Yahoo Estilo Una película de Leonardo DiCaprio marca claramente su carrera (y no es 'Titanic')
Titanic fue un punto de inflexión de la carrera de Leonardo DiCaprio. La asistencia masiva a ver el clásico de James Cameron, que en 1997 se convirtió en la película más taquillera de la historia sin ajustar sus datos por inflación, hizo que pocos se resistieran a sus encantos ante esta dolorosa y sentimental historia de amor que nos dejó con el corazón roto. El actor ya vino pisando fuerte en los 90 con títulos como The Basketball Diaries, Romeo+Julieta o La sangre que nos une, pero un éxito de estas dimensiones terminaría por consolidarle como la estrella juvenil del momento en Hollywood. Sin embargo, el actor aun debía pasar una prueba de fuego.
Siendo un rostro joven, la industria se empeñó en usar su talento con proyectos que resaltaran su carisma por encima de todo. Solo hay que fijarse que tras Titanic protagonizó La playa de Danny Boyle, donde su aura de seductor romántico jugó un papel esencial en sus parajes tropicales, o El hombre de la máscara de hierro, donde el juego de doble identidad se apoya en su potente presencia.
Pero, siendo sinceros, este tipo de proyectos no sustentan una carrera a largo plazo. El tiempo no pasa en balde para nadie y la edad hubiera expulsado a DiCaprio de estos roles enfocados a perfiles juveniles. Debía de hacerse valer en proyectos de prestigio académico, centrarse en el cine adulto y abrirse nuevas puertas en Hollywood, un rumbo que lo distanciaba de la reputación que se ganó en los 90. Por suerte, ser la estrella del momento también permite trabajar con directores de alto estatus, lo que le ayudó a encontrar la película con la que consolidaría su trayectoria.
Debemos remontarnos a comienzos de los 2000, cuando trabajó con Steven Spielberg en Atrápame si puedes y con Martin Scorsese en Pandillas de Nueva York. Sus dotes interpretativas demostraron que era mucho más que un galán romántico, sabiendo adaptarse a proyectos de rasgos tan diversos como esta comedia con Tom Hanks o a los habituales dramas criminales del director de Taxi Driver o Casino. No obstante, necesitaba consolidar este apoyo de Hollywood y que su prestigio empezara a traducirse en premios u otros reconocimientos que lo elevaran a la cima. Y Scorsese le dio esa oportunidad.
Con motivo del estreno de Killers of the Flower Moon en el Festival de Cannes 2023, el responsable de El lobo de Wall Street ha hablado sobre su confianza en actores como DiCaprio o Robert De Niro, que vuelven a protagonizar este nuevo trabajo suyo que llegará a los cines a finales de año. Scorsese destaca que se siente como una figura paterna con todos ellos, puesto que cuando uno trabaja a gusto con alguien siente que debe cuidarlo y apoyarlo.
“Debido al tema de muchas de las películas, parecía haber un nivel de comodidad entre Robert De Niro y yo. Nada fácil, por cierto, pero un nivel de comodidad al saber que podíamos llegar a un lugar. Es posible que no pueda verbalizar cuál es ese lugar, pero juntos probablemente podríamos encontrar algo”, comenzó verbalizando Scorsese para Deadline. “Leo también se volvió así, y gran parte de eso sucedió en 'El aviador'”.
Después de Pandillas de Nueva York, el buen trabajo de DiCaprio llevó a Scorsese a volver a contratarlo en su siguiente película. Fue entonces cuando se consolidaría una amistad que terminó elevando al actor a ser una estrella incomparable del séptimo arte, puesto que el enfoque más dramático y pausado de El aviador le hizo ver una belleza interpretativa no al alcance de cualquiera. Y obviamente, no iba a dejar pasar la oportunidad de apostar por un intérprete así en su filmografía.
“Hubo algunas escenas que hizo con Cate Blanchett que me dejaron anonadado, me pareció muy hermoso. Y aprendió mucho como persona, o eso me dijo”, continuaba afirmando sobre DiCaprio. “Tal vez era un niño pequeño que estaba creciendo. Tengo hijas, no tengo hijos, así que tal vez es como si estuviéramos dando tumbos y es casi como ser padre en cierto modo. Pero, guau. Y luego hicimos Infiltrados y simplemente floreció".
El aviador, más allá de ser un recital del talento dramático de Leonardo DiCaprio, lo llevó a obtener su primera nominación a los Óscar en la categoría de Mejor Actor Protagonista, premios que no lo habían vuelto a tener en cuenta desde que optó a la estatuilla dorada en la categoría de Reparto por ¿A quién ama Gilbert Grape? en 1993. Pero lo más importante es cómo lo condujo a futuras colaboraciones con Scorsese en Infiltrados, La isla siniestra o El lobo de Wall Street que le situarían como un peso pesado de Hollywood anclado con grilletes a la cima.
Solo hay que fijarse en que otros cineastas de prestigio como Edward Zwick, Sam Mendes, Christopher Nolan, Clint Eastwood, Quentin Tarantino o Alejandro González Iñárritu le empezaron a dar un no parar de oportunidades de oro que le trajeron un sinfín de éxitos en taquilla y reconocimientos. Diamante de sangre, Solo un sueño, El origen, J. Edgar, Django sin cadenas o Revenant. El renacido, son películas que llegaron después de este punto de inflexión que fue El aviador, y es posible que sin la confianza de Scorsese todo esto no hubiera ocurrido.
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