¿Qué es la leche de brujas y por qué aparece en algunos recién nacidos?

Madre con su bebé recién nacido sobre el pecho
(Ariel Skelley,Getty Images)

Ver que, del pecho de su recién nacido, sale un líquido blanquecino puede causar gran preocupación o angustia entre los progenitores, que se harán, sin duda, un sinfín de preguntas: ¿qué es eso?, ¿por qué lo tiene?... Sin embargo, no es motivo de alarma, pues por extraño que parezca, se trata simplemente de leche. Se la conoce popularmente como leche de brujas, si bien su término científico es el de galactorrea del recién nacido.

Y no es más que “la leche que secretan algunos recién nacidos a través de las mamas ingurgitadas”, como explica la Dra. Belén García Pimentel, pediatra de la Unidad de Neonatología del Hospital Universitario de Fuenlabrada. Y no se da exclusivamente en niñas, sino que “puede presentarse en ambos sexos”, nos aclara. El motivo de que pueda darse tanto en niños como en niñas es que, al nacer, no hay diferencias en cuanto al desarrollo de las glándulas mamarias (esta diferencia surgirá posteriormente).

No se recomienda manipular la mama para intentar favorecer el drenaje, ya que aumenta el riesgo de sobreinfección

¿Por qué se produce la leche de bruja?

La galactorrea del recién nacido tiene una incidencia baja, pues se da en torno al 5 de los recién nacidos, según un artículo publicado en la revista Pediatría Atención Primaria, publicación oficial de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria. Esto hace que haya mucho desconocimiento en torno a ella, por lo que los padres y madres en cuyos bebés ha aparecido este tipo de leche se preguntan por qué, cuál es la razón por la que su hijo ha segregado este líquido que, se supone, únicamente segregan las mujeres que acaban de dar a luz, precisamente para amamantar a su bebé.

¿A qué se debe entonces? Si viviéramos en la Edad Media, la respuesta seguramente se asociaría a un origen mágico o divino; de hecho, el nombre de leche de brujas procede de esta época histórica y, como cabía esperar, se bautizó así al líquido blanquecino que segregaban algunos bebés porque se creía que era producto del encantamiento de una bruja.

Recién nacido amamantado por su madre
(Getty Images)

Lógicamente, la causa que lo produce no tiene nada que ver con algo paranormal. La galactorrea del recién nacido “se debe a una proliferación benigna del tejido glandular mamario de los recién nacidos como respuesta a una hipersensibilidad a los estrógenos maternos que atraviesan la placenta durante el embarazo”, nos indica la Dra. García Pimentel. “Se cree que la caída de los niveles de estrógenos tras el nacimiento estimula la liberación de prolactina en el recién nacido, responsable de la secreción de esta leche”.

Se da, por lo general, en niños y niñas nacidos a término (en la semana 40, en concreto) y, si bien la composición es similar a la de la leche materna, puede aparecer igualmente tanto en recién nacidos que toman el pecho como en aquellos que son alimentados mediante leche de fórmula.

Es necesario aclarar que lo que el pecho de estos recién nacidos segrega no son, en absoluto, grandes cantidades de leche, sino pequeñas gotitas. Estas contienen, por cierto, importantes cantidades de grasa, como ocurre en la leche materna, que es lo que permite, en parte, alimentar al bebé.

¿Qué implica que un recién nacido segregue ‘leche de brujas’?

Una vez que sabemos que su origen es fisiológico, ¿qué implica la aparición de la leche de brujas en el recién nacido? ¿Puede ser indicativa de algún tipo de patología? ¿O, quizás, de un desarrollo físico diferente? “No”, responde con contundencia la pediatra de  Neonatología del Hospital de Fuenlabrada. “Es una situación benigna que tiende a resolverse por sí sola en las primeras 2 ó 3 semanas de vida, por lo que no requiere de ningún tratamiento”.

Eso sí, es importante tener cuidado en cómo actuamos cuando aparece la galactorrea del recién nacido. “No se recomienda manipular la mama para intentar favorecer el drenaje, ya que aumenta el riesgo de sobreinfección”, advierte la doctora. El mayor riesgo, por tanto, puede ser una mastitis, cuyo tratamiento pasaría por la ingesta de antibiótico.