La reinvención de Nicolas Cage tras el destierro de Hollywood y la amenaza de la bancarrota

El actor vive con entusiasmo el nuevo capítulo de su vida después de ganar la corona de príncipe del cine B

Nicolas Cage tiene nuevas prioridades ahora que se acerca a su 60 cumpleaños. (Foto de Robin L Marshall/Getty Images)
Nicolas Cage tiene nuevas prioridades ahora que se acerca a su 60 cumpleaños. (Foto de Robin L Marshall/Getty Images)

Nicolas Cage conoce bien los altibajos que arrastran el éxito y la fama. Porque este actor que ganó el Óscar en 1996 por Adiós a Las Vegas y se convirtió en estrella mimada de los blockbusteres, tuvo que reinventarse cuando el fracaso y las deudas lo llevaron a buscar salidas en producciones de cine B. Y el proceso llevó su tiempo. Pasó más de diez años anclado en películas que se estrenaban directamente en vídeo o plataformas, pero nunca pasaba desapercibido. Al contrario.

Las historias bizarras que protagonizaba sacaron a relucir la grandilocuencia y excentricidad de su talento, cautivando a la crítica y generando conversación con su corona de príncipe del cine B. Y Hollywood no tuvo más remedio que tocar a su puerta de nuevo. Sin embargo, después de trabajar sin descanso y estrenar varias películas cada año, Nicolas Cage ha dado un giro a sus prioridades.

Y es que el actor está cerca de cumplir 60 años y lleva un tiempo “evaluando lo que es importante”, según reveló en una entrevista con Entertainment Tonight. Cuando le preguntaron sobre los cambios que le gustaría hacer en su vida personal y profesional después de entrar en esta nueva década de vida, Cage reveló que quiere “pasar más tiempo con su hija”.

Señaló que le gustaría “no hacer tantas películas” para así poder pasar más tiempo con su bebé, August Francesca, nacida en septiembre de 2022 tras haber descubierto que la paternidad es algo “profundo” y una “experiencia totalmente nueva” para él.

Nicolas Cage y su esposa Riko Shibata. (Foto de Angela Weiss/AFP via Getty Images)
Nicolas Cage y su esposa Riko Shibata. (Foto de Angela Weiss/AFP via Getty Images)

UN ABUELO Y PADRE RENOVADO

El primer hijo de Nicolas Cage, Weston Coppola Cage, nació en 1990 fruto de su relación con la actriz Christina Fulton. En aquel entonces el actor tenía 26 años y transitaba por la industria en busca de su gran oportunidad y queriendo deshacerse de la etiqueta de sobrino de Francis Ford Coppola, apareciendo en éxitos como Peggy Sue, su pasado la espera o Hechizo de luna. Su segundo hijo, Kal-El (en honor al superhéroe favorito de Nicolas Cage, Superman), nació en 2005 a raíz del tercer matrimonio del actor con Alice Kim.

Es decir, Weston ya es un hombre de 33 años, músico y padre de cuatro hijos, habiendo convertido a Nicolas Cage en abuelo mucho antes de recibir a su tercer retoño. Porque el actor se convirtió en padre de nuevo junto a su quinta esposa, Riko Shibata, con quien contrajo matrimonio en febrero de 2021. Nada menos que 34 años después de ser padre por primera vez. Su nombre, August Francesca, es una combinación entre el nombre del padre de Nicolas [August] y su tío, Francis Ford Coppola. “Quería homenajearlos a los dos”, explicó tras el nacimiento a ET.

Sin dudas, se trata de una experiencia nueva para Nicolas Cage debido al aprendizaje y maduración que llega con el paso del tiempo. Incluso desde antes del nacimiento propagaba su entusiasmo en diferentes entrevistas, explicando que estaba “extremadamente emocionado” de ser padre otra vez.

“Mis hijos ya son mayores y extraño ir a la juguetería. Extraño cantar canciones de cuna y mecerme en la mecedora”, dijo a Access Hollywood en 2022. “Tengo muchas ganas de volver a eso”. Y aparentemente, esas ganas y apreciación por este nuevo capítulo en la paternidad lo llevaría a aparcar su etapa de renacimiento profesional a la que dedicó más de 40 películas a lo largo de los últimos diez años. Una verdadera locura.

