"Cepillín" y la pelea con Emilio Azcárraga que lo vetó de Televisa y cambió su destino
Hubo un momento a mediados de la década de 1970, en el que la imagen de "Cepillín" era inescapable: ya fuera por su programa cotidiano de TV -el más popular de la barra infantil, que se transmitía por canal 2 para toda la república y tenía más rating incluso que las telenovelas -, o porque había toda clase de merchandising con su figura: cómics, golosinas, juguetes y discos LP con las canciones que cantaba en su programa (todavía hoy, hay miles de adultos que pueden cantar de memoria temas como "La feria de Cepillín", con solo oír unos cuántos acordes).
Esto, que hoy en día es bastante común - de hecho, muchas franquicias de entretenimiento dirigidas al público menor, están precisamente pensadas para vender juguetes y golosinas- en esa época era algo insólito. Porque además nunca había existido un payaso como Ricardo González Gutiérrez, nacido en Monterrey, Nuevo León, el 7 de febrero de 1946.
Donde los payasos tradicionalmente lucían un maquillaje y un atuendo muy específicos y casi institucionales - zapatos grandes, pelucones, maquillaje que transformaba la cara, narices de goma y muchas escarolas en cuello y puños, "Cepillín" era contrastante (y causaba molestia a payasos más convencionales como "Bozo", que en la TV mexicana era su competencia directa) y vino a generar una nueva manera de ejercer el arte del "Clown", que se tradujo en la posterior aparición de personajes como la exitosa troupe "Qué payasos", el payaso (y político) "Lagrimita" o incluso, de alguna forma, los llamados "Wapayasos", el conjunto de fisicoculturistas (y presuntos strippers) que usan maquillaje en sus presentaciones personales, que para nada van dirigidas al público infantil.
"Cepillín" era fresco y diferente, porque era un muchacho joven, de cabello moderadamente largo (la moda de la época), con un maquillaje que se volvió icónico — la mitad de la cara sombreada en negro, ojos con 'lágrimas' y mucho delineador, labios blancos y como único toque de color, el rojo escarlata aplicado a su propia nariz- y en vez de usar ropa extravagante, llevaba siempre atuendo casual: al principio overoles de colores vivos o camisetas a rayas y pantalones negros, un look que admitió habría tomado él y su prometida (posteriormente esposa), Aidée Guajardo, del famoso mimo francés Marcel Marceau, al que admiraba.
El origen del personaje es una anécdota curiosa en sí, porque González nunca estudió para ser payaso; ni siquiera lo había considerado en un principio. Proveniente de una familia de clase media de Monterrey, González creó a su alter ego -al que también distinguía de sí mismo al hablar con voz de falsetto al estar en personaje - como parte de una campaña de higiene dental promovida por la facultad de odontología de la Universidad de Monterrey, y él había empezado a usar una nariz de payaso y la voz característica para hacer más livianas las visitas a su consultorio de los niños que le tenían miedo al instrumental del dentista.
Invitado por el gerente del canal local de TV de Monterrey, a fines de 1971, Ricardo comenzó a aparecer en cápsulas que promovían la higiene dental -irónicamente antes de convertirse en imagen de numerosas golosinas y refrescos altos en azúcar-, y el nombre de "Cepillín" venía de identificarse con un cepillo de dientes. Así, por espacio de cinco años, González (ayudado por Aidée Guajardo, que era inseparable suya) creció a nivel de celebridad local, pasando de las cápsulas en los programas noticiosos a tener su propio programa de variedades y concursos infantiles por las tardes, olvidando su consulta dental.
A fines de 1976, el propio Emilio Azcárraga Milmo, alertado del éxito del personaje por los propios ejecutivos de la televisora regiomontana, vio una gran oportunidad comercial y lo trajo a trabajar en Ciudad de México - existen versiones de que fue el propio González quien tomó esta decisión, pero contrastan con la de diversos ejecutivos y publicistas, que señalaron que fue Azcárraga, ese gran hacedor de estrellas, quien lo hizo traer con un contrato que posteriormente generaría problemas de largo alcance para el joven payaso.
Recién casado con Aidée - su primer hijo, Ricardo, 'Cepi', nació en 1981, y el segundo, Roberto 'Franky', en 1984. Su hija Aydé, en 1985-, González llegó a Televisa y fue, tal como lo había previsto Azcárraga, un éxito sin precedentes: este era un payaso para la nueva generación que, lo mismo bailaba música disco (y sí, era un excelente bailarín), que cantaba que hacía algunos trucos de magia, y sabía entretener a los niños hablándoles en un lenguaje que entendían.
Esto suscitó envidias de otros payasos - el ya mencionado "Bozo", que había adquirido los derechos del personaje estadounidense y que al aparecer "Cepillín" fue relegado a hacer apariciones en el interior de la república y a la televisión estatal- y también una oleada de productos comerciales, además de fijarlo en la memoria de niños y preadolescentes de esa época que hoy son celebridades por mérito propio, como Luis Miguel, Héctor Suárez Gomís, Salma Hayek, Lucero, Gloria Trevi (que además era su paisana), Jaime Camil, Benny Ibarra y hasta el hoy polémico Erik Rubín.
Todos ellos crecieron con sus canciones y lo vieron en la pantalla. En el particular caso de Yuri, la cantante veracruzana que ya estaba destacando, en 1978 tuvo la oportunidad de participar con él en la película 'Milagro en el circo', abriéndole de par en par las puertas de la fama a la joven entonces casi quinceañera.
Sin embargo, en 1980 se acabó el programa abruptamente y "Cepillín" regresó por un tiempo a Monterrey, manteniendo un bajo perfil, y dando pie a muchas especulaciones. Pero más allá de cualquier chisme, la verdad estaba ligada a los negocios. Alegando que el personaje era creación suya y por ende, de su propiedad, González quiso obtener mayores ganancias, pero no contaba que estas eran controladas por su contrato con Azcárraga, y si este así lo decidía, él no podría usar el personaje sin su consentimiento.
Esto derivó en que cesaran las transmisiones, desaparecieran los cómics y los discos y los juguetes, ya que existía un embargo mientras duró la batalla legal en tribunales entre los abogados del magnate mediático y el joven intérprete y al cabo de tres años, González pudo demostrar que él era creador del personaje y que éste era suyo. Azcárraga, aburrido de lo que consideraba una nimiedad, concedió la derrota, pero "Cepillín" ya no volvió a las pantallas de Televisa, sino hasta 1990, y sin el éxito que antes había tenido.
Para sostenerse, "Cepillín" fue imagen de un circo itinerante, también tuvo programas en televisoras independientes de Nuevo León y participó en algunas campañas publicitarias (aunque "Cepillín" no podía salir en la TV a nivel nacional por Televisa, al encontrarse vetado, por lo que no aparecía en comerciales); pero no perdió el optimismo y de hecho, junto con sus hijos quiso seguir adelante en el mundo del entretenimiento, pero ya nada fue igual: su gran momento pasó, la mayor parte de sus ganancias se perdieron en el pleito y posteriormente en negocios sin éxito y malas inversiones, así que para cuando manifestó problemas graves de salud, ya no tenía el estatus que antes.
"Cepillín" —que fue un fumador por años - murió de cáncer en los huesos, a los 75 años, prácticamente sin dinero, pero eso sí, rodeado por la fama que cultivó en casi 50 años de ser un personaje diferente y emblemático, con el amor de la familia que creó y sobre todo, de los muchos adultos que, famosos o no, recordaban cómo iluminó sus infancias, y lo ayudaron, como pudieron, a morir en paz.
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