'Perdida', el éxito de Ben Affleck y el caso real que sirvió de base

NUEVA YORK, NY - 26 DE SEPTIEMBRE: Los actores Rosamund Pike (L) y Ben Affleck asisten a la presentación de gala de la noche inaugural y al estreno mundial de
NUEVA YORK, NY - 26 DE SEPTIEMBRE: Los actores Rosamund Pike (L) y Ben Affleck asisten a la presentación de gala de la noche inaugural y al estreno mundial de "Gone Girl" durante el 52º Festival de Cine de Nueva York en Alice Tully Hall el 26 de septiembre de 2014 en Nueva York. (Foto de Dimitrios Kambouris/Getty Images)

Hace una década vivimos un fenómeno que cautivó al mundo entero. Primero desde las páginas y, más tarde, desde la gran pantalla. Perdida fue una de las novelas más recomendadas, comentadas y populares de la época, y su versión cinematográfica con Ben Affleck y Rosamund Pike se convirtió en consecuencia en una de las películas más rentables de 2014. Fue un éxito del que no tuvimos escapatoria. El ‘hype’ fue descomunal y confieso que yo misma caí rendida ante la curiosidad que me provocó ver el libro en las manos de tantos viajeros en el transporte público.

La historia sobre la desaparición de la adorable Amy, las sospechas vertidas sobre su marido Nick y el giro inesperado de la trama, hizo que nos quedáramos boquiabiertos al unísono. Sin embargo, a pesar de la popularidad internacional, existe un detalle que probablemente muchos desconozcan. Y es que la autora del libro encontró parte de su inspiración en un caso de la vida real.

Aquellos que leímos la novela podemos reconocer que el largometraje hizo un buen trabajo en adaptar fielmente la historia. No solo en los arcos narrativos, sino en la descripción minuciosamente detallada de los personajes y el tono thriller de cada capítulo. No en vano contaba con un guion escrito por la propia autora. Era el primer guion que Gillian Flynn escribía en su vida y con la ayuda de David Fincher consiguió transformar su superventas en un taquillazo. Y entre esos detalles esenciales que parecen copiados de las páginas del libro al celuloide, se encuentra el frenesí mediático que rodeaba al caso, así como la descripción y actitud del personaje de Nick Dunne cuando desaparece su esposa.

Muchos recordarán los motivos que lo convertían en sospechoso de la desaparición de Amy. Su actitud torpe y aparentemente desganada por encontrarla despertaba un mar de dudas, incrementándose cuando daba una conferencia de prensa sin sentimiento para, minutos más tarde, sonreír delante del cartel de la desaparición ante la prensa. O tomarse un ‘selfie’ con una mujer en medio de la búsqueda.

Y si bien es cierto que Gillian Flynn aseguró que no se basó en ningún caso específico para escribir Perdida, hubo uno que sí la ayudó. Un caso que estremeció a EE. UU. en el año 2002 con similitudes que no pasan desapercibidas.

Se trata del asesinato de Laci Peterson, una mujer de 27 años que estaba embarazada de ocho meses cuando desapareció el 24 de diciembre de 2002. Laci era una maestra sustituta que estaba esperando su primer hijo con su marido Scott. Iban a llamarlo Connor y ya tenían decorada la habitación para el niño cuando la mujer desapareció de su hogar en California. El esposo, de 30 años por entonces, fue el último que la vio con vida cuando la mujer veía un programa de cocina y se preparaba para salir a pasear al perro, justo cuando él se marchaba a un viaje de pesca. Fue la mañana siguiente cuando un vecino vio al perro merodeando por el barrio y lo llevó hasta la casa, percatándose de que no había nadie aunque el coche de Laci estaba allí. Esa misma tarde, al volver de su viaje, Scott llamó a la policía. En este punto ya podemos percatarnos de ciertas similitudes: en Perdida, Nick llamaba a la policía al regresar a su casa cuando un vecino le avisaba que el gato se había escapado y estaba en la calle.

