La nueva Campanita es negra y la intención de Disney queda más clara que nunca

Yara Shahidi as Tinkerbell in Disney's live-action Peter Pan & Wendy, exclusively on Disney+. Photo courtesy of Disney. © 2023 Disney Enterprises, Inc. All Rights Reserved. Copyright	© 2023 Disney Enterprises, Inc. All Rights Reserved.
Yara Shahidi as Tinkerbell in Disney's live-action Peter Pan & Wendy, exclusively on Disney+. Photo courtesy of Disney. © 2023 Disney Enterprises, Inc. All Rights Reserved. Copyright © 2023 Disney Enterprises, Inc. All Rights Reserved.

Los planes de diversificación racial en los remakes de los clásicos animados de Disney sigue adelante. Digan lo que digan las voces más críticas y los nostálgicos ofendidos. Porque después del rechazo viral que provocó el fichaje de la actriz afroamericana Halle Bailey en el papel de Ariel en el remake en acción real de La sirenita, el estudio ahora elige a otra actriz negra en el rol de Campanita para la adaptación de Peter Pan & Wendy. Una vez más, las críticas retumbaron en redes sociales acusando al estudio de “inclusión forzada”. Sin embargo, muchos parecen olvidar la verdadera reflexión e intención que refleja esta elección.

La revelación salió a la luz a través del primer tráiler de la película que, a diferencia de otros remakes exitosos como El rey león, La Bella y la Bestia y Aladdin, no pasará por cines sino que aterrizará directamente en Disney+ el 28 de abril. Campanita aparece en un par de secuencias, casi de manera fugaz pero lo suficiente como para revelar que, el personaje blanco y rubio del clásico animado que tambien imitó Julia Roberts en Hook: el regreso del Capitán Garfio (1991), es interpretado por una actriz negra. Se trata de Yara Shahidi, una actriz estadounidense con ascendencia iraní y afroamericana a la que conocimos como protagonista de Grown-ish, la sitcom de Disney que sirve como spin-off de Black-ish.

Cualquiera diría que la diversificación racial que expone Disney con este fichaje es una buena noticia, sobre todo en un mundo que hasta hace unos días criticaba la falta de inclusividad racial en los premios Óscar. Pero no es el caso como podemos comprobar en redes sociales. Porque muchos espectadores siguen rechazando el intento del estudio de reemplazar personajes originalmente blancos por personas de color.

Me tiene fastidiada tanta inclusión forzada” escribe una usuaria. Otro critica que Disney “altera las características por simple y llana ideología”, mientras otros dicen sentirse “hartos”, que “no hay necesidad” y un buen puñado recurre a insultos innecesarios. Pero, sobre todo, una gran mayoría acusa al estudio de inclusión forzada, señalando que la elección de Yara Shahidi responde a la urgencia social de igualdad, sin ser fieles a la versión original. Lo mismo que pasó con La sirenita.

Para empezar todas estas críticas se basan en la imagen dibujada por Disney en la película animada de 1953. Porque, en realidad, el libro de J.M. Barrie jamás describe la apariencia del hada como rubia y blanca, sino que se limita definirla como “ligeramente rellenita”. Por lo tanto, las críticas parten desde una perspectiva nostálgica. De apropiación personal de un producto que estuvo presente en nuestra formación e infancia. Sin embargo, por mucho que hablemos de remakes o reinterpretaciones, debemos avanzar como espectadores con los cambios que nos rodean y el reconocimiento socioeconómico y cultural de que vivimos en un mundo diverso. Que el error estaba en esos clásicos que imponían una normativa blanca, no en los productos de ahora.

Es evidente que Hollywood se encuentra reconstruyendo los cimientos de su industria después del terremoto social que tambaleó su estructura con las campañas de #OscarsSoWhite y Black Lives Matter. El mundo abrió los ojos y al negocio no le quedó más remedio que hacerlo también. Por este motivo, podría comprender que se hablara de inclusión forzada si la elección de Halle Bailey o Yara Shahidi respondiera a una obligación socioeconómica y no al talento de ambas. Cosa que no es el caso. Las dos son actrices con potencial y, de momento, con lo poco que hemos visto de ambas producciones, no encuentro motivos para pensar que no lo merecieran.

Por eso, creo que la intención de Disney no solo parte de una obligación sociocultural de poner en práctica la igualdad de oportunidades, sino de lo que representa en su legado. Algo que tiene un peso muy importante de cara al futuro. Porque durante décadas, Disney perpetró una imagen errónea de la belleza a través de la representación pura y delicada de sus princesas blancas, delgadas, inocentes y mayoritariamente rubias. Las protagonistas de sus cuentos de hadas animados fueron el reflejo de una normativa que tan solo representaba a un porcentaje de las mujeres del planeta y que todavía seguimos deconstruyendo.

Halle Bailey as Ariel in Disney's live-action The Little Mermaid. Photo courtesy of Disney. © 2022 Disney Enterprises, Inc. All Rights Reserved.
Halle Bailey as Ariel in Disney's live-action The Little Mermaid. Photo courtesy of Disney. © 2022 Disney Enterprises, Inc. All Rights Reserved.

Desde grupos feministas a mujeres en general, hace tiempo que se critica la perpetuación de la imagen de damisela en apuros, de melena larga, blanca y frágil. Y también hace tiempo que Disney viene rompiendo con ese error que construyó en el pasado a través de protagonistas diferentes con otro tipo de intenciones y de todas las razas y colores: como Mulán, Tiana, Mérida, Moana o Mirabel de Encanto. Con la nueva Ariel y Campanita, Disney permite que nuevas generaciones de espectadores se sientan representados con sus cuentos de hadas. Que sean ellos los que crezcan con referentes de un mundo rico y diverso, y no el mundo blanco del pasado.

¿O acaso qué tiene de malo cambiar la normativa? ¿Qué tiene de malo representar personajes con una visión diversa? Después de todo, parece que muchos olvidan que estas películas no están dirigidas única y exclusivamente al espectador nostálgico, sino que buscan calar en nuevas generaciones que asimilen el universo Disney como parte de su infancia.

De esta manera, creo que la verdadera intención de Disney con estas elecciones es la de derrumbar la normativa que durante tantos años forzó en la cultura popular, que moldearon infancias a través de estereotipos femeninos encorsetados y exclusivos de la visión blanca. Y eso, en mi opinión, es un paso que deberíamos abrazar y aplaudir de manera unánime. Todos los niños merecen sentirse representados en las historias audiovisuales que los adultos creamos para ellos. Después de todo, los nostálgicos no somos el ombligo del mundo.

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