'Megalodón 2: El gran abismo' y la oportunidad perdida con el terror que le pasa factura

Una escena del thriller de acción de Warner Bros. Pictures y CMC Pictures
Una escena del thriller de acción de Warner Bros. Pictures y CMC Pictures "Megalodón 2: El gran abismo", (Foto cortesía de Warner Bros Pictures)

Hacer una secuela conlleva aplicar la fórmula del más y mejor, amplificar lo que funcionó en la primera película sin caer en la repetición ni hacer pensar al público que verá más de lo mismo. Cuando hablamos de un subgénero tan saturado como el de tiburones, esta tarea puede turnarse en una misión imposible, sobre todo cuando cada año salen más y más cintas que explotan a estos depredadores marinos con ideas de lo más alocadas. Y es justo lo que le ha ocurrido a Megalodón 2: El gran abismo.

Su predecesora fue una de las grandes sorpresas en taquilla de 2018. No fue una cinta rompedora, pero ver a Jason Statham enfrentarse a una criatura gigante prehistórica en secuencias repletas de acción y diversión supuso un entretenimiento de altura, de ahí su éxito. No obstante, difícilmente podían levantar una secuela repitiendo esquemas, sobre todo por lo básica que era la idea en la que se sustentaba.

Así, su continuación ha apostado por incluir una mezcla de ideas de lo más dispares para mantener el nivel, sin embargo, ninguna acaba por funcionar y Megalodón 2 termina sumida en la falta de interés. Y da especialmente rabia teniendo en cuenta que entre ellas hay conceptos con un potencial que nunca se explota, sobre todo en su acercamiento al género de terror.

Más allá del pavor de ver a un Megalodón, la primera película se quedó lejos de acercarse al género de horror. No era su intención, puesto que priorizaba la diversión y la locura de sus situaciones por encima de todo lo demás. De hecho, buscó acercarse al mayor público posible con una calificación +13 en lugar de la habitual R para adultos propia del terror. Es por ello que no tenía expectativas en que Megalodón 2: El gran abismo me sorprendiera en este aspecto, pero, en su tramo medio, da con una fórmula idónea para mezclar lo mejor de la acción con una experiencia opresiva, una idea que además es perfectamente adaptable a la diversión para (casi) todos los públicos que busca el film.

En esta ocasión, el personaje de Jason Statham y su equipo se ven atrapados en las profundidades marinas tras una misión fallida. Tras toparse con un malévolo operativo minero y ver sus naves destrozadas, deberán caminar por el fondo del abismo enfrentándose a todo tipo de peligros: Oscuridad, falta de oxígeno, los megalodones y una variopinta nueva variedad de criaturas prehistóricas. Es decir, una experiencia que reúne todos los ingredientes para un ambiente tenso y escalofriante, donde se podía jugar con la opresión y la hostilidad del entorno para mantenernos pegados a la butaca. De hecho, no pude parar de pensar en que tenía todo a su favor para recrear el horror de clásicos como Alien 2: El regreso.

Mezclado con las secuencias de acción y las locuras absurdas y divertidas que desfilan por pantalla, tenían la oportunidad de aventurarse en lo mejor del terror y la ciencia-ficción sin rozar nada explicito que les diera una calificación para adultos. Sin embargo, todos estos elementos pasan sin pena ni gloria. Pese a contar con un director como Ben Weathley, bien curtido en el cine de género con propuestas más que interesantes como Rascacielos o Free Fire, la película se siente vaga a la hora de arriesgar y explorar sus muchas posibilidades, dejando las nuevas ideas de lado para volver a aquello que ya vimos en su predecesora.

Y es que a partir de su último tramo Megalodón 2 deja los abismos y regresa a la acción la superficie, donde, otra vez, el tiburón gigante, ahora acompañado de otras criaturas, desata el caos en costas y playas con Statham al filo del cañón. Es decir, más de lo mismo y sin un punto diferenciador que salve a la película de la monotonía, el cual lo podía haber encontrado en las ideas tan destacables que vimos en la parte previa.

Una escena del thriller de acción de Warner Bros. Pictures y CMC Pictures
Una escena del thriller de acción de Warner Bros. Pictures y CMC Pictures "Megalodón 2: El gran abismo", (Foto cortesía de Warner Bros Pictures)

Ya desde los avances se preveía que la película sería más de lo mismo. De hecho, se ha dejado ver en la taquilla de Estados Unidos, donde la respuesta del público no ha sido tan entusiasta como con su predecesora. Mientras que Megalodón abrió en 2018 con 45,4 millones de dólares, la secuela se ha tenido que conformar con 30, apuntando a que su final estará lejos de los 145,4 millones con los que la primera cinta cerró su recorrido en salas. Además, su puntuación en Cinemascore, la encuesta a pie de sala que recoge la opinión del público, su calificación B- también ha sido inferior a la B+ de su anterior entrega.

En otros mercados como China, donde ha abierto con 53 millones frente a los 50 de la anterior entrega, el interés se ha mantenido, aunque no se puede pasar por alto que es una producción muy enfocada a satisfacer al público del gigante asiático. De hecho, pese al bajón en Estados Unidos, a nivel global ha conseguido recaudar 142 millones de dólares que ya superan su coste de producción de 129 y que auguran un final en torno a los 400-450 millones. Será inferior a los 530,5 de Megalodón, pero aun así constituirá un nuevo éxito para Warner Bros.

Sin embargo, siento que de haber potenciado su lado terrorífico, de haber jugado con las muchas ideas que plantea en su primer tramo de expediciones submarinas, habría ido un paso por encima del entretenimiento liviano que fue su predecesora, con sus consecuentes mejores resultados en crítica y taquilla. Y es que ver a Jason Statham haciendo locuras impensables frente a megalodones puede ser divertido una primera vez, pero la segunda se siente como una cinta rutinaria en la que cuesta mantener el interés. O al menos así ha sido mi caso.

Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine 54.

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