la infancia y desarrollo de muchos adultos modernos.

Y es que no solo fue un fenómeno puntual de las salas tradicionales. E.T. se convirtió en uno más dentro de millones de hogares, rompiendo récords en ventas de VHS y ganando millones de dólares con el Home Video. Fue alquilada más de 6 millones de veces en las primeras dos semanas que estuvo disponible en videoclubs en 1988 (Upi). ¿O quién no la alquiló en los años 90s o la volvió a ver en alguna reposición televisiva? E.T. El extraterrestre estuvo presente en la infancia de millones de personas, de una manera u otra.

Los Ángeles - ALREDEDOR de 1982: E.T.: El extraterrestre y Steven Speilberg posan para un retrato en Los Ángeles, California (Foto de Aaron Rapoport/Corbis/Getty Images)
Los Ángeles - ALREDEDOR de 1982: E.T.: El extraterrestre y Steven Speilberg posan para un retrato en Los Ángeles, California (Foto de Aaron Rapoport/Corbis/Getty Images)

En resumen, E.T. pasó por nuestras vidas en forma de personaje de película, muñeco, peluche, etc. siendo una figura que quedó conectada para siempre con la inocencia de una etapa. De nuestra infancia. De un cineasta que, como dijo en Berlín al recibir su reconocimiento, sigue sintiendo “las mismas ansiedades y miedos” que lo atormentaban cuando hizo su primer largometraje, Reto a la muerte (Duel), hace 50 años. “La alegría eléctrica que siento el primer día de trabajo como director es tan imperecedera como mis miedos, porque no hay un lugar que me sienta como en mi casa que cuando estoy en un set” dijo desde el escenario (vía Variety) resumiendo, así, esa pasión cinematográfica que transmitió con E.T El extraterrestre. y todas sus películas. Una pasión que, con 76 años, ni siquiera avista el deseo de querer tirar la toalla. “Mientras haya alegría para mí, y mientras mi audiencia pueda encontrar alegría y otros valores humanos en mis películas, soy reacio a decir que se ha terminado” sentenció.

Y por eso ver a Steven Spielberg abrazando a E.T. con esa añoranza que transmite en la imagen despierta un latido especial entre toda esa generación en particular. Un latido que retumba con el mismo sonido cálido de la nostalgia.

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