Psicoterapia vs medicamento: ¿qué necesitas para recuperar el equilibrio emocional?
La primera vez que fui a un psicoterapeuta me encontraba en un callejón sin salida.
Tenía 30 años y sentía que mi vida era un completo fracaso. En cuestión de meses había perdido mi trabajo, mi matrimonio, mi casa y de pronto me encontré viviendo en mi habitación de soltera en casa de mis padres.
Las semanas previas a la consulta las había pasado acostada. A veces dormía y otras permanecía inmóvil sobre la cama. Cualquier intento de activarme era contrarrestado por un vacío profundo y un dolor en el pecho que no me dejaba respirar. Me sentía desolada y avergonzada, sin deseos de nada.
Recuerdo haber llegado a la consulta muy asustada. Quería salir corriendo, pero alguna parte sana que quedaba en mi interior me impulsaba a escuchar lo que me decía Jean Marc Tauszik, un terapeuta que, a mis ojos, era demasiado joven e inexperto como para ser capaz de ayudarme a salir de mi profundo malestar.
Al regresar a casa me sentí desconcertada. Él fue atento, empático y amable pero no me dio respuestas a ninguna de las grandes interrogantes que me acechaban en ese momento. La segunda cita no fui a su consulta, sino a la de Federico Berconsky, un médico psiquiatra al que me refirió para confirmar su hipótesis sobre mi estado anímico. De allí tuve ganas de correr aún más fuerte.
Para mi desconsuelo, el psiquiatra no me recetó ningún tratamiento farmacológico. Yo anhelaba tragarme una pastilla mágica que me aliviara lo que percibía como un peso enorme sobre mi espalda, que no me dejaba moverme. Pero no. Ambos coincidieron en que aunque padezco una enfermedad neurológica crónica en ese momento no tenía un trastorno mental que requiriera una medicación psiquiátrica.
Y al final, ellos tuvieron razón. Tauszik me acompañó durante un largo proceso psicoterapéutico que me permitió recuperar mi salud física, mi equilibrio emocional y mi vida entera.
No existen fórmulas en salud mental
Aunque mi tratamiento se basó exclusivamente enla psicoterapia, la valoración de la salud mental de cada uno de nosotros debe ser individual. Así como no hay dos personas iguales, tampoco habrá dos procesos terapéuticos iguales. Algunas veces la medicación será indispensable para mejorar y en otras será necesario recurrir a un tratamiento que combine fármacos y psicoterapia.
La psiquiatra Elena Benítez Cerezo afirma que en materia de salud mental no hay fórmulas establecidas. "No toda la gente que tiene un problema de salud mental va a necesitar un tratamiento psicofarmacológico, o no toda la persona que necesita un tratamiento psicofarmacológico en un momento de su vida va a necesitar hacer una psicoterapia".
También es enfática al señalar que el objetivo de una intervención de la salud mental no es la felicidad sino que nuestras emociones sean sanas y que nos ayuden a adaptarnos a los estresores que enfrentaremos en nuestro día a día.
Insiste en que el malestar emocional no es necesariamente una enfermedad mental porque muy pocas veces las emociones van a suponer un problema real. La función de las emociones es ayudarnos a adaptarnos a situaciones adversas. "Algo distinto es que nosotros identifiquemos determinadas emociones como negativas, como el miedo, la tristeza o el nerviosismo".
¿Qué es y para qué sirve la psicoterapia?
La psicoterapia es un tratamiento hablado. Yo acudía en el horario acordado y me sentaba en un sillón frente al terapeuta. Al principio, el diálogo comenzaba con sus preguntas porque yo no sabía qué decir ni por dónde comenzar a contar algo, exactamente igual que cuando no tienes más remedio que hablar con un desconocido.
