La otra cara profesional de Morgan Freeman fuera de Hollywood con la que persigue un objetivo honrado
El actor de 'Seven' o 'Sueño de fuga' ha desarrollado otros negocios en paralelo a su carrera interpretativa
Cuando pensamos en Morgan Freeman nos vienen a la mente clásicos como Seven, Sueño de fuga, Golpes del destino o Invictus, entre muchos otros trabajos que le situaron como una de las estrellas más aclamadas de Hollywood. Sin embargo, no muchos saben que fuera de la meca del cine ha desarrollado otra vertiente profesional alejada de los focos con la que persigue un objetivo muy noble.
Tiene que ver con sus anhelos vitales y, más en concreto, con su infancia en el estado de Mississippi, donde comenzó a dar sus primeros pasos a la fama. Fue allí donde Freeman, durante su etapa escolar, se empezó a interesar por la interpretación y tuvo la oportunidad de demostrar sus dotes sobre los escenarios antes de marchar a formarse a Los Ángeles. Sin embargo, hablamos de una zona donde este tipo de historias son una excepción.
El racismo y la pobreza han imperado en esta región durante muchos años, por lo que, tras alcanzar el éxito en Hollywood, Freeman sintió que tenía una deuda pendiente con la que fue su comunidad durante tanto tiempo. Lo dejó ver en un documental de 2009 titulado Prom Night in Mississippi (Noche de graduación en Mississipi), donde, de cara a luchar contra la tensión racial, se ofreció a aportar dinero y usar su fama para que escuelas que todavía segregaban pasaran página. Pero, esto fue solo la punta del iceberg.
Desde principios de los 2000, el actor ha desarrollado múltiples proyectos empresariales para que zonas infra desarrolladas del estado vivieran un crecimiento exponencial, se apostara por la cultura afroamericana y se diera oportunidades a artistas emergentes. Fue el caso del Ground Zero Blues Club, situado en la localidad de Clarksdale.
Freeman, junto a dos magnates del mundo del entretenimiento llamados Howard Stovall y Eric Meier, lo abrió en 2001 buscando hacer honor al legado de la ciudad, que históricamente era conocida como una “zona cero” del blues estadounidense. Para honrar esta tradición, apostó por un edificio antiguo sin remodelar que emulara la estética de los bajos fondos donde grandes artistas comenzaron su salto a la fama sin apenas recursos. Además de ofrecer música en vivo, donde se prioriza el talento local, también tiene servicio de comida con gastronomía tradicional del sur de Estados Unidos y ofrece alojamiento.
Las consecuencias de la labor de Freeman
No es el único negocio en manos de Freeman en Clarksdale. También abrió un restaurante de lujo en los 2000 donde servía comida "francesa americanizada". Debido a que no es una zona acostumbrada a locales de alto estatus, apenas generó beneficios y en 2012 tuvo que cerrar. Sin embargo, como bien reflejan medios como Afro, el prestigio del actor hizo que se convirtiera en un importante punto turístico y ayudó a la reurbanización del área.
"El restaurante nunca ha generado ingresos", dijo uno de los socios de Freeman, un abogado llamado Bill Lucket, al mencionado medio. “Para nosotros nunca se trató del dinero. El éxito no siempre se mide en ganancias financieras. Hay una satisfacción en ayudar a su comunidad y exponer a las personas a algo a lo que no han estado expuestas”.
Este compromiso de Morgan Freeman no solo fue con zonas urbanas. Como contó en una entrevista con Jimmy Fallon en 2014 (a través de Live Kindly), decidió convertir su rancho de 124 acres en Mississipi en un santuario para abejas. Su intención era ayudar a la polinización de los cultivos del estado a causa de las mortandades masivas que habían sufrido estos insectos por aquellos años.
"Existe un esfuerzo concertado para que las abejas vuelvan a subir al avión", explicaba Freeman sobre este proyecto. “No nos damos cuenta de que son la base, creo, del crecimiento del planeta, de la vegetación… Tengo muchas cosas que florecen y también tengo una jardinera. Mientras ella cuida también a las abejas, todo lo que hace es pensar: 'Está bien, ¿qué les gustaría tener?', así que tenemos acres y acres de trébol, y tenemos algunas otras cosas para plantar, como lavanda”.
Al final, por mucho que solo veamos su faceta como actor, no se puede negar que fuera de Hollywood desempeña una labor mucho más reivindicable. Además, demuestra ser una persona concienciada con los problemas del mundo que no duda en agradecer y devolver favores. Por mucho que lograra llegar a la cima del séptimo arte y romper barreras para la cultura afroamericana, no olvida que proviene de un entorno que sufrió la dura segregación y la esclavitud del sur de Estados Unidos, lo que le ha conducido a estas acciones tan nobles.
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