El rey Juan Carlos celebra su cumpleaños rodeado del cariño de sus hijas y sus nietos: las imágenes y los detalles
Una treintena de amigos hizo el viaje para acompañarle. La mayoría de ellos ya se había reunido el año pasado. Organizaron, por primera vez desde la expatriación del Rey a los Emiratos, hace cuatro años, un encuentro familiar y amistoso para su cumpleaños. La celebración resultó tan gratificante que decidieron repetirla este año. ¿Se convertirá esto en una tradición? ¿En una cita imprescindible de principios de año? Algunos no pudieron asistir por razones de salud o familiares, pero están decididos a compensarlo el próximo año.
Este grupo de incondicionales quiere romper el aislamiento del Rey, quien tuvo que rehacer su vida en una pequeña isla frente a Abu Dabi. Solo su nieto Felipe, feliz de llevar una vida confidencial y organizada en torno al trabajo, los estudios y el deporte, le acompaña. El monarca recibe a algunos discretos visitantes con cuentagotas y espera siempre con ansias las visitas de sus hijas. Sus viajes a España son esporádicos y breves, apenas con tiempo de asistir a una misa de boda o funeral. Por supuesto, están las regatas en Sanxenxo, que tanto lo entusiasman. En el 'Bribón' es otro hombre, ágil y conquistador, que acumula victorias en campeonatos mundiales y europeos. La última regata, a principios de noviembre, fue cancelada debido a la DANA. Dada la magnitud de la catástrofe, que lo afectó como a cualquier español, prefirió suspender el evento. Nadie tenía ánimo para disfrutar en el mar.
Las celebraciones arrancaron el 4 de enero con una cena informal, en la que el mago Drummond Money-Coutts deleitó a los asistentes. El Rey recibió un pastel con una vela y todos le cantaron el 'Cumpleaños feliz'
Le encantaría poder ir más a menudo a Madrid para ver a su familia, especialmente a su hermana 'Margot', por quien siente un gran cariño, pero tener que dormir en un hotel, como un turista de paso, le resulta doloroso. No quiere, bajo ningún concepto, interferir en la vida de su hijo ni en el buen funcionamiento de la Corona. El precio a pagar es alto. Él, que defendió los intereses de España durante toda su vida y reinó sobre un país que lleva en el corazón, no puede pasar la Navidad en familia, en su tierra, en su hogar. Pero no se deja vencer por la amargura. Está contento de haber pasado el Año Nuevo con sus hijas, en Abu Dabi, y aún más feliz de ver llegar a sus nietos, un grupo de jóvenes muy unidos, alegres y cariñosos con su abuelo, para celebrar su cumpleaños. Es el mejor regalo: estar rodeado del afecto de los suyos.
El sábado 4, los invitados llegaron de España de forma escalonada. Los espera en un restaurante chino del Emirates Palace, el icónico hotel de Abu Dabi, para una cena muy informal. La presencia de un mago deleita a los asistentes. No se trata de cualquier mago: Drummond, miembro de la prestigiosa familia británica de banqueros Money-Coutts, es conocido por su espectáculo en Netflix Death by Magic. Desde hace algunos años, ejerce en los Emiratos su especialidad como mentalista, un arte muy cerebral y misterioso. Cada mesa disfruta de un truco que deja a todos boquiabiertos, como a la infanta Elena, quien firma una carta que desaparece y reaparece doblada dentro de una caja. A medianoche, una pequeña vela sobre un pastel individual llega frente al Rey. Todos cantan "Cumpleaños feliz" y sus hijas y nietos se acercan para darle besos con cariño. Esto solo es el preludio a la gran velada del día siguiente.
El Rey, en primera fila, disfruta feliz de la fiesta de su 87 cumpleaños; la familia llega con el pastel, que don Juan Carlos corta con una espada, como marca la tradición