Mel Gibson y la pelea juvenil sin la que nunca hubiera alcanzado la fama

El actor estadounidense Mel Gibson en el set de 'Mad Max 2: The Road Warrior', escrita y dirigida por George Miller. (Foto de Sunset Boulevard/Corbis vía Getty Images)
El actor estadounidense Mel Gibson en el set de 'Mad Max 2: The Road Warrior', escrita y dirigida por George Miller. (Foto de Sunset Boulevard/Corbis vía Getty Images)

Llegar a la cima de Hollywood no es solo cuestión de tener talento, también entran en juego factores externos con los que casi sin quererlo se puede acabar convertido en una estrella de la noche a la mañana, como le ocurrió a Mel Gibson en los inicios de su carrera.

El actor y director, a quien debemos cintas como La pasión de Cristo o Corazón Valiente, dio sus primeros pasos en el séptimo arte en Australia, donde se mudó junto a su familia en los años '70 y comenzó a destacar con directores como George Miller o Peter Weir a través de míticos títulos como Mad Max o Gallipoli. Pero no fueron sus habilidades interpretativas las que lo llevaron a encabezar estas producciones que se grabaron en la historia del cine, más bien una violenta pelea que tuvo en su juventud.

Aunque hoy veamos Mad Max como una franquicia multimillonaria por la que han desfilado estrellas de la talla de Tina Turner, Charlize Theron, Tom Hardy o Anya Taylor-Joy, en sus inicios fue una película de bajo presupuesto para la que el director George Miller solo contó con 350.000 dólares. Para reducir costes y sacar adelante la producción, una de las decisiones que se tomaron fue contratar a actores desconocidos sin caché alguno, por lo que se organizó un casting abierto a cualquier persona.

Gibson, que por aquel entonces solo había trabajado en la serie de televisión The Sullivans y en la película Summer City con papeles secundarios, no tenía intención alguna de hacer las audiciones de Mad Max, pero una casualidad del destino hizo que los responsables de las pruebas terminarán fijándose en su perfil y se involucrara en el proceso de selección. Y todo ocurrió cuando acompañó a un amigo a un casting y se quedó esperándole en la recepción de la agencia de actores.

No era uno de los mejores días de Gibson, ya que el fin de semana anterior había tenido un desencuentro con un equipo de rugby que derivó en una fuerte pelea entre ambas partes. El rostro del actor, que no salió ganando en el enfrentamiento, acabó hecho trizas, un aspecto con el que difícilmente se plantearía presentarse a una audición. Sin embargo, mientras esperaba a su amigo, su cara destrozada llamó la atención de los responsables de Mad Max, que estaban en el mismo local realizando la búsqueda de actores. Y fue entonces cuando surgió la oportunidad de su vida.

"Dejé a un amigo porque lo habían llamado a una audición. Lo llevé, lo dejé y lo esperé en la sala de espera junto a las chicas de la agencia de casting, aunque lo había pasado fatal ese fin de semana”, comenzaba explicando en los extras del DVD/Blu-Ray de la edición coleccionista de Mad Max (a través de Express). No salí con la cara bonita. Me enfrenté a la mitad de un equipo de rugby y simplemente no salí ganando, así que me veía bastante mal".

Al buscar un actor de rasgos violentos que encajara en la acción postapocalíptica de este clásico de los '70, el rostro demacrado de Gibson les hizo creer que era una opción idónea para interpretar a un personaje como Max y encarar las persecuciones y batallas extremas que planteaba la película. Por ello, no dudaron en sacarle fotografías, presentarlas a los responsables de la película y pedirle a Gibson que participara en el casting.

El actor estadounidense Mel Gibson en el set de Mad Max, escrita y dirigida por el australiano George Miller. (Foto de Sunset Boulevard/Corbis vía Getty Images)
El actor estadounidense Mel Gibson en el set de Mad Max, escrita y dirigida por el australiano George Miller. (Foto de Sunset Boulevard/Corbis vía Getty Images)

"Me tomaron fotos con polaroids porque yo tenía, en realidad, todos los colores del arco iris. Las pusieron y dijeron: '¡Necesitamos monstruos en esta película! Cuando te recuperes, ven a vernos'", continuaba relatando el actor y cineasta. "Yo era un actor joven y no tenía trabajo, así que pensé, ‘¿qué diablos?’. Entonces eso fue motivación suficiente, aunque podría haber sido un comercial para un limpiador de inodoros y hubiera querido optar igualmente para ganar dinero.

Dos semanas más tarde, cuando su rostro ya estaba completamente recuperado, Mel Gibson regresó dispuesto a ganarse un papel en Mad Max. Lo curioso es que nadie supo reconocerlo con su aspecto normal, pero en cuanto les hizo ver que era el hombre que unos días atrás apareció demacrado en la agencia, inmediatamente le concertaron una reunión con el director George Miller, quien terminó dándole el rol protagónico de esta exitosa saga de acción. Y el resto es historia.

Mad Max arrasó en taquilla, directores de prestigio como Peter Weir le ofrecieron proyectos como Gallipoli o El año que vivimos en peligro, Hollywood no dudó en darle papeles de héroe de acción y dos décadas más tarde pudo sacar adelante sus propios proyectos y arrasar en premios con cintas como Corazón Valiente. Lo que vendría en las décadas siguientes es otro cantar, con un declive profesional rodeado de polémicas y escándalos personales que lo llevaron a ser desterrado de Hollywood durante toda una década. Figuras como Robert Downey Jr. abogaron por el perdón y su regreso, iniciando un proceso de redención en 2016 cuando su película bélica Hasta el último hombre logró seis nominaciones al Oscar, incluso en la categoría de Mejor Director para Mel Gibson. No lo ganó pero fue el símbolo que representó que las puertas de Hollywood se habían abierto de nuevo.

Sin dudas, una carrera de altibajos que, posiblemente, si Gibson no hubiera tenido aquel enfrentamiento con un equipo de Rugby y no hubiera acabado con su cara destrozada, podría no haber ocurrido nunca.

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