La relación inesperada entre 'Godzilla' y 'Oppenheimer' que obliga una visita al cine
'Godzilla: Minus One' podría coronarse como una de las mayores sorpresas cinéfilas de 2023
Cuando buscamos disfrutar de un buen blockbuster solemos estancar nuestra mirada en Hollywood, no siendo conscientes de que industrias externas a Estados Unidos pueden tener incluso mejores cualidades para ofrecernos grandes producciones. Es justo lo que acaba de demostrar Japón con Godzilla: Minus One, la película con la que el kaiju nipón regresa a su país de origen después de años limitado a producciones americanas bastante superficiales.
Por ello, por lo explotado que ha estado el monstruo con cintas como el Godzilla de Gareth Edwards, su secuela protagonizada por Millie Bobby Brown o su crossover con King Kong en Godzilla vs Kong, era difícil esperar un producto refrescante que fuera a dejar marca. Además, valorando lo mucho que los japoneses ya exprimieron al kaiju y lo flojas que fueron sus últimos intentos de llevarlo a la gran pantalla con cintas como el Shin Godzilla de 2016, tampoco había esperanzas de que fueran a sorprendernos.
Pero estábamos muy equivocados.
Godzilla: Minus One se trata posiblemente de una de las mayores sorpresas cinéfilas del 2023 y una de las mejores aventuras de la criatura, lo que ha conseguido huyendo de la superficialidad del espectáculo que asociamos a este tipo de cine y apostando por una vuelta a los orígenes del monstruo, a aquello que funcionó también en la primera película de Godzilla en los años 50.
Los que recuerden este título de 1954 sabrán que la acción no era su prioridad, más bien reflejar el terror y los traumas que la II Guerra Mundial dejó en Japón, con Godzilla representando la catástrofe atómica que sumió al país en el horror. Esta nueva cinta regresa a este enfoque, priorizando el drama por encima de la pirotecnia y profundizando todavía más en el conflicto que llevó al kaiju a ser un icono mundial del cine de catástrofes.
Más que una propuesta de monstruos es una cinta de personajes, un relato sobre cómo el trauma de la destrucción, el miedo a la muerte o el sentido del honor hunde en la desesperación a un país que, en última instancia, no duda en plantar cara al caos y salir adelante. Esto se refleja a través de la historia de un piloto de aviones kamikaze que, tras huir de su deber para evitar la muerte, se da de bruces con la devastación de Godzilla y es perseguido por los fantasmas de la guerra mientras intenta salir adelante junto a otros desamparados.
En este sentido, creo que su estreno a finales de 2023 no ha podido ser más oportuno, porque se siente como una secuela espiritual a lo que nos propuso Christopher Nolan con su Oppenheimer. Por supuesto, esto ha sido una mera casualidad del destino, pero es inevitable saborear Godzilla: Minus One como la respuesta de Japón a lo que el director de Batman: El caballero de la noche planteó en su historia sobre el creador de la bomba atómica, como una expansión a los dilemas morales que despertó el diseño de un arma de tal calibre y sus consecuencias catastróficas.
Precisamente, Oppenheimer, al tener un enfoque tan psicológico en el personaje de Cillian Murphy, obvió mostrar la devastación de la bomba atómica sobre Japón, que es justo en lo que entra Godzilla: Minus One desde un enfoque fantástico. Por esta razón, al igual que el trabajo de Christopher Nolan me pareció uno de los títulos más impactantes de 2023 en sus conflictos emocionales y políticos, siento que esta nueva incursión de Godzilla en la gran pantalla se sitúa como otra de las cintas más estremecedoras del año, perfecta para ver en sesión doble con la historia de la creación de la bomba atómica.
Además, aunque se suma en la sobriedad, Godzilla: Minus One no huye del espectáculo. De hecho, tiene secuencias de acción sobresalientes que me atrevería a comparar con grandes clásicos del terror y del cine de monstruos como Tiburón. Sus combates contra el kaiju en alta mar, la tensión en los enfrentamientos y el horror que rodea a los protagonistas lo ejemplifican a la perfección, erigiéndose como una producción que no tiene absolutamente nada que envidiar a lo que nos ofrece Hollywood en este género.
Y no es solo mi impresión, porque solo hay que fijarse en su taquilla para percatarse del calado tan grande que ha despertado este regreso a los orígenes de Godzilla. Una película a la que muchos acudimos buscando un mero entretenimiento de acción y salimos sorprendidos ante un drama increíble sobre el terror y los traumas de la II Guerra Mundial.
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