Molly O’Day y cuando la presión estética de Hollywood se fue de las manos

circa 1927:  Richard Barthelmess and  Molly O'Day in the film 'Little Shepherd Of Kingdom Come'.  Title: The Little Shepherd Of My Kingdom Come Studio: First National DirectorUnknown:  (Photo by Hulton Archive/Getty Images)
circa 1927: Richard Barthelmess and Molly O'Day in the film 'Little Shepherd Of Kingdom Come'. Title: The Little Shepherd Of My Kingdom Come Studio: First National DirectorUnknown: (Photo by Hulton Archive/Getty Images)

La imposición de la perfección física es una de las grandes deudas sociales de la humanidad. Y no solo en la era moderna donde los filtros, las redes sociales y celebrities influyen en los estándares superficiales. Porque esta presión viene de largo a través de la visión estereotipada de la belleza femenina que moldeó la industria del cine, la moda, etc. En realidad, existen casos que nos remontan a un siglo atrás en Hollywood, mucho antes que Marilyn Monroe y Rita Hayworth se sometieran a la dolorosa práctica de la “electrólisis” para dar otra forma a la línea frontal del cuero cabelludo. Les hablo de Molly O’Day, una estrella emergente de los años 20s que optó por someterse a la primera liposucción publicitada de Hollywood cuando apenas tenía 19 años.

Al pensar en actrices que se enfrentaron a la lucha constante por la perfección física en la industria del cine, enseguida recordé a Meryl Streep y Judi Dench. Las dos fueron señaladas como “feas” por diferentes ejecutivos en sus inicios y demostraron al mundo que su belleza era mucho mayor de lo que unos pocos hombres con poder vieron en ellas. Pero Molly O’Day no tuvo esa suerte. Corrían otros tiempos, no había contención ni redes sociales donde destapar el bullying como ahora, y ni siquiera la prensa estaba de su parte. Todo lo contrario. Había terminado la Primera Guerra Mundial y el público estaba sediento de historias y la prensa amarilla había encontrado un nicho perfecto explotando las miserias y escándalos de Hollywood. Y Molly fue la víctima perfecta.

¿Qué había de escandaloso en esta jovencita que obtuvo fama repentina con una película? Nada que hoy nos asombre. Pero entonces fue la cruz que condenó su carrera: en los meses siguientes al estreno había subido 9 kilos de más.

Molly nació como Suzanne Dobson Noonan un 16 de octubre de 1909 en Nueva Jersey. Era la menor de 11 hermanos, hijos de una cantante de ópera que canceló su contrato con la Opera Metropolitana de Nueva York para casarse con su padre, un juez. Pero la muerte repentina de su progenitor, obligó a su madre a mudar toda su prole a Los Angeles con el sueño de que uno de ellos lograra sacarlos de pobres en el soñado y ascendente mundo del cine. Cinco de sus hermanos lucharon en la Primera Guerra Mundial, una hermana fue enfermera de la Cruz Roja y otras tres probaron suerte en el cine. Una de ellas lo logró, Virginia -cuyo nombre artístico fue Sally O’Neal- consiguiendo un contrato con MGM para aparecer en una película con Joan Crawford en 1925.

Actress Molly O'Day (Photo by �� John Springer Collection/CORBIS/Corbis via Getty Images)
Actress Molly O'Day (Photo by �� John Springer Collection/CORBIS/Corbis via Getty Images)

Sally abrió el camino y Suzanne siguió sus pasos. Debutó a los 14 años antes de cambiarse el nombre a Molly O’Day, en un corto de ‘Laurel and Hardy’ (El Gordo y el Flaco) y a continuación apareció en varias series del exitoso productor de la época, Hal Roach. Pero fue a los 17 años cuando todo cambió al interpretar a la heroína de El mundo que nace (The patent leather kid, un drama mudo de 1927 que fue un éxito de crítica y taquilla. Recibió el aplauso de la industria, el público y la prensa, quienes destacaron sus expresiones faciales que la hacían perfecta para el cine mudo.

En poco tiempo era incluida como uno de los rostros que poseían cualidades para ser estrella y que cada año seleccionaba la Asociación de Publicistas de Cine. Se conocían como los WAMPAS Baby Stars y su hermana había sido seleccionada el año anterior. Es decir, Molly alcanzó el estrellato enseguida pero no tuvo mucho tiempo para disfrutarlo.

Según recuerda el podcast You Must Remember This, el escrutinio mediático y de la propia industria pronto notó su cambio físico y los kilos que aparentemente la diferenciaban del ideal cinematográfico de la época, ensañándose con una malicia abrumadora.