Durante esas primeras sesiones no dejaba de preguntarme si esa era la solución a mis problemas porque la mejoría no se siente de manera inmediata. Me molestaba romper mi monotonía de no hacer nada. Odiaba tener que ducharme, trasladarme y además pagar para que un chico con un rostro indescifrable me pusiera el dedo en la llaga sobre asuntos que no deseaba recordar.
Ahora comprendo que esperaba de Tauszik respuestas que sólo yo podía encontrar. Sobre ese punto, Benítez Cerezo señala que esas expectativas desajustadas sobre la psicoterapia son muchas veces un freno para el tratamiento. "Yo para contar mis penas tengo a mis amigos. Uno no va al psicólogo a desahogarse, uno va al psicólogo a trabajar".
Es un verdadero trabajo en equipo, en el que el terapeuta te toma metafóricamente de la mano y te acompaña a transitar por los pasajes más oscuros y aterradores de tu mente. Y la herramienta para lograrlo es la palabra.
"Así como una tomografía o una radiografía son herramientas que nos permiten tener una imagen interna de nuestro cuerpo, nuestra forma de expresarnos es una radiografía de cómo está nuestra psique. La palabra es el punto de conexión entre lo que tengo adentro y cómo lo proyecto hacia afuera", explica el doctor en psicología de la salud, Juan Ricardo Bencomo Pérez.
Desatar los nudos de tu mente
Para ahondar en lo que ocurre en este proceso de cura hablada, Bencomo Pérez nos pide que imaginemos que todos nacemos con un par de agujas y una inmensa madeja de hijo. Las experiencias que vamos viviendo, la crianza, las influencias biológicas determinan cómo aprendemos a tejer.
Al llegar a la vida adulta habremos tejido una manta hermosa o es posible que tengamos en la cabeza una maraña de hilos enredados. En esos hilos anudados está nuestro esquema mental, la autoestima, la representación de quiénes somos y cómo percibimos al mundo.
Cuando vamos a terapia intentamos identificar esos nudos emocionales que nos provocan malestar y, con la ayuda del terapeuta, los desanudamos para volver a tejerlos con unos patrones que se parezcan más a lo que realmente somos.
Y tengo que confesar que no es fácil. Mis enredos eran tan intrincados que me sentía incapaz de arreglarlos.
Pero ese trabajo de reconstrucción no lo hice sola. La reinterpretación de todo aquello que me causaba sufrimiento la logré gracias al desarrollo de una relación terapéutica, que es el vínculo de confianza y respeto que había entre Tauszik y yo. Pero no se trataba de una amistad, ni de un romance, ni de un lazo fraterno. Tampoco las citas eran siempre placenteras. En ese sillón reí, lloré y también me sentí indignada y enfurecida.
Benítez Cerezo indica que el terapeuta siempre tendrá un objetivo y no siempre será distraerte de una situación desagradable. "Es posible que el objetivo de tu terapeuta sea que conectes con una situación que te genera tristeza, y no la bloquees, porque quizás esa emoción te está diciendo algo".
Al final de mi proceso terapéutico había desenredado mi maraña mental. Organicé mis hebras emocionales y tejí un tapiz psíquico con todos los colores y los motivos que deseaba para mi vida. El día que me despedí de Tauszik ya había recuperado mi independencia económica y tenía una vida social activa. Y 20 años después puedo decir que he alcanzado muchas metas que me parecían sueños imposibles al comenzar la terapia.
Y no soy la única. La Asociación Psicológica de Estados Unidos señala que tres de cada cuatro personas que van a psicoterapia sienten algún tipo de mejoría. También menciona que una persona común y corriente que inicie un proceso terapéutico se sentirá mejor al finalizar las consultas que el 80% de las personas que no fueron a terapia.
Según el Centro Nacional para las Estadísticas de Salud, el 9,5 por ciento de los estadounidenses recibió atención terapéutica de un profesional especializado en 2019. Apenas el 5,5 por ciento de los habitantes de los 27 países de la Unión Europea consultó a un psicólogo, psicoterapeuta o psiquiatra en 2014, el último año del que existen cifras consolidadas. No hay datos estadísticos sobre el porcentaje de la población que recibe tratamiento de psicoterapia en América Latina.