EL RENACIMIENTO FORZADO POR LA AMENAZA DE BANCARROTA

Aquellos que vivimos el éxito de Nicolas Cage recordamos instantáneamente el momento que se convirtió en estrella de Hollywood. Fue cuando ganó el Óscar a Mejor Actor por Adiós a Las Vegas (1996), un retrato dramático sobre la autodestrucción donde Cage interpretaba a un alcohólico suicida que se mudaba a la ciudad del pecado. “Tengo que agradecer a los miembros de la Academia por incluirme en este grupo de súper talentos y por ayudarme a difuminar la línea entre arte y comercio”, decía en su discurso de aceptación haciendo referencia a una película exitosa y aplaudida por la crítica que había costado con un presupuesto pequeño de $3.5 millones.

Es más, en ese mismo discurso dejaba claras las intenciones que terminó desarrollando de experimentar dentro del cine comercial con un estilo propio y diferente. “Amo actuar y espero que haya más estímulo para películas alternativas donde podamos experimentar y avanzar rápidamente hacia el futuro de la actuación”. Y vaya si hizo películas alternativas.

Como suele suceder en Hollywood, la industria aprovechó al máximo la nueva relación entre Nicolas Cage y el público, convirtiéndolo en estrella de blockbusteres tras ganar el Óscar. La roca, Riesgo en el aire, Contra/Cara, Ojos de serpiente, 8mm: Ocho milímetros, 60 segundos o La leyenda del tesoro perdido fueron algunas de las producciones que exprimieron su fama. Sin embargo, el pedestal construido en torno a su figura se derrumbó de la mano de fracasos sonoros como fueron el remake de El culto siniestro (2006), El aprendiz de brujo (2010), Temporada de brujas (2011) o Ghost Rider: Espíritu de venganza (2012). Con estos batacazos se asomó el destierro y la amenaza de la bancarrota.

Y es que Nicolas Cage había prácticamente despilfarrado su fortuna estimada en $150 millones comprando cráneos de dinosaurios, islas privadas, una tumba con forma de pirámide y otras excentricidades innecesarias. Además de su deuda con el fisco estadounidense que, en aquel momento, ascendía a los $6.3 millones -según publicó Variety- y los gastos mensuales que tenía de $20.000 para mantener a su madre “fuera una institución mental”, como dijo a GQ.

Fue entonces cuando apostó por la reinvención. Necesitaba los ingresos y el mundo de los blockbusteres ya no era una opción, así que se entregó de lleno al cine de serie B. Películas magníficas, alocadas, bizarras, sangrientas o psicodélicas. Desde 2013 hemos visto de todo: Joe, Mandy, Colour Out of Space, Pig, El peso del talento o, más recientemente, la aplaudida comedia surrealista Dream Scenario. Y confieso que no puedo elegir una sola favorita.

Nicolas Cage llegó a rodar hasta cuatro películas al año y, curiosamente, no las hizo solamente por necesidad como podrían pensar algunos, sino que todas y cada una de ellas le importaron. Y se nota cuando ves los trabajos terminados. Por muy excéntricas que sean las historias y sus interpretaciones, se percibe que Nicolas Cage lo dio todo en cada una, ganándose así la corona de príncipe del cine B.

A lo largo de la última década muchas de esas películas no pasaran por cines, pero el público y la crítica se percataron del gran trabajo que estaba plasmando a su manera lejos del cine mainstream de Hollywood. Y, por lo tanto, los grandes estudios volvieron a tocar a su puerta a través de proyectos como The Flash o Renfield, ambas estrenadas en 2023.

Sin embargo, cuando se acerca a los 60 años y después de haber trabajado tanto en su propio renacer profesional, parece que Nicolas Cage está preparado para centrar sus esfuerzos en el nuevo capítulo personal que le regaló la vida.

Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.

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