El famoso director de cine que culpa a la tecnología por sus últimos fracasos

Ang Lee, el oscarizado director de 'Secreto en la montaña', cree que la audiencia y la industria no estaban preparadas para sus últimas producciones

Ang Lee y Will Smith realizaron 'Proyecto Géminis' juntos en 2019. (Foto de Ashley Pon/Getty Images for Paramount Pictures)
Ang Lee y Will Smith realizaron 'Proyecto Géminis' juntos en 2019. (Foto de Ashley Pon/Getty Images for Paramount Pictures)

“Errar es de humanos y rectificar es de sabios”, dice el refrán. Pero no siempre es fácil. A veces puede resultar más práctico lanzarle las culpas a otros, y eso parece estar haciendo un director ganador del Oscar. Porque, según Ang Lee, si sus últimas dos películas no funcionaron fue por culpa de los cines, la falta de tecnología ajustada para poder proyectar sus obras en 3D y del público. Sí, como lo leen, según el director de Secreto en la montaña, nosotros -la audiencia- también tenemos la culpa de sus estrepitosas derrotas en taquilla. Sin embargo, en este caso llama la atención la ausencia de introspección, mirándose el ombligo primero.

El cineasta de origen taiwanés anunció que se retira de la producción de películas con nuevas tecnologías, como 3D y alta definición a 120 fotogramas por segundo, después de un éxito como Una aventura extraordinaria (2012) que le valió el Oscar a Mejor Director y los fracasos de Billy Lynn: Honor y sentimiento (2016) y Proyecto Géminis (2019). Las dos últimas no solo generaron pérdidas a los estudios, sino que fueron decepciones importantes entre crítica y pública. Ang Lee no ha vuelto a dirigir desde entonces.

El director de Sensatez y sentimientos (1995) dijo recientemente a Indiewire que probó suerte con nuevas tecnologías, como “una velocidad de cuadros más alta y 3D”, en las tres producciones mencionadas. Que, además, intentó probar con “nuevas formas de hacer películas”, pero que resultaron ser proyectos que le aportaron mucha presión.

“No puedo entrar en detalles sobre cómo hacer esas películas. La gente no ha probado ni un minuto de esa escala. Hice dos largometrajes. Esa es una gran presión. Por supuesto, eso trajo presión económica, presiones de estudio, hacer algo que nadie conoce realmente. Eso es mucha presión. Es bastante complicado [en formas] que el público no ve”, sentenció.

Pero entonces arremetió contra los factores externos sin evaluar dentro de su explicación la calidad o funcionamiento narrativo de dichas historias. “En general, no sólo mis dos películas, el 3D en general... [es] tan malo”, continuó quejándose. “Los cineastas son malos. Los teatros son malos. Todo el ecosistema es malo. No está hecho para [3D]. Me niego a quejarme, a echarle la culpa al medio... la audiencia y la industria no estaban preparadas".

"Es la audiencia y la industria quienes no estaban preparadas", dijo el director Ang Lee sobre el fracaso de sus últimas dos películas. (Foto de Ernesto Ruscio/Getty Images)
"Es la audiencia y la industria quienes no estaban preparadas", dijo el director Ang Lee sobre el fracaso de sus últimas dos películas. (Foto de Ernesto Ruscio/Getty Images)

De esta manera, Ang Lee señala la falta de medios tecnológicos de las salas de cine para poder proyectar sus películas con la alta tecnología con la que fueron diseñadas. “Los teatros son tacaños. Está muy oscuro, realmente no puedes ver. [La película] parpadea y en 3D”, dijo Lee. “La gente hace un mal trabajo, te da dolor de cabeza, es puramente malo. No se puede culpar al público por no gustarle porque es malo. Y se les pide que paguen más dinero. Cuando se hace bien, a la gente le gusta. Es sencillo. 3D es diferente a 2D. Tu mente funciona de manera diferente. No se pueden comparar los dos. Uno es sofisticado y el otro es como un bebé. Por eso desarrollé nuevos proyectores. Es cuatro veces más brillante. Es un nuevo lenguaje que un cineasta tiene que aprender, el público tiene que acostumbrarse a él, sólo que lleva tiempo”.