La importancia de la medicación psiquiátrica
Pero los problemas de salud mental abarcan un enorme espectro y hay muchas personas que requieren tratamiento farmacológico para estabilizar sus emociones y mejorar su calidad de vida. De la misma manera en que los diabéticos necesitan de la insulina, las personas con un trastorno mental necesitarán tomar medicamentos.
Un criterio médico para recetar medicación son los trastornos graves como la depresión, una de las enfermedades mentales más prevalentes en el mundo. Recordemos que la depresión no es estar triste. Se trata de una enfermedad sistémica que afecta todos los aspectos de una persona, desde el sueño hasta el apetito, y genera una disfunción significativa en su vida.
"Poniendo como paradigma el caso de la depresión, yo siempre digo que tener una depresión mayor es como si una persona que no sabe nadar se cae en un río. Lo primero que tenemos que hacer es sacarle de ese río para que no se ahogue. Y luego, en una segunda instancia, tenemos que enseñarle a nadar por si se vuelve a caer sepa por lo menos sacar la cabeza", asegura Benítez Cerezo.
Para sacarle del río es indispensable la medicación antidepresiva. Y a partir de allí, el especialista propone la psicoterapia para ver de qué manera puede prevenir una nueva crisis. "La medicación es necesaria cuando hay una enfermedad mental".
Los psicólogos César Landaeta y José Vicente Pestana coinciden en que los psicofármacos deben ser suministrados por un profesional que administre el medicamento adecuado en las dosis exactas. La medicación es importante para que el paciente pueda tener un funcionamiento mínimo pero no debe tapar completamente los síntomas porque tarde o temprano volverán a aflorar. La exploración del origen de los problemas psíquicos sólo pueden ser abordados con la psicoterapia.
Perfiles de pacientes medicados
Perla Núñez, una chica mexicana que a los 31 años ha pasado por 10 intentos de suicidio a causa de un trastorno bipolar y un trastorno límite de la personalidad, es uno de esos pacientes que deben tomar medicamentos de forma permanente para poder mantener la cabeza fuera del agua. Los fármacos son su tabla de salvación, así como un antihipertensivo es el salvavidas que protege el corazón de una persona con la tensión alta. Si deja de tomarlos de manera prolongada, caerá en el río y se ahogará.
Otras personas como Irene, una española de 32 años, han luchado durante años con el dilema de la medicación. Ella no tiene un trastorno mental grave pero su neuróloga le recetó antidepresivos para controlar la ansiedad y sus altos niveles de autoexigencia.
Pero su relación con los fármacos nunca ha sido buena. Inicialmente no estaba decidida a tomarlos, tampoco fue constante y el medicamento le ocasionaba una resequedad tal que debía usar un spray bucal y gotas para humedecer sus mucosas. Dejó de tomarlo porque se le hacía insoportable.
Hasta que cansada de su inestabilidad emocional decidió sincerarse con su médica y comprometerse a intentarlo de nuevo.
"Tomé la decisión (de medicarme) cuando regresé a la psicoterapia y me di cuenta de que, aunque había mejoras, estaba peor de lo que pensaba. Cuando vas sobreviviendo día a día no estás viviendo sino viendo pasar el tiempo. Necesitaba ayuda para volver a vivir sin la autoexigencia del pasado. No lo había conseguido del todo con ninguna terapia o meditación, así que me quedaba probar lo que me habían recetado".
Meses después de iniciar el tratamiento, Irene dice que su autoexigencia "machacante" ha bajado a unos niveles aceptables. "Puede que no sea la panacea pero me ayuda a tomar impulso para reconducir mi existencia de manera positiva".
