El otro poder de la telenovela, más allá del entretenimiento

Aunque la telenovela latinoamericana tuvo gran auge en los años 80 y 90, hoy permanece vigente en un formato más dinámico y actual. (Photo by MARTIN BERNETTI / AFP) (Photo by MARTIN BERNETTI/AFP via Getty Images)
Aunque la telenovela latinoamericana tuvo gran auge en los años 80 y 90, hoy permanece vigente en un formato más dinámico y actual. (Photo by MARTIN BERNETTI / AFP) (Photo by MARTIN BERNETTI/AFP via Getty Images)

Con el inmenso auge que tuvo en los años 80 y 90, la telenovela se convirtió hasta en objeto de estudio y aunque atrás quedaron los años de gloria, ha logrado renovarse y permanecer vigente, al punto que más que un producto televisivo dentro del género de ficción es parte representativa de la cultura latina, con lo bueno y lo malo que eso implica.

Además, dado su peso e influencia puede ser un canal para enviar mensajes importantes a las comunidades latinas tanto en sus países de origen como en los países a donde se han establecido como inmigrantes, con lo cual también es una vía de conexión.

De hecho, Vicki Mayer, profesora de estudios estadounidenses de la Universidad de California, Davis, explica en un artículo académico de la institución que las telenovelas en español también contribuyen a que la juventud hispana en Estados Unidos mantenga sus lazos familiares y culturales, mientras definen su identidad como estadounidenses.

Las telenovelas en español también contribuyen a que la juventud hispana en Estados Unidos mantenga sus lazos familiares y culturales, mientras definen su identidad como estadounidenses. (Getty Creative)
Las telenovelas en español también contribuyen a que la juventud hispana en Estados Unidos mantenga sus lazos familiares y culturales, mientras definen su identidad como estadounidenses. (Getty Creative)

Además, puede que la telenovela latinoamericana haya servido también para que en la cultura estadounidense tenga una idea de algunos rasgos de la cultura latina, con sus errores y aciertos, pero sobre todo sigue influyendo poderosamente en la comunidad hispana en Estados Unidos. Así lo explica el periodista, investigador y documentalista de la telenovela, Néstor Luis Llabanero, quien coincide con que estos seriados sí tienen el poder para ofrecer una imagen sobre los países y los ciudadanos que las producen.

Por ejemplo, cuando uno ve en pantalla a un personaje rezando a la Virgen de Guadalupe, se sabe que se trata de un mexicano. Y cuando uno ve ese apego entre un mismo núcleo familiar se sabe que es la manera de ejercer la familiaridad y el afecto de casi todos los países de América Latina”, dice.

Creo que Brasil ha sido el punto más lúcido de cómo vender un país a partir de los personajes de una telenovela. Buena parte de la producción de telenovelas de Brasil sí ha respondido a ese ofrecimiento de cómo es el alma, el pueblo y la realidad a partir de lo que cuentan. Y, por supuesto, han hecho un buen mercadeo de un ciudadano con preocupaciones urbanas”, destaca Llabanero.

Auge y vigencia: de La Cenicienta a los narcos

"Históricamente, cuatro países definieron el mapa dramático del continente, por eso no podría ser tan específico en mencionar una sola telenovela como la más influyente o importante. Yo soy Betty, la fea, -que tuvo adaptaciones en muchos países incluyendo Estados Unidos y México-, Café con aroma de mujer, Pasión de gavilanes han trascendido más allá de Colombia. Cristal, Kassandra, La Dama de Rosa y Abigail son excelentes ejemplos de éxito de Venezuela. Los ricos también lloran, Corazón salvaje, Marimar, entre otras, refieren la fortaleza de la producción de México. Brasil tiene títulos de temáticas diversas que fueron muy exitosas como El Clon, La esclava Isaura y Avenida Brasil, entre muchos otros”, enumera Llabanero, dando cuenta de gran alcance internacional de estas producciones que hoy se enfocan como propuestas más actuales, pero que no pierden su esencia de drama.

"Yo soy Betty, la Fea" fue tan exitosa que tuvo sus adaptaciones en Estados Unidos, protagonizada por America Ferrara, y en México, con Angélica Vale como "La Fea Más Bella". (Photo by Karen Neal/Disney General Entertainment Content via Getty Images)
"Yo soy Betty, la Fea" fue tan exitosa que tuvo sus adaptaciones en Estados Unidos, protagonizada por America Ferrara, y en México, con Angélica Vale como "La Fea Más Bella". (Photo by Karen Neal/Disney General Entertainment Content via Getty Images)

Y es que hoy en día la telenovela ha logrado subsistir a las nuevas maneras de consumir contenidos. Ya no se trata del horario estelar frente al televisor de la casa, sino que asumió el formato más dinámico de la serie, más aún con el auge del streaming. Ejemplo de ello son ¿Quién mató a Sara?, que se convirtió en el estreno de habla no inglesa más visto en Netflix Estados Unidos; o La Reina del Flow, producción colombiana que tuvo éxito en México, Argentina, Colombia y España, por decir algunos.

Otro ejemplo del éxito que puede tener el producir dentro de ese delgado hilo entre telenovela y serie es la mexicana, La Casa de las Flores, que dejó para la posteridad personajes célebres como Paulina de la Mora, quien se convirtió hasta en un referente de moda.

Son muchas las producciones que con este nuevo formato han ampliado y refrescado el rango de la telenovela tradicional para difundir no solo aspectos de nuestra cultura, buenos y malos, sino también mensajes contundentes para la comunidad latina.

Sin embargo, quizás el éxito se mantenga en base a los temas tradicionales: el romanticismo, la ilusión. De hecho Llabanero comenta que la telenovela debe venderse como un cuento de fantasía. Por años se ha recreado la historia de Cenicienta y considera que “la fortaleza de la telenovela realista actual está siendo desaprovechada por los productores y escritores que han preferido crear series de narcotráfico, lo cual ha creado un estereotipo del latino como pueblo violento y de países gobernados por la sinrazón. Sabemos que la realidad no es esa, pero ha habido una mercadotecnia de la mafia en las series que actualmente se producen”.

Aislinn Derbez, Verónica Castro y Cecilia Suarez son tres de las protagonistas de
Aislinn Derbez, Verónica Castro y Cecilia Suarez son tres de las protagonistas de "La Casa de las Flores". (Photo by Manuel Velasquez/Getty Images)

Adicionalmente, el machismo, el racismo y el clasismo, como parte de los estereotipos culturales en torno al latino, son elementos frecuentes, y aún así hay que decir que también se han podido establecer mensajes como la importancia de la familia, de la solidaridad, la permanente lucha por surgir, por la aceptación, entre otros tópicos que, además, se desarrollan con una inmensa capacidad profesional en todos los niveles de la producción audiovisual, lo cual han convertido a la telenovela en una bandera que unifica a Latinoamérica ante el mundo.

De esta manera, la telenovela seguirá sigue allí, viva, quizás rediseñada para dirigirla a un público más joven, influenciada por nuevos mercados, como el turco o el asiático, contando realidades, algunas más exageradas que otras; pero sobre todo como ejemplo de diversidad y de conexión cultural, a través del drama, la acción y el romance.

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