Los Golden Globes sacan a relucir la cara oculta del éxito de 'Oppenheimer'
Un éxito que se consagra con ocho nominaciones (una menos que 'Barbie') y que marcaría el futuro de Hollywood
Barbie y Oppenheimer han sido dos de los fenómenos cinematográficos más importantes de 2023 y por si hiciera falta confirmarlo, los Golden Globes (Globos de Oro) se encargaron de recordarlo coronándolas como las producciones más nominadas del año. La primera con nueve candidaturas (incluyendo Mejor Película en Comedia o Musical), la segunda con ocho (también a Mejor Película en Drama). Ambas cosecharon reconocimientos a la dirección, guion y reparto con la única diferencia en que Barbie obtuvo tres nominaciones en la misma categoría de Mejor Canción (en cambio, Oppenheimer se acomodó en Mejor Banda Sonora).
El estreno conjunto (conocido como Barbenheimer) marcó la conversación cinéfila durante varios meses, dejando para el recuerdo dos taquillazos que aún siguen dando mucho que hablar. En el caso de Barbie, al tener el fuerte componente comercial de la muñeca y el espíritu jovial, ligero y reivindicativo que aportó Greta Gerwig, no le fue complicado atraer masas de espectadores rendidos ante su universo, sin embargo, Oppenheimer fue un caso bien distinto. Y las nominaciones de los Globos de Oro lo ponen sobre la mesa coronándola como el drama más nominado: en la misma categoría le acompañan Los asesinos de la luna (siete nominaciones), Past Lives (cinco), Anatomía de una caída (cuatro), Maestro (cuatro) y The zone of interest (tres).
OPPENHEIMER MARCA EL CAMINO EN HOLLYWOOD
Por mucho que el nombre de Christopher Nolan venda, hablamos de un biopic de tres horas con un groso argumental lleno de conversaciones densas, una propuesta fílmica basada en primeros planos de personajes sin artificios y una temática política y sociológica que se puede hacer bola. Es decir, un tipo de cine adulto que hacía años no veíamos sobresalir en taquilla y que incluso este mismo año ha llevado a grandes maestros del cine a enfrentarse a rotundos fracasos.
Por ejemplo, Martin Scorsese, que también ha encandilado a crítica y premios con las más de tres horas de Los asesinos de la luna, no ha sido capaz de obtener rentabilidad con una cinta que desde fuera luce incluso más comercial que Oppenheimer. Su cine de gánsteres, en el que se encuentran títulos tan míticos como Uno de los nuestros, Casino, Pandillas de Nueva York o Infiltrados, siempre fue una apuesta segura, y si le sumamos que cuenta con un as de la taquilla como Leonardo DiCaprio y que recupera a una estrella de la talla Robert De Niro parecía apuntar a igualar éxitos como La isla siniestra o El lobo de Wall Street, sus cintas más taquilleras.
Sin embargo, su taquilla solo asciende a $155 millones en todo el mundo, cifra lejos de rentabilizar los más de 200 millones que Apple invirtió en este western sobre el genocidio indio en Estados Unidos.
Lo mismo podríamos decir de Ridley Scott, quien también se ha estrellado con su adaptación de la vida de Napoleón Bonaparte. En este caso, ni la crítica quedó convencida del trabajo del director de Gladiador o Blade Runner, pero hablamos de un título no exento de épica y con oscarizados rostros en su reparto como Joaquin Phoenix que hace años bien podría haber destacado en taquilla, pero ahora, con el consumo del público enfocado a las grandes franquicias, a los blockbusters de acción o al consumo rápido al que incitan las plataformas streaming, se ha tenido que conformar con un global en torno a los 170 millones de dólares, casi a la par que Scorsese.
En este sentido, cabe preguntarse cómo Christopher Nolan, con un drama denso de tres horas lleno de conversaciones, política y dilemas morales que es tan contrario a lo que el público ha demandado en los últimos años, ha sobresalido por encima de los grandes maestros clásicos de Hollywood.
El llamado “Barbenheimer" parece que jugó un papel clave, pero creo que la respuesta encuentra mejor explicación en el enfoque que el director de Batman: El caballero de la noche usó para la película. Un lenguaje que está lejos de los enfoques de Scorsese o Scott y que se adapta mejor al consumo actual de cine.
EL TRUCO PARA EL ÉXITO
Por muy sesudo que fuera conocer las implicaciones de la invención de la bomba atómica, Nolan encontró la forma de narrar la historia con un enfoque cinematográfico cercano a cualquiera de los blockbusters que hoy arrasan en taquilla. Lo vimos en su fotografía enfocada a grandes formatos como el IMAX o en la inmersiva mezcla de sonido, que hacían que hasta la conversación desprendiera una épica y poso que jamás imaginaríamos para este tipo de propuestas. Aunque más importante fue el ritmo tan trepidante en el montaje, donde el director no escatimaba en recursos y cortes para tenernos al borde la butaca, introducirnos en la mente de Robert Oppenheimer, mantener nuestra mente atenta e incluso lograr que instantes tan marcadamente discursivos como un juicio se sientan casi como una secuencia de acción.
Al final, la sensación que nos dejó Oppenheimer al salir del cine fue más la de haber visto un blockbuster que un drama intenso, cuando más allá de la forma no tiene nada que ver con este cine palomitero. Sin embargo, Nolan se las ingenió para aplicar este lenguaje a su película y rompió la maldición de los fracasos en el cine adulto de gran presupuesto, esa que Scorsese y Scott han podido esquivar pese a tener cintas con potencial.
Con todo esto, no quiero decir que los directores deban de copiar a Oppenheimer para alcanzar el éxito en el cine actual, y menos cineastas con tanta trayectoria y prestigio. Al fin y al cabo, cada uno tiene un estilo definido y sería un sacrilegio que trataran de sacrificarlo solo para contentar al público. Más bien, se trata de admirar la visión que tuvo Nolan para modernizar estos dramas adultos y reivindicar esta otra cara del éxito de su película. En última instancia, creo puede abrir un camino para que la fórmula del drama adulto siga evolucionando, se adapte mejor a las demandas del público actual y podamos seguir disfrutando de la grandeza de este tipo de historias sin que los estudios de Hollywood le tengan miedo al fracaso.
Y ahora, con los Globos de Oro dando a conocer sus nominaciones (el veredicto lo conoceremos en la ceremonia del 7 de enero), solo queda esperar por ver qué dicen los Óscar con sus candidaturas el 23 de enero.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine 54.
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