La familia, vecinos y más de 1.500 voluntarios organizaron vigilias y búsquedas por los alrededores, ofreciendo una recompensa que pasó de los $250.000 a los $500.000 a cambio de información que llevara al retorno seguro de Laci, y dada la notoriedad del caso, enseguida tomó protagonismo en la televisión nacional. Y ese mismo frenesí mediático, interés de los fotógrafos y la prensa fue lo que despertó el interés de la escritora. Desde analizar la respuesta de los medios a este tipo de casos como el hecho de que "siempre" se trate de parejas "atractivas" las que acaban llamando la atención.

"Definitivamente no quería hacer nada específico. Se podría señalar a Scott y Laci Peterson: sin duda eran una pareja atractiva. Pero siempre son parejas atractivas", dijo a EW. "Por eso acaban en la televisión. Normalmente no se ven personas increíblemente feas desaparecidas y eso se convierte en una sensación. Podrían ser muchos casos de ese tipo, pero eso era lo que me interesaba: la selección y el empaquetado de una tragedia. En cierto modo, hice ingeniería inversa. ¿Qué va a aumentar el interés de los medios en esto? ¿Qué va a hacer que sea creíble que los medios vayan a abordarlo?"

Otra similitud curiosa con Perdida, es que la familia de la víctima enseguida se volcó en apoyar a Scott describiéndolo como un esposo “leal” y “amoroso”. Y así como el personaje de Ben Affleck actuaba de forma sospechosa en la historia de ficción, lo mismo pasaba con el marido. No parecía desesperado por encontrarla. No hacía preguntas, se mostraba frío y distante con la policía.

Entonces apareció una masajista llamada Amber Frey que reveló que llevaba un mes manteniendo un romance con Scott. Las alarmas se dispararon entre los investigadores que descubrieron que el hombre había sacado un seguro de vida para su esposa tras quedarse embarazada valorado en $250.000 y que ya había vendido el auto de la mujer durante la búsqueda. Incluso se rumoreaba que quería poner la casa en venta. Cuando, supuestamente, su esposa solo estaba desaparecida. Podía volver. Podía estar con vida.

Y así como Nick Dunne daba una entrevista a una reportera de renombre con la intención de quitarse la etiqueta de sospechoso delante del ojo público, Scott Peterson hizo lo mismo con Diane Sawyer. Y sabiendo el desenlace del caso resulta aterrador. El hombre sonrió en varios momentos de la entrevista y cuando le preguntaron si alguna vez había pegado a su esposa, contestó: “la violencia hacia las mujeres es inaccesible. Es el acto más asqueroso".

Fue recién en abril de 2003, cuatro meses después, que una pareja que paseaba a su perro encontró el cuerpo del bebé en una zona pantanosa en la Bahía de San Francisco con el cordón umbilical. Un día después un transeúnte divisó el cuerpo de una mujer embarazada a una milla de donde se había descubierto el bebé. Y la descripción era terrible. Había sido decapitada, le faltaban las extremidades y los órganos del torso. Las autopsias no fueron claras en determinar qué fue lo que pasó, pero sí que el bebé murió en el útero.

Scott fue arrestado a 50 kilómetros de la frontera con México con $10,000 en efectivo, el pasaporte de su hermano, cuatro teléfonos, 12 pastillas de viagra, se había dejado barba y se había teñido el cabello. Desde entonces mantiene su inocencia, aunque fue declarado culpable de asesinato en primer grado por la muerte de Laci, y segundo grado por el bebé, en 2005. La sentencia fue revocada en 2020 y sentenciado de nuevo, un año más tarde, a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.

Evidentemente, la novela de Gillian Flynn contaba una historia que tomaba un camino diferente, navegando por el thriller y sirviendo como análisis extremista sobre el peligro de las relaciones tóxicas. Y si bien Perdida lograba cautivarnos con la tensión e intriga que irradiaba la primera mitad de su cronología, no creo equivocarme en sugerir que jamás podríamos imaginarnos que había algo de verdad. Que un caso real, trágico y atroz podría estar detrás de la semilla de la idea.

Perdida es una película fácil de encontrar en el streaming, disponible en las plataformas de Netflix, Amazon Prime Video, HBO Max y Star+.

Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.

Fuentes del caso: CNN, TruTV, Fox News

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