Las siestas que tomas en el día podrían ser un indicador de futuros problemas de salud

Un estudio reciente reviso la relación entre dormir siestas frecuentemente y el desarrollo de presión arterial alta y accidentes cerebrovasculares isquémicos. (Getty Creative)
Un estudio reciente reviso la relación entre dormir siestas frecuentemente y el desarrollo de presión arterial alta y accidentes cerebrovasculares isquémicos. (Getty Creative)

No podía creer que fuese cierto, pero sí. Un nuevo estudio concluye que dormir siestas puede estar relacionado con algunos problemas de salud.

Según revela la American Heart Association, un estudio reciente vincula el hecho de dormir siestas con mayor riesgo de desarrollar presión arterial alta, y de sufrir derrames cerebrales. ¡Lo que nos faltaba!

Calma pueblo. No entremos en crisis, que una siesta nos la merecemos todos, sin angustias. Veamos al detalle de qué se tratan estos resultados.

Para la investigación, publicada en la revista Hypertension, los científicos se preguntaron si existía alguna relación entre la presión arterial alta, los accidentes cerebrovasculares isquémicos y tomar siestas con frecuencia. Para ello, se utilizó un análisis observacional de los individuos durante un lapso de tiempo largo, y la aleatorización mendeliana, que es un método que analiza la variación medida en genes para evaluar el efecto que un factor de riesgo tiene sobre enfermedades.

La mayoría de las personas que manifestaron dormir siestas con regularidad fueron hombres, con nivel educativo más bajo, y menos ingresos. (Getty Creative)
La mayoría de las personas que manifestaron dormir siestas con regularidad fueron hombres, con nivel educativo más bajo, y menos ingresos. (Getty Creative)

Millones de personas en el mundo disfrutan de dormir una siesta diaria, por lo cual resultó interesante para los investigadores determinar los efectos que este hábito tiene. Por lo cual se analizó la información genética, médica y de estilo de vida de 500.000 personas de entre 40 y 69 años de edad que proporcionaron frecuentemente y con regularidad muestras de orina, sangre, saliva y también datos sobre sus hábitos de vida. Además, a un porcentaje de los participantes se les realizaron varias encuestas, entre el año 2006 y 2019, sobre sus hábitos para dormir la siesta.

De los 500.000 participantes, se excluyeron todos los que tuviesen historial de presión arterial alta antes del inicio del estudio o que habían sufrido un derrame cerebral, con lo cual quedaron 360.000 participantes, los cuales se dividieron en grupos relacionados con la frecuencia con que tomaban siestas, siendo “nunca/rara vez”, “a veces” o “generalmente”, y se les hizo seguimiento a lo largo de 11 años.

Así se descubrió que, en primer lugar, la mayoría de las personas que toman siestas con regularidad son hombres, con nivel educativo más bajo, y menos ingresos. Además son personas que suelen sufrir de insomnio, roncar e ingerir alcohol y tabaco. En comparación con las personas que nunca tomaban siestas, o a veces lo hacían, eran personas con mayores hábitos nocturnos.

Tomar una siesta no es perjudicial, pero lo que hay que observar es que muchas personas lo hacen porque duermen mal durante la noche, y eso sí afecta la salud. (Getty Creative)
Tomar una siesta no es perjudicial, pero lo que hay que observar es que muchas personas lo hacen porque duermen mal durante la noche, y eso sí afecta la salud. (Getty Creative)

El grupo que respondió tomar siestas generalmente, tuvo 12% más probabilidades de desarrollar tensión alta, y el doble de probabilidades de sufrir un ataque cerebrovascular. Asimismo, los menores de 60 años dentro de este mismo grupo, tuvieron un 20% más probabilidades de aumentar su tensión arterial, en comparación con las del grupos que nunca tomaba siestas, dentro de su mismo rango de edad.

En comparación con las personas que informaron que nunca tomaban siestas, las personas que normalmente tomaban siestas tuvieron un 12% más de probabilidades de desarrollar presión arterial alta y un 24% más de probabilidades de sufrir un ataque o derrame cerebral.

Además, y aún más impresionante, se observó que en las personas que aumentaron su frecuencia de tomar siestas de “a veces” a “generalmente”, también aumentó el riesgo de desarrollar estas afecciones en un 40%, y además, se determinó quienes dormían siestas regularmente eran propensos genéticamente a sufrir de la tensión alta.

La recomendación es procurarnos una rutina de sueño que realmente sea reparadora para no tener la necesidad de descansar durante el día todos los días. (Getty Creative)
La recomendación es procurarnos una rutina de sueño que realmente sea reparadora para no tener la necesidad de descansar durante el día todos los días. (Getty Creative)

El especialista en sueño Michael A. Grandner, profesor universitario y director Clínica de Medicina Conductual del Sueño e Estados Unidos dijo al portal de la American Heart Association que tomar una siesta no es perjudicial, pero lo que hay que observar es que muchas personas lo hacen porque duermen mal durante la noche y esto está asociado directamente con problemas de salud, y dormir durante el día no compensa lo que no se recuperó en el organismo durante las noches. “Este estudio hace eco de otros hallazgos que generalmente muestran que tomar más siestas parece reflejar un mayor riesgo de problemas de salud cardíaca y otros problemas”, dijo.

De esta manera, la recomendación es procurarnos una rutina de sueño que realmente sea reparadora para no tener la necesidad de descansar durante el día todos los días. Adquirir hábitos saludables para dormir mejor; tomar siestas una o dos veces por semana, que no sean de más de media hora, en caso de necesitar tomarnos una pausas y así como tratar de equilibrar los excesos a lo largo de nuestro día, evitará no solamente que nos sintamos agotados o no rindamos durante el día, sino entrar en estas estadísticas sobre las que aun hay mucho por investigar.

Esta investigación ofrece muchas más oportunidades de profundizar puesto que solo analizó personas de mediana edad, de ascendencia europea, por lo que no se puede generalizar el resultado. Adicionalmente, no se compararon datos de duración de las siestas, sino solo la frecuencia, y queda por examinar cuál es el mecanismo biológico que influye en que la siesta esté relacionada con estas afecciones.

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