Morder la Gran Manzana: Cadabra viaja a Nueva York para hacer temporada con Herman Cornejo en el Joyce
Anabella Tuliano es la “sirenita” de la danza contemporánea: tiene el pelo largo y rojo como la bella Ariel, la mirada expresiva y ese afán apasionado por persistir en lo que cree, perseguir lo que quiere. Lo que encuentra en la profundidad, lo saca a la superficie. Lidera una compañía cuyo nombre lo explica todo: Cadabra. Mágicamente, se mantiene estable, unida, en actividad, desde hace casi trece años, sin sponsors, sin subsidios, sin un lugar propio para ensayar. No solo es lo que se dice un grupo independiente sino que lidia en la práctica con todo lo que el término acarrea. Sus integrantes, bailarines profesionales de técnica sólida y formación diversa, trabajan de otra cosa para vivir aunque vivan para la danza: sin contar con que la mayoría da clases, entre ellos hay una abogada, un especialista en nuevas finanzas, un jefe administrativo de un hospital porteño, un emprendedor que hace trajes de baño. En escena, más allá de sus diferencias (uno gira mucho, otro salta más), lo que los distingue es el lenguaje y una grupalidad que los convierte en un todo poderoso. “Compartimos un ideal respecto de la danza y su fuerza transformadora, que te interpela, que puede armar revoluciones. Esa luz que es el arte en la oscuridad cuando el cielo está muy cerrado la llevamos como bandera. Aun en la cotidianeidad, si bien cuesta”, dice Tuliano y los ojos se le hacen agua. Su voz es la de los ocho bailarines con los que comparte este camino: Ximena Tamara Pinto, Belén Mazzola, Samanta Vibart, Guido Bonacossa, Claudio Rabinovich. Julio Bouhier, Diego Gómez y la reciente incorporación de Sofía Sciaratta.
No todos ellos conocían Nueva York hasta el viernes, cuando una combi pasó a buscarlos por la puerta de la casa de la dire para llevarlos, juntos como una familia, a Ezeiza. Entonces se embarcaron en una aventura que les demuestra una vez más que la “magia cadabra” existe. “Así decimos nosotros cuando las cosas suceden. Pero no es que salen de la nada, las trabajamos desde el pensamiento, desde nuestro interior, con la fe en que estamos haciendo las cosas bien”.
A partir de mañana y hasta el domingo, subirán todas las noches al escenario del Joyce, un teatro señero para la danza en el barrio de Chelsea, en Manhattan. Inmediatamente antes que ellos, por ejemplo, se presentó la troupe de Akram Khan y en lo que sigue del año –entre nombres menos emergentes y más consagrados- tienen ya a la venta sus tickets los espectáculos de la compañía de Martha Graham, de Trisha Brown, Pilobolus... La obra que los convoca se llama Anima animal y es la primera apuesta como director y productor, además de intérprete, del bailarín argentino Herman Cornejo, estrella del American Ballet Theatre (ABT), donde lleva un cuarto de siglo. En la marquesina ya brilla su nombre. Esto también es épico: realizaron un trabajo inspirados en el que podría haber sido el último gran baile del genial Vaslav Nijinsky de no ser por su locura, que lo dejó fuera de pista.
“Nueva York es mi hogar tanto como Argentina. Por eso, después de estrenar en mi país, como merecía un proyecto de esta magnitud, quise que la segunda presentación fuera aquí. Asumir la responsabilidad de director y productor, además de seguir bailando, es una etapa que disfruto muchísimo. Me entusiasma poder dar vida a las ideas que nacen en mi mente”, dice Cornejo a LA NACION, cuando corre el tiempo de descuento.
Anima animal se estrenó en el Teatro del Bicentenario en diciembre de 2023. LA NACION viajó a San Juan para aquella primera función. Entonces, contamos la leyenda del pájaro urutaú, que habita en el noroeste, en Paraguay. De esa ave, con ojos grandes y un lamento en la garganta que -según la tradición oral- es similar al llanto humano, se apropia Cornejo con alas abiertas y salto abismal para crear su propia mitología. Decíamos también aquella vez, que la música, firmada en coautoría por la compositora Noelia Escalzo y el músico electrónico Uji, es protagonista desde el estallido del comienzo hasta el vuelo del final. Y subrayábamos el estilo inconfundible de la coreografía de Tuliano en el manejo de los grupos, que construye y deconstruye figuras con impacto que ya son marca registrada de su cuño. Aquí, además, mueve a los cuerpos con cierta animalidad. “Nacemos cada uno con una asignación de los dioses de un anima-animal; estar cada vez más conscientes del animal que nos tocó tiene que ver con una evolución espiritual. A partir de eso y del urutaú empezamos a preguntarnos cómo hacer volar a ese pájaro”, revela la coreógrafa algunas preguntas del proceso de creación, que primero, como siempre, fue a solas en el salón, luego en contacto remoto con Herman -pandemia mediante- hasta que el proyecto avanzó, el mundo pegó otra vuelta y pudieron empezar a encontrarse cuerpo a cuerpo . “¿Cómo podemos en conjunto hacer volar ese pájaro, que colapse? -insiste-. Estamos hablando de que la evolución de la humanidad tiene que ver con el respeto al lugar en el que vivimos”. La historia, libremente inspirada en el guion de un ballet centenario nunca representado, Caaporá, de Ricardo Güiraldes, es espiritual en su esencia y está plantada en el terreno de la naturaleza.
“Han sido dos años de intenso trabajo, pero ha quedado demostrado que nada es imposible. Este proyecto se hizo realidad gracias al apoyo del teatro y de donaciones privadas que apostaron por él. Un sueño hecho realidad”, recapitula Cornejo. “Para nosotros ir al Joyce, una especie de meca por donde pasan las mejores compañías del mundo, es una emoción terrible”, suma Tuliano. Hoy Anima animal está listo para dar su gran salto.
Si el Joyce “es un montón”, de ninguna manera es todo lo que hay. The Ballet Support Foundation, una fundación sin fines de lucro que busca generar cohesión alrededor del ballet, presenta por primera vez en Estados Unidos Herman Cornejo & Friends, una de esas “galas” que detrás del nombre rutilante de un artista congrega a varios más. El martes 25 de este mes se hará en el el New World Center, un evento con red carpet y un cóctel after show. Muy glamoroso todo lo que se anuncia.
“Poder llevar Anima a Miami es otra gran alegría. Además, sumaremos una segunda parte con bailarines estrellas del American Ballet Theatre y Miami City Ballet. Anima Animal dará el marco de un ballet completo, mientras que los pas de deux aportarán un aire de celebración, conectando mi trayectoria en ABT con este nuevo capítulo como director y productor", comenta Cornejo. El programa de la noche, con clásicos del repertorio como Don Quijote y El lago de los cisnes, culminará con un dúo de Sinatra Suite, de Twyla Tharp, bailado por Cornejo y Cassandra Trenary, su compañera en el American. Entre otros artistas de esa compañía estarán también Skylar Brandt, Christine Shevchenko y Jake Roxander; y se sumarán Breeanna Palmer y Sydney Williams de la Joffrey Ballet School, y Dawn Atkins y Stanislav Olshansky, del Miami City Ballet. Cadabra, además de hacer volar al pájaro de la leyenda guaraní, en la segunda parte del espectáculo interpretarán fragmentos de No te duermas vencido.