Rosalía pone la dosis de corazón al momento más emotivo de 'Flash'

ATENCIÓN: ESTE ARTÍCULO CONTIENE SPOILERS DE FLASH

Más allá de la acción, la grandilocuencia del multiverso y los múltiples cameos, Flash tiene el potencial para conquistarnos por ser una de las películas de superhéroes con más corazón. La odisea de Barry Allen (Ezra Miller) para recuperar a su madre después de su fatídica muerte le conduce, no solo a romper la orden del espacio y el tiempo y a enfrentarse a algunas de las amenazas más temibles de DC, también a vivir un viaje emocional con el que nos es difícil salir de la sala del cine sin derramar alguna lágrima.

Y es que la construcción de la relación entre el personaje de Ezra Miller y su progenitora se ha cuidado al milímetro, haciendo que cualquier mínima interacción esté repleta de significado y sentimiento. Pero no es algo que se haya conseguido en base al guion o los diálogos, sino más bien aludiendo a la identidad y esencia de los personajes con detalles culturales externos que nos introducen en las entrañas del drama. Y solo hay que ver el papel tan importante que cumple una canción de Rosalía en medio de este juego emocional.

Para empezar, debemos recordar que el universo DC pocas veces acertó de lleno en la parte emocional. Solo hay que remitirse a películas como Batman v. Superman, donde la conexión de estos dos superhéroes con sus madres también cumplía un papel esencial en la trama. Sin embargo, el instante donde esta conexión explota y deriva a la unión de los dos personajes estuvo lejos de conseguir el efecto deseado. De hecho, esta escena, donde al pronunciar el nombre de “Martha” todos sus conflictos pasaban a un segundo plano, generó infinidad de bromas y memes por toda la red.

No es que la idea de cerrar la lucha entre Batman y Superman a través de su conexión emocional fuera una mala idea, el problema es que esta película de Zack Snyder quiso abordar tantos frentes argumentales que se olvidó de que estos instantes se tejen con mimo y cuidado, un error que Flash subsana y marca una clara diferencia en este universo superheroíco de Warner. Y es que no bastan simples diálogos o meras interacciones, hay que saber llegar al corazón de los espectadores tal y como esta cinta dirigida por el argentino Andy Muschietti consigue aludiendo a la identidad cultural de sus personajes.

La madre de Barry Allen, Nora Allen, es de raíces hispanas, siendo interpretada por la actriz española Maribel Verdú, también conocida por trabajar con Guillermo del Toro en El laberinto del fauno o con Francis Ford Coppola en Tetro. En su desarrollo argumental, tras ser salvada de la muerte por Flash y dar al superhéroe la oportunidad de volver a sentir su cariño en una variante temporal alternativa, se usa la cultura hispanohablante para trasladar al espectador la calidez y cercanía entre ambos roles, usando elementos como canciones de amplio arraigo popular para amplificar sus sentimientos a la audiencia.

Ocurre en un flashback al pasado, cuando Nora Allen comparte un emocionante baile con su hijo a ritmo de Pedro Navaja de Rubén Blades, uno de los temas más identitarios de toda Latinoamérica que a todo latino, y a todo aquel puesto al día en su cultura, despierta una inevitable emoción. Aunque la escena no solo funciona por el mero sonido de la canción, sino por cómo el afecto de los personajes de Maribel Verdú y Ezra Miller se va solapando con este ritmo de salsa, creciendo a medida que surgen los acordes de la canción y despertando una sonrisa en nuestras bocas. Una idea perfecta para conectar con los personajes, sus raíces e identidad a través de elementos populares conocidos por todos, para después impactar con la tragedia.

Esta idea cobra aún más sentido en el final de la película, cuando Flash se enfrente a la inevitable decisión de dejar marchar a su madre para recuperar el flujo original de su realidad. Barry Allen se despide para siempre de su progenitora, y la escena, que se erige como uno de los mayores torrentes de emociones de DC, se nutre de la letra y melodía de uno de los temas más personales de Rosalía.

En concreto, suena Si tú supieras compañero, canción perteneciente a su álbum Los Ángeles, su primer trabajo discográfico. Hablamos de una balada de aires flamencos que nos conduce a las raíces de la artista española, a su más pura esencia, a cuando mostró al mundo su talento por primera vez, lejos de los ritmos comerciales en los que en los últimos años ha fusionado con éxito su música.

Precisamente, estamos ante una secuencia que apuesta por este mismo enfoque, por mostrar a los personajes de Ezra Miller y Maribel Verdú desnudos en sus sentimientos y apelar a la historia y raíces de la madre, consiguiendo así que la conexión con Barry Allen se traslade a nuestras emociones.

En este sentido, el tema de Rosalía funciona de maravilla, sobre todo valorando que desde su propia letra apela a la situación que vive Flash y su progenitora. “Toma este puñal dorado, y ponte tú en las cuatro esquinas, y dame tú de puñaladas, y no digas que me olvidas…”, reza un estribillo con el que es difícil no ver semejanza con la despedida con la que cierra película y terminar la secuencia en un mar de lágrimas.

Además, al hablar de una artista de semejante calado internacional, creo que esta cuestión identitaria y cultural va a expandir la conexión más allá del público hispanohablante. Ya la mera melodía de la canción, ese ritmo lento con ligeros acordes flamencos, apela a la aflicción que viven los personajes, por lo que, aún sin entender la letra, el cúmulo de emociones en pantalla es perfectamente perceptible en este compás sonoro. Y es que hay un cuidado milimétrico tras estos detalles que lo convierten en uno de los mayores aciertos de Flash al lograr uno de los viajes emocionales más reivindicativos de todo el cine de superhéroes.

Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.

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