Por qué los niños no se deben "entrenar" para dejar el pañal y cómo enfrentar este hito en su desarrollo

En la mayoría de los preescolares del mundo prohíben llevar pañales a partir de los tres años de edad. Sin embargo no todos los niños alcanzan la madurez fisiológica para dejar el pañal a esa edad. Este escenario se convierte en una fuente de malestar para las criaturas y por su puesto en un quebradero de cabeza para madres y padres poco antes y durante el inicio escolar. No son pocos los que me preguntan ¿qué hago? ¿entreno a mi pequeño o pequeña para que deje los pañales? La respuesta es un rotundo NO.

El modo en que acompañemos la despañalización afecta positiva o negativamente aspectos vinculados con la seguridad, autoestima, autoprotección, sensación de capacidad, iniciativa de responsabilidad de tu hijo o hija. (Getty Creative)
El modo en que acompañemos la despañalización afecta positiva o negativamente aspectos vinculados con la seguridad, autoestima, autoprotección, sensación de capacidad, iniciativa de responsabilidad de tu hijo o hija. (Getty Creative)

A los niños no se les entrena para dejar el pañal. ¿Por qué? Porque controlar esfínteres es una función fisiológica que al igual que caminar, se establece por sí sola y con muy poca estimulación una vez que tu hijo o hija madura las capacidades para ello. Estadísticamente, la mayoría completa el proceso diurno, nocturno, caca y pipí, entorno a los cuatro años. Sin embargo algunos lo consiguen antes y otros después.

Consecuencias de adelantar la retirada del pañal

Presionar a tu hijo o hija para que deje el pañal cuando aún no ha madurado, sería como arrancar una fruta verde del árbol. Nunca madurará bien.

Forzar la maduración fisiológica de los niños es una forma de violencia poco entendida como tal. Apresurar a los niños para que dejen el pañal provoca consecuencias sobre aspectos fundamentales de su desarrollo neurológico, físico y emocional. Puede crear retrasos en el establecimiento de la capacidad de retener o soltar la orina y las heces a voluntad. Es lo que en algunos casos explica por qué los niños tienen escapes nocturnos después de los siete años, o acaban sufriendo de retención de heces y estreñimiento.

El control de esfínteres es la primera experiencia de control de las criaturas sobre sus propios cuerpos, en la que además se involucran sus genitales. Así de delicado es este hito del desarrollo y por tanto la necesidad de acompañarlo respetuosamente. Siempre hay una primera vez que nos marca para siempre, y esta es una de ellas. El modo en que acompañemos la despañalización afecta positiva o negativamente aspectos vinculados con la seguridad, autoestima, autoprotección, sensación de capacidad, iniciativa de responsabilidad de tu hijo o hija.

Pero es que aún cuando no existieran secuelas, solo por razones éticas, obligar o presionar a los niños a dejar los pañales antes de tiempo, es inadmisible. Imagínate que alguien fuerce a un adulto con incontinencia a quedarse sentado durante largo tiempo en el inodoro hasta que vacíe la vejiga aunque no tenga ganas, o le quitemos la posibilidad de llevar compresas o pañales para que cuando se moje, sienta vergüenza y “aprenda” a ir al baño sin tener “accidentes”. Imaginemos estar todo el tiempo detrás recordándole y presionándole para que vaya al baño. Esto sería una violación a su derecho a la integridad física, psíquica, a la intimidad y la propia imagen. Es más o menos lo que se hace con los niños para entrenarlos a dejar el pañal.

Los padres no controlan los esfínteres del niño, es el niño quien controla sus esfínteres. Lo que tenemos por hacer como padres y luego como sociedad es esperar por ellos y adaptar las necesidades organizativas del hogar, las guarderías o centros escolares a las del niño para garantizar su derecho a un desarrollo pleno, con respeto a sus ritmos madurativos, su salud, su integridad, dignidad e intimidad.

¿Es legal prohibirle a mi peque ir en pañales al centro escolar?

Lamentablemente la mayoría de los centros escolares imponen como una obligación la condición de llevar a los niños sin pañales a partir de los tres años. Ante este escenario los padres tenemos que optar por informarnos bien sobre la normativa de la institución educativa y su vinculación con las leyes locales e internacionales de protección de la infancia.

Lorena Moncholí, abogada experta en derecho sanitario, de familia y la infancia, creadora de un programa de empoderamiento jurídico llamado mujeres que actúan, ofrece información legal para actuar de manera resolutiva en estos casos. Comienza por señalar que todas las personas tenemos los mismos derechos, entre ellos los que he mencionado en el ejemplo anterior: a la integridad física y psíquica, a la intimidad, a la propia imagen, honor y dignidad.

Los progenitores en ejercicio de nuestras obligaciones estamos en el deber de hacer que se cumplan con nuestros hijos. Pero los niños incluso tienen más derechos que las personas adultas por su condición de vulnerabilidad y dependencia.

Existe un principio fundamental denominado Interés Superior del Niño vinculado a la Declaración Internacional de los Derechos del Niño y a las leyes de protección de la infancia. Este principio establece que en todas la medidas y decisiones que adopten instituciones públicas o privadas, debe primar o prevalecer el interés superior de los niños sobre cualquier otro interés que pudiera entrar en conflicto. Por tanto los centros escolares deben adaptar sus normativas, necesidades regulativas, derechos del profesorado, a la satisfacción de la necesidades básicas de los niños y niñas, otorgándoles siempre prioridad.

Con lo cual es ilegal prohibir a un niño que vaya sin pañales si aún los necesita o que se nieguen a responsabilizarse de atender oportuna y respetuosamente las necesidades higiénicas de los niños.

Lamentablemente las madres comentan con frecuencia experiencias en las que sus pequeños permanecen sucios por escapes de orina o heces durante períodos de espera incómodos y humillantes en la escuela. El profesorado se justifica amparado en la normativa escolar que prohíbe el uso de pañales y que exige que los niños ingresen a partir de los tres años con el proceso de control de esfínteres establecido.

¿Cómo enfrentar la prohibición del centro escolar?

  • Haz labor educativa, informa al centro escolar sobre los derechos de tu hijo o hija. Propón espacios de formación para padres y docentes sobre etapas evolutivas en la primera infancia y sus necesidades que incluyan el control de esfínteres y la despañalización respetada.

  • Pide las normas del centro escolar, revísalas y exige que estén vinculadas con el principio de interés superior del niño.

  • Si el centro escolar se niega o no responde a tus reclamos, entonces actúa, procesa las quejas por escrito en el centro escolar así como las denuncias del caso a las instancias pertinentes (inspecciones educativas, defensorías…)

  • Mientras tanto puedes recurrir a los pañales de aprendizaje que vienen a ser casi lo mismo que las bragas o calzoncillos permitidos. Nadie los puede prohibir.

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Berna Iskandar es divulgadora y asesora de crianza alternativa.

www.conocemimundo.com

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