Martin Scorsese destroza el doble estándar entre el cine y los maratones de series
‘Los asesinos de la luna’ dura 206 minutos, recibiendo quejas de antemano y peticiones de pausas
La nueva obra maestra de Martin Scorsese aterriza en cines el próximo 19 de octubre y un día después en Apple TV+. Una producción monumental, detallista y arrebatadoramente atrapante que no deja a nadie indiferente. Los asesinos de la luna cuenta con el aprobado unánime de la crítica (97% en Rotten Tomatoes), el atractivo infalible de contar con dos pesos pesados de la taquilla como son Leonardo DiCaprio y Robert De Niro y una historia arrolladora. Pero hay quienes piensan que su duración es un problema. Y a ellos les respondió el cineasta, señalando la hipocresía de las quejas en pleno bombazo de las series y el streaming.
Los asesinos de la luna es una historia de genocidio y sangre en la última frontera que dura 206 minutos. Es decir, 3 horas y 26 minutos, convirtiéndola en una de las películas más largas del año, superando a Oppenheimer con 26 minutos de diferencia. Y mientras muchos espectadores vuelcan sus expectativas en redes sociales, embriagados por el fervor cinematográfico de estar a punto de ver una de las películas más esperadas del año; otros se quejan de su duración como si fuera un suplicio concentrarse durante casi tres horas y media en una película, o criticando que no haya intermedios a mitad del metraje. El director es consciente de este tipo de reacciones y no ha tardado en destrozarles el discurso señalando el doble estándar entre el cine y los maratones de series.
“La gente dice que son tres horas, pero vamos, te puedes sentar delante del televisor y ver lo que sea durante cinco horas”, dijo el director a Hindustan Times. “A su vez, hay muchas personas que ven teatro durante 3.5 horas. Hay actores reales sobre el escenario, no te puedes levantar ni dar un paseo. Le das ese respeto. Dale un poco de respeto al cine”.
Incluso James Cameron dijo algo parecido al defender los 192 minutos de duración de Avatar: el camino del agua. "No quiero que nadie se queje de la duración cuando se sienta y mira [televisión] durante ocho horas", declaró a la revista Empire. “Casi puedo escribir esta parte de la reseña. 'La agonizantemente película larga de tres horas...' Es como, dame un jodido descanso. He visto a mis hijos sentarse y ver cinco episodios seguidos de una hora. Este es el gran cambio del paradigma social que tiene que ocurrir: está bien levantarse para ir a orinar”.
Y tienen razón. Por ejemplo, la duración de 206 minutos de Los asesinos de la luna equivaldría a unos cuatro o cinco capítulos de una serie promedio. O nueve si hablamos de una sitcom como Friends. Es decir, duraría menos que los maratones de series que muchos espectadores se pegan cuando se estrena la nueva temporada de Bridgerton, The Witcher, The Crown o la serie que esté de moda viendo una tanda completa de una sola sentada.
Ya sea por el hábito instalado por Netflix de estrenar temporadas completas en el mismo día, o por los cambios en el consumo de series perpetrado por el bombazo del streaming -sobre todo a raíz de lo mucho que se afianzó en la cotidianidad del ser humano durante la pandemia- lo cierto es que no solemos ver series de un capítulo a la vez. Si hay varios episodios disponibles y nos gusta la historia (o tenemos tiempo de sobra) es muy probable que terminemos viéndola completa o, al menos, varios capítulos. Uno detrás de otro sin movernos del sillón.
Por eso, pedir intermisiones o quejarse porque una película dure 3 horas y 26 minutos, resulta contradictorio con los nuevos hábitos de consumo. Como señala Martin Scorsese, existe una costumbre instaurada en el espectador de streaming que fácilmente puede trasladarse al cine. Si no nos cuesta nada quedarnos inmóviles durante un maratón de series, tampoco debería costarnos con una película de la misma o menor duración.
UNA OBRA MAESTRA DONDE CADA MINUTO CUENTA
Esta contradicción se hace más notoria en el caso de Los asesinos de la luna. Porque si bien existen ejemplos de películas a las que hubiéramos eliminado varios minutos de sobra, como fue el caso de El irlandés (con sus 209 minutos), King Kong de Peter Jackson (187) o las tres entregas de El Hobbit (cada una de ellas), la nueva producción de Martin Scorsese es un ejemplo perfecto que demuestra que, cuando se exprime cada minuto a favor de la historia, la duración de una película tiene más que ver con la narrativa y una experiencia cinematográfica efectiva, que con alargarla más de la cuenta.
Lo viví en primera persona durante la proyección para prensa en el Festival de Cine de Londres. La sala estaba llena de periodistas (mientras se llenaban otras dos a continuación), sirviendo como reflejo tangible de la expectativa que rodea a cada estreno de Martin Scorsese. Al entrar en el cine nos esperaba un acomodador, recordándonos la duración para que, si necesitábamos ir al baño, fuéramos antes de empezar la proyección. Y puedo confirmarles que, a lo largo de esas tres horas y media, tan solo vi una persona levantarse y salir de la sala, para volver minutos más tarde. Y es que Los asesinos de la luna es una película que te envuelve con todos sus matices. Es tan redonda que esos 206 minutos pasan volando.
Basada en el libro de David Grann -pero con la acertada decisión de cambiar la perspectiva, posando su narrativa a través de la mirada de sus víctimas en lugar de la investigación del FBI-, Los asesinos de la luna gira en torno a los asesinatos cometidos contra la Nación Osage en 1920s. La comunidad nativa que, tras ser trasladada a otras tierras encontraron petróleo, convirtiéndolos en las personas más ricas del planeta per cápita. Leonardo DiCaprio interpreta a Ernest, un recién llegado, medio lerdo y ventajista, que sigue los consejos de su tío y contrae matrimonio con una nativa americana millonaria. Robert De Niro es Bill ‘King’ Hale, ese tío manipulador y de segundas intenciones. Un personaje que el actor y amigo de Scorsese eleva como una sombra siniestra.
Es un regalo cinematográfico ver a las dos musas masculinas de Scorsese interactuar por primera vez juntos en una de sus películas (aunque es la tercera que Leo y Bob ruedan juntos desde La sangre que nos une de 1993 y Mi vida como hijo en 1996), imponiendo catedra artística como dos de los actores más emblemáticos de sus respectivas generaciones. Aunque, sin dudas, la actuación más emotiva proviene de Lily Gladstone, el interés amoroso de Ernest que ve cómo su familia va desapareciendo en misteriosas circunstancias. Su silencio es tan devastador como su mirada irradiando miedo, ansiedad y profundo dolor.
Los asesinos de la luna es una historia épica, un thriller criminal, un western (el primero del director neoyorkino) pero, también, un ensayo crítico sobre la pérdida de la moral en el género true crime. Un análisis respetuoso, íntimo y enorme al mismo tiempo. Es una pieza cinematográfica grandiosa que refleja la madurez artística de un cineasta que siempre deja huella. Y les aseguro que esos 206 minutos son lo de menos.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
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