Una serie de terror de Netflix logra que no veas a tu celular con la misma confianza

Cartel promocional de 'Red Rose'
Cartel promocional de 'Red Rose'

Imaginen volver a la adolescencia… Exámenes, amigos, bromas, peleas y la sensación de grandeza inmortal que te hace creer que puedes llevarte el mundo por delante. Ahora añadan un factor más: tu teléfono celular está embrujado. O infectado. Poseído. Ese teléfono que te sigue a cada paso que das, en la cartera, el bolsillo o en tu mano. Que tiene micrófono, cámara y un sistema para localizarte donde sea que estés. Esa es la brillante idea detrás de Red Rose, la nueva serie de terror de Netflix que ningún amante del género debería perderse.

Para empezar, no dejes que la primera descripción de esta serie te engañe. Por más que los protagonistas sean adolescentes, no significa que estemos ante una producción de ligereza teen, de juegos de popularidad, discordias banales o abuso de elementos fantásticos. Todo lo contrario. Red Rose es una serie siniestra. Un thriller que juega en el terreno de las historias de fantasmas pero que explota algo tan creíble y representativo de nuestra sociedad como es la estrecha relación, adictiva en muchos casos, que tenemos con el celular. Que nos habla de la dependencia a las aplicaciones que exprimen la soledad y la necesidad de conectar y ser aceptado. Y que, de paso, lleva la idea de los desafíos de TikTok a un extremo radical que hará que más de un padre no pueda dormir por las noches.

Creada por los hermanos Paul y Michael Clarkson (productores y guionistas de La maldición de Bly Manor), Red Rose es una serie de la BBC británica que aterrizó en Netflix el pasado 15 de febrero, después del buen recibimiento que tuvo en su país de origen a mediados de 2022. La historia nos traslada al pueblo industrial de Bolton, al norte de Inglaterra, donde la sensación de abandono, la ausencia de recursos y falta de oportunidades transita entre los adolescentes con la misma frustración que contagian los adultos. Es el último día de clases, y aunque no saben qué les deparará el futuro, es hora de celebrar. Sin embargo, lo que debería ser el fin de una era se convierte en el inicio de una pesadilla para Rochelle (Isis Hainsworth). En su teléfono aparece una invitación para descargar una aplicación. Se llama Red Rose. A priori, parece inofensiva y, como harían muchos, acepta.

En un principio, la aplicación interactúa con Rochelle de forma amistosa, proponiendo una relación estrecha entre usuario y app. Como una especie de red social personalizada que funciona como hada madrina. Le paga la factura de la luz. Le regala un vestido de brillos para que vaya a una fiesta. Parece el app de sus sueños. Hasta que, de repente, comienza a mostrar su cara verdadera, haciendo peticiones extremas que van acompañadas de amenazas que fuerzan a Rochelle a seguirle el juego. Por ejemplo, si no besa al novio de su mejor amiga Wren (Amelia Clarkson) delante de todos sus compañeros en una fiesta, la aplicación proyectará ahí mismo el vídeo de una cámara de seguridad que la muestra pidiendo cereales en un banco de alimentos.

Sin desvelarles el secreto detrás de la aplicación, Red Rose propone un juego siniestro y terrorífico donde la tecnología es controlada por una fuerza maligna que deriva en fatales consecuencias. La aplicación manipula a Rochelle mostrándole la presencia de su madre fallecida, enviándole mensajes ‘de su parte’ y amenazándola si no le sigue el juego.

Un juego que la enemista con sus amigos, haciendo publicaciones en redes sociales en su nombre, buscando discordias, distanciarla y, sobre todo, aislarla hasta el tormento definitivo.

Es probable que la serie les recuerde uno de los mejores capítulos de Black Mirror, el tercero de la tercera temporada -Shut Up and Dance- donde un adolescente descarga un aparente antivirus que, en realidad, lo graba en la intimidad y amenaza con viralizar el vídeo si no comete las tareas atroces que le encomienda, incluyendo asesinato. Sin embargo, Red Rose tiene claras diferencias, al jugar en el terreno del género de terror y las historias de fantasmas, manteniendo el misterio hasta el final y a nosotros en vilo.

En resumen, estamos ante una serie que propone un thriller psicológico fantasmagórico que, en el fondo, nos habla de la confianza que depositamos en las redes y la seguridad de nuestro teléfono celular. En una tecnología que, de caer en manos equivocadas, quien sabe si no puede volverse en tu contra. Pero más allá del tono siniestro que palpita la trama a lo largo de sus ocho episodios, lo que hace a Red Rose efectiva es el realismo que impregna en los personajes y la historia de cada uno. Desde una banda sonora plagada de canciones reconocibles y que todos habremos escuchado (y bailado) en más de una ocasión, a la dependencia universal que tenemos con nuestros teléfonos en la actualidad con toda nuestra información disponible en un solo aparato electrónico.

Red Rose apuesta por la paranoia. Por la desconfianza a ese objeto que nos acompaña día y noche. Y funciona a través de ocho episodios que bailan entre lo perverso, espeluznante y aterrador.

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