Algunas de las frases y titulares que hablaban de ella por aquel entonces son para hervirnos la sangre. “Libra de carne”, titulaba un artículo de Oakland Tribune. “A actriz de cine le cortan la carne como último recurso para salvar su carrera”. "Molly O'Day está librando una batalla tan importante para ella como Waterloo fue para Napoleón", escribía Photoplay. Sin embargo, la presión no era únicamente mediática. Según explica Megan Koester en el podcast mencionado, el estudio comenzó a amenazarla con dejarla sin contrato porque First National -el estudio que la tenía bajo contrato- estipulaba una cláusula que obligaba a sus actrices a mantener la figura deseada. La cláusula hacía referencia a que el estudio tenía el derecho de suspender 12 semanas de pago si la actriz incurría en “discapacidad o desfiguración del rostro o física”. Y en esta época, los kilos entraban en esta categoría.

A pesar de probar diferentes dietas, Molly O’Day no lograba bajar de peso y después de hacer unas cuatro películas más, First National le dio un ultimátum: tenía 90 días para conseguirlo con ayuda de un dietista. Según You Must Remember This, el mensaje era que debía perder peso o despedirse de su corta carrera. Le dijeron que debía demostrar a los ejecutivos que podía meterse en el vestuario que llevó en The patent leather kid. Una ropa que vistió a los 17. Ahora tenía el cuerpo de una mujercita de casi 19.

Imagínense qué bochorno. Que presión. Y más siendo tan joven y en un mundo en donde la mujer estaba lejos de conseguir todos sus derechos igualitarios. Siguió una dieta pero no logró perder ni un gramo. Al final, esos kilos se convirtieron en el mayor obstáculo para su ascenso y terminó sucumbiendo al bullying y la presión, sometiéndose a la primera cirugía para perder peso de Hollywood.

Pero veamos ¿eran las liposucciones seguras en 1928? No del todo. La primera se había realizado en 1921 por un cirujano francés llamado Charles Dujarier, que pretendió eliminar la grasa acumulada en los tobillos y rodillas de una bailarina, pero la cirugía resultó en gangrena y amputación (News Medical). Los procedimientos de eliminación de grasa habían avanzado en esos años, pero poco. En aquel entonces, para eliminar grasa de piernas y caderas, los doctores hacían varias incisiones para quitar la grasa más evidente y luego derretían el resto dejándola drenar a través de los cortes. Para cuando Molly se sometió a esta cirugía, la técnica llevaba 2 años siendo aplicada.

Según las noticias de la época recopiladas por You Must Remember This, el doctor Robert B. Griffith le quitó de 2 a 5 kilos haciendo cortes en piernas y caderas. Los tabloides se hicieron eco enseguida de la operación, reportando a diario su recuperación. Incluso publicando fotos de Molly en la cama del hospital (Motion Picture). Lo triste de la historia es que después de semejante cirugía y un postoperatorio que para la época debe haber sido muy doloroso, el estudio dio de baja su contrato. Al final, el sacrificio tuvo un efecto contrario (Fuente: Variety).

Tenía 19 años y todos sus esfuerzos fueron en vano. Incluso un ex suyo, el actor George Raft, dijo más tarde a su biógrafo Lewis Yablonsky: “Le iba bastante bien en las películas, pero le encantaba comer en exceso y ese peso resultó ser su perdición. Intentó una cirugía plástica extraña, donde le pagó a los curanderos una fortuna por una operación en la que intentaron cortar grasa de su cuerpo. Cuando la cosieron, tenía cicatrices en las costuras que recorrían los costados de su cuerpo anteriormente hermoso. La operación arruinó su salud, su carrera y casi la mató” (Independent).

Molly siguió apareciendo en películas, incluso logró bajar 13 kilos durante una estadía en Florida, colmando los tabloides hollywoodenses con su cambio. Pero el daño ya estaba hecho. Y solo por tener 9 kilos más que a los 17 años. En 1935 hizo su última película acompañando a Rin Tin Tin Jr. … Si, el perro. Ella era secundaria del perro protagonista. Y así, a los 24 años su carrera se había terminado.

Sin más remedio, Molly se alejó del cine, se casó y fue madre ese mismo año. Tuvo cuatro hijos con su primer marido pero se divorció en 1951 y contrajo matrimonio un año más tarde con James Kenaston, divorciándose cuatro años después acusándolo de violencia doméstica. Murió a los 88 años en 1998 y, según el podcast citado, poco antes dio en una entrevista afirmando que aquella época de su vida en Hollywood “la molestaba y entristecía”.

A pesar del talento que muchos aplaudieron en sus inicios, la industria del cine terminó recordándola por sus “problemas con el peso”, exagerando la historia cuando hablamos de 9 miseros kilos y de la libertad de cualquier persona a cuidar su cuerpo como le de la gana. Sin embargo, Molly recibió una estrella en el Paseo de la Fama en 1960 y dedicó los últimos años de su vida a ayudar con personas sin hogar de su comunidad.

Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.

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