Suplementos de antioxidantes, ¿realmente te benefician?

La oxidación es un proceso natural de las células como resultado de varias reacciones químicas necesarias para extraer energía de los alimentos que consumimos. Estas ya tienen un antioxidante natural llamado glutatión que, en condiciones normales, basta para devolverlas al equilibrio.

Los suplementos de antioxidantes no tendrían tantos beneficios como prometen. Foto: Getty Images
Los suplementos de antioxidantes no solo no tendrían tantos beneficios como prometen. Foto: Getty Images

Un exceso de oxidación, que genera lo que conocemos como radicales libres, da pie a varios problemas de salud, entre ellos cardiacos. El estrés y nuestro estilo de vida estarían asociados a ello, pero también nuestra alimentación. La ingesta de carbohidratos refinados, azúcares, almidones y hasta un exceso de radiación solar, provoca un ritmo de oxidación mayor al que el glutatión es capaz de balancear.

Es entonces cuando los antioxidantes ‘externos’, que obtenemos de alimentos como frutas, legumbres, granos enteros y vegetales, entrarían para ayudarnos a balancearnos de nuevo.

No todos los antioxidantes son iguales

Los antioxidantes son un tema complejo, y la ciencia todavía está investigando cómo funcionan en el cuerpo. Pero lo que sí se sabe es que hay de diferentes tipos. Es decir, hay diferentes antioxidantes para diferentes radicales libres. Además, estos trabajan en conjunto y no de forma individual. Por ejemplo, tomar vitamina E pero tener un déficit de vitamina C (ambos antioxidantes naturales), haría que la ingesta de la primera no tenga beneficios.

También hay que entender que lo medicinal y lo nutrimental no son lo mismo. Así, los antioxidantes naturales, o que obtenemos de los alimentos, vienen además acompañados de nutrientes, enzimas y minerales que ayudan a que el cuerpo los pueda absorber.

Así, podrías tener muchos radicales libres en tu cuerpo, pero para contrarrestarlos primero tendrías que acudir con un médico para ver qué es específicamente lo que te falta, y consumir suplementos solo si te son recetados, o enfocarte en una dieta específica.

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El problema de los suplementos

Los suplementos son extractos y fórmulas creadas en formas que no existen en la naturaleza, por lo que no es tan fácil para el cuerpo asimilarlos para aprovecharlos. Varios estudios de hecho desaconsejan su consumo, como uno de 2016, que encontró que los suplementos de antioxidantes no llegan realmente a la sangre, incluso en altas dosis, y que además, podrían tener efectos secundarios.

De hecho, uno publicado el pasado 28 de febrero de 2020 por los Institutos Nacionales de Salud de EEUU, encontró que estos suplementos no mejorarían la infertilidad masculina, como se había llegado a creer.

Además, como recoge la Doctora Susan Mayne, epidemióloga en la Escuela de Salud Pública de Yale, hay que tener especial cuidado con aquellos suplementos de antioxidantes marcados como ‘megadosis’, pues estos podrían tener un efecto contrario.

Mayne además recalca que los suplementos no podrían realmente replicar los beneficios de una dieta saludable y podrían tener interacciones inesperadas en el cuerpo, pasando de ser saludables a potencialmente dañinos.

Los suplementos no podrían realmente replicar los beneficios de una dieta saludable. Foto. Getty Images
Los suplementos no podrían realmente replicar los beneficios de una dieta saludable. Foto. Getty Images

En pocas palabras, muchos de los suplementos de antioxidantes, el cuerpo termina desechándolos por la orina, por no ser capaz de absorberlos. Nancy Cook, epidemióloga y autora de uno de los estudios más grandes que se han hecho sobre su ineficiencia en relación a reducir los problemas cardiacos asociados a los radicales libres, sugiere que podría ser que la combinación y dosis no han logrado replicarse.

En sí no es que los suplementos no funcionen del todo, sin embargo, hay que conocer primero qué necesidades tenemos, tras un diagnóstico médico, y entonces realizar una ingesta monitoreada.

Y no, los alimentos empacados marcados como ricos en antioxidantes, tampoco funcionarían. Si bien sería cierto que están adicionados con ellos, no estarían realmente aportando beneficios para nuestra salud.

Qué es mejor

Sí, desde los años 90 se ha encontrado que ingerir antioxidantes podría ayudar a disminuir los radicales libres en el cuerpo y reducir así los riesgos de problemas cardiacos a asociados a ello. Sin embargo, debido a que no todos los antioxidantes son iguales y que funcionan en sinergia, lo más recomendado por los médicos es una dieta balanceada.

Esto significa comer una variedad de alimentos enteros, frutas, verduras, legumbres y granos enteros, para poder beneficiarnos de toda su composición de antioxidantes, así como de nutrientes, que el cuerpo procesará como mejor lo necesite.

Además, es bueno reducir la ingesta de carbohidratos refinados, azúcares, harinas, jugos de frutas y cereales procesados para evitar una mayor oxidación.

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¿Y los “superalimentos”?

Cada vez escuchamos de más alimentos con el título de ‘super alimento’, pero como recoge el Doctor Jeffrey Blumberg, director del Laboratorio de Investigación de Antioxidantes en la Universidad de Tuffts, no existe realmente una razón científica para ello.

Cada uno de ellos tiene una combinación única de componentes, incluyendo los antioxidantes. Pero, si solo te comes los llamados ‘súper’ te estarías perdiendo de otras combinaciones benéficas para tu cuerpo.

Comer un poco de cúrcuma o granada (dos alimentos considerados ricos en antioxidantes), no sería suficiente para contrarrestar un estilo de vida y dieta en exceso oxidantes.

@travesabarros