Y en parte tiene razón. Cuando James Cameron resucitó el fenómeno del 3D con Avatar en 2009 fuimos testigos de decenas de producciones convertidas al 3D de manera forzada, que no funcionaban y convertían la tecnología en una herramienta mediocre para rascar el bolsillo del público. Sucedió con muchas producciones como, por ejemplo, El último maestro del aire, The green hornet, Furia de titanes, entre otras. Más tarde, Peter Jackson intentó llevar el asunto más lejos con la trilogía de El Hobbit pero, como señala Ang Lee, no funcionó porque los proyectores actuales y los métodos de proyección en salas no estaban avanzados como para proyectar la películas como habían sido concebidas.

No obstante, en el caso de sus producciones existe otro factor que el director no está teniendo en cuenta. Y es que mientras Una aventura extraordinaria cautivó al público con su entrañable historia de aventura y autodescubrimiento, Billy Lynn: Honor y sentimiento (2016) y Proyecto Géminis (2019) hicieron todo lo contrario. Con o sin tecnología avanzada.

El verdadero fracaso que Ang Lee no reconoce

Billy Lynn: Honor y sentimiento fue el primer largometraje que utilizó una velocidad de cuadro extra alta de 120 cuadros por segundo, complicando su proyección más todavía por el formato del 3D y una resolución 4K UHD. Para hacerlo más fácil, se trata de una resolución cinco veces más rápida que el standard (de 24 fps). Estuvo protagonizada por Joe Alwyn y Kristen Stewart y era un drama bélico sobre el regreso a casa de un soldado y su grupo.

Es cierto que tecnológicamente estaba demasiado adelantada a las posibilidades que ofrecían los cines y solo cinco salas del mundo pudieron proyectarla con el equipo necesario para ofrecerla como había sido visualmente concebida.

Contó con un presupuesto de 40 millones de dólares y solo recaudó 30,9 millones. Sin embargo, su fracaso económico no fue solamente por los problemas para proyectarla, sino porque, como señaló la crítica en su momento con un desaprobado del 44% en Rotten Tomatoes, su mayor problema era que tanto avance tecnológico no encajaba con una historia de profundidad dramática, haciendo que los esfuerzos técnicos distrajeran hasta desconectarnos de la trama.

El caso de Proyecto Géminis (2019), sin dudas, fue peor. Aquella película de ciencia ficción sobre un soldado clonado interpretado por Will Smith, en versión adulta y joven, costó el triple en hacerse y generó pérdidas a pesar de tratarse de una estrella que, en aquel entonces, era lucrativa cuando apostaba por el cine de blockbuster.

Con un presupuesto de $138 millones, la película también se rodó digitalmente a una velocidad de fotogramas extra alta de 120 fotogramas por segundo (fps), modificada para 3D, no obstante, fue un desastre que generó pérdidas de $75 millones al estudio (según The Hollywood Reporter). Y no por sus avances tecnológicos. En realidad, sus técnicas visuales fueron aplaudidas por la crítica, sin embargo, el problema fue su historia deficiente y previsible que prometía más de lo que pudo dar, forzando el espectáculo sobre lo visual mientras las carencias narrativas se abrían paso quedando en evidencia. No en vano acumula un desaprobado del 27% en Rotten Tomatoes.

Ang Lee tiene razón al culpar la falta de avances tecnológicos en la proyección cinematográfica para poder disfrutar sus películas con todos sus matices. Sin embargo, señalar a la audiencia diciendo que no estábamos preparados para aceptarlas, parece una manera de echar las culpas en el tejado del vecino en lugar de valorar que las historias no conectaron como quizás esperaba. Que no fueron tan efectivas como la tecnología utilizada.

Después de cinco años sin realizar ninguna producción, Ang Lee tiene previsto volcarse en un proyecto nuevo pero sin nuevas tecnologías de por medio. “Hay malos cineastas, así de simple. El público sólo ve lo que ve. Está oscuro y les duele la cabeza. Los cineastas no saben qué están haciendo con las imágenes. Es sólo el comienzo. [Pero] el 3D es demasiado difícil. Volveré a la forma habitual, a la antigua forma de hacer películas”, dijo en la mencionada entrevista.

Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.

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