Medicación: mitos y verdades
Los especialistas aseguran que hay muchos mitos sobre el uso de los fármacos para las enfermedades mentales. Algunos pacientes muestran resistencia porque temen quedar sedados por los medicamentos. Otros se quejan porque no se "sienten contentos" con la medicación antidepresiva.
Un fármaco para tratar un trastorno mental regula los desequilibrios químicos que causan el enorme malestar emocional y cognitivo que obstaculiza o paraliza la vida de las personas, pero no está diseñado para que se sientan más felices.
También es importante comprender que los antidepresivos tienen un tiempo de latencia, lo que significa que pueden tardar entre cuatro y seis semanas en hacer efecto. Por eso es necesario que sepas que si atraviesas una depresión y te recetan antidepresivos no sentirás alivio con las primeras dosis.
Las estadísticas señalan que el 80 por ciento de las personas que recibe medicamentos para la depresión comienza a percibir mejorías al mes y medio de iniciar el tratamiento. Sin embargo, la mitad de los fracasos en los tratamientos se debe a que el paciente no toma sus fármacos al pie de la letra por falta de dinero, la molestia de los efectos secundarios o miedo a que le generen adicción.
Otro factor que influye en el efecto de los fármacos es la naturaleza del problema. Algunas personas acuden a terapia con angustias vitales que no son una depresión mayor, como me ocurrió a mí cuando busqué ayuda profesional. En mi caso, los fármacos antidepresivos no hubieran sido eficaces porque no se trataba de una enfermedad mental, sino de un sufrimiento existencial que no podía ser resuelto con el consumo de una sustancia química
Benítez Cerezo explica que en esos casos los terapeutas realizan un proceso de acompañamiento y refuerzan los mecanismos que el paciente ha utilizado para adaptarse a problemas similares en el pasado. Sobre todo se trabaja la resiliencia, que es la capacidad de un individuo para enfrentar la adversidad y es un importante factor protector de la salud mental.
Lo que sana es la vinculación humana
Allí vuelve a entrar en juego la relación terapéutica. No es lo mismo que un especialista te recete un medicamento durante la primera consulta a que lo haga uno con quien has establecido un vínculo. Y eso no significa que el psiquiatra esté equivocado, sino que es natural estar más dispuesto a escuchar las recomendaciones de una profesional en el que confías.
Por eso cuando un psicoterapeuta ve a un paciente por primera vez y tiene la certeza de que necesita medicación, tiene que hacer un esfuerzo importante para afianzar una relación terapéutica y que esa persona confíe en seguir sus recomendaciones y su tratamiento farmacológico. Si tiene pensamientos suicidas, que tenga la suficiente confianza para contarlo.
"Mi teoría personal es que siempre trabajamos desde la vinculación. Lo que sana a largo plazo es trabajar los aspectos vinculares. Los pacientes vienen con historias tremendas, con vínculos muy dañados y eso es un gran desafío, que el paciente confíe en ti en el peor momento de su vida", asegura Benítez Cerezo.
Yo confié hace años en un psicoterapeuta joven que en una primera instancia me parecía incapaz de ayudarme. Pero más allá de mis prejuicios y mi dolor, había un profesional capacitado que me ayudó a salir de mi laberinto. Y fue una de las mejores decisiones que he tomado en la vida.
Este artículo es parte de una serie de Yahoo sobre salud mental que se propone a ayudar a quienes hoy viven en las sombras a transitar el camino hacia la recuperación
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Si tú o alguien que conoces está considerando quitarse la vida, contacta inmediatamente con tu Línea Nacional de Prevención al Suicidio:
México: (55) 5259-8121, o visita http://www.saptel.org.mx/
EEUU: 1-800-273-TALK (8255), o visita suicidepreventionlifeline.org
Argentina: 135 (línea gratuita) (011)5275-1135 o visita https://www.casbuenosaires.org.ar/
España: 911 385 385 o visita https://www.telefonocontraelsuicidio.org/ También 717 003 717 o visita https://telefonodelaesperanza.org/
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