Salma no miente: el aumento de sus pechos tiene explicación médica

En una distendida charla con Jada Pinkett Smith en su programa Red Table Talk, la actriz mexicana contó cómo vive la menopausia y uno de sus efectos menos conocidos:
En una distendida charla con Jada Pinkett Smith en su programa Red Table Talk, la actriz mexicana contó cómo vive la menopausia y uno de sus efectos menos conocidos: "los senos vuelven a crecer". (Imagen: Captura Red Table Talk / Facebook)

Cansada de los rumores sobre sus pechos, la actriz mexicana ha hablado alto y claro: "Mis pechos no dejan de crecer, pero son naturales". Esta frase pronunciada por Salma Hayek en una entrevista realizada por Jada Pinkett (actriz y pareja de Will Smith) en 'Red Table Talk' en Facebook está dando mucho que hablar

"Mucha gente dijo que me había sometido a un aumento de pecho. ¡No los culpo! Solía tener los senos más pequeños, al igual que el resto de mi anatomía'', añade Hayek que aborrece el quirófano y el bótox, asegura que el aumento de tamaño de sus senos es cosa de la edad. ¿Qué hay de cierto en ello? ¿Pueden crecer los pechos en la menopausia?

Los cambios en las mamas son constantes desde la pubertad debido a las hormonas, pero existe la creencia de que (sí o sí) se caen y se vacían con el paso del tiempo. Esto no siempre es así como ha revelado Hayek.

En efecto, el tiempo, los cambios de peso, los embarazos y la lactancia hacen que los pechos pierdan la tersura y la tonicidad que los caracterizaba. Un efecto que se intensifica con la caída de los estrógenos durante el climaterio. En esta etapa las mamas pierden colágeno, elastina, tejido adiposo (grasa) y mamario (alveolos y conductos).

Por eso muchas mujeres se quejan de que sus pechos “encojen”, están menos “llenos” y reducen su tamaño. Además, la piel se hace más fina lo que se traduce en una disminución de su firmeza y tonicidad.

Sin embargo, en algunas mujeres se produce el efecto contrario, un aumento de tamaño. Esto sucede porque durante la perimenopausia, las variaciones hormonales son aun más exageradas. Concretamente, los niveles de estrógeno y progesterona varían de manera impredecible, sucediendo que los pechos crezcan o disminuyan en tamaño durante este tiempo.

A partir de los 45 años, los niveles de estrógeno comienzan a fluctuar drásticamente, lo que se traduce en una reducción de estrógenos, las hormonas sexuales esteroideas (principalmente femeninas), que se producen en los ovarios y en las glándulas suprarrenales. Los estrógenos en la mujer se encargan del desarrollo de las características sexuales secundarias al comienzo de la pubertad: crecimiento de pechos, caderas más anchas, aparición de vello púbico y en las axilas.

Por eso se suele pensar que menos estrógeno significa pechos más pequeños, ya que las glándulas que producen la leche encogen (porque nos preparamos para nuestra etapa no reproductiva).

Pero no tiene por qué ser así necesariamente. El nivel de estrógenos se evalúa en función de la hormona que los contrarresta, la progesterona, que baja 120 veces más rápido el estrógeno. Como resultado se produce lo que los médicos llaman “la dominación del estrógeno”, que puede mantener los pechos grandes y hasta aumentarlos, aun cuando bajan los niveles generales de estrógeno.

Es importante conocer todos estos cambios no sólo para identificarlos como propios de la edad, sino para no confundirlos con ninguna patología mamaria. También es fundamental distinguir claramente la menopausia del climaterio. Según el Instituto Dexeus, la menopausia es el cese definitivo de la función ovárica, y llega cuando ha transcurrido un año desde la última regla y sin haber tenido ningún sangrado menstrual. Pero solo es un signo, si bien, el más llamativo, de ese período conocido como climaterio, un período de transición paulatina del estado reproductivo o período fértil de la vida al no reproductivo que ocurre entre los 45 y los 55 años.

La mayoría de las mujeres saben que durante esta etapa pueden empezar a notar la aparición de síntomas típicos de la menopausia antes de que esta llegue (sofocos, sudoración nocturna, cambios de humor, sequedad vaginal o dificultad para dormir) pero no muchas saben que los senos también sufren cambios.

Otro factor a tener en cuenta y que también llega con la menopausia es el aumento de peso, y hay dos zonas principales donde parece depositarse esa grasa adicional: en la tripa y/o el pecho. Por eso muchas mujeres que nunca han tenido tripa, con los años ven que el abdomen se hincha, y otras con senos normales o pequeños, ven que de repente han aumentado de tamaño. Un proceso que se nota más si eres propensa a la retención de líquidos.

Y es que en esta etapa de la vida de una mujer, la grasa y el estrógeno trabajan en equipo; el estrógeno dominante actúa como un imán para la grasa, almacenándola en ciertas zonas como los pechos y el abdomen. El cuerpo intenta así regularse por si mismo y adaptarse a este nuevo ciclo. Estas células de grasa pueden hacerse más grandes y empezar a producir estrógeno por si solas para intentar equilibrar el ánimo y el bienestar, y también para la protección de los huesos y el corazón. Por desgracia, tu cuerpo ha decidido que estas células de grasa grandes son realmente importantes para tu supervivencia, con lo que son muy resistentes a las dietas.

Entonces, debido al triple impacto del aumento de peso, la hinchazón por el aumento de estrógeno y la inflamación (que aumenta en el cuerpo a medida que cumplimos años), a algunas mujeres efectivamente les pueden crecer los senos después de los 40.

Asimismo, es frecuente que aumente la sensibilidad mamaria, y aparezcan molestias o dolor en los senos durante la menopausia. En este caso, las mujeres pueden experimentar ardor o un dolor punzante.

Esta sintomatología es totalmente normal, ya que la menopausia es una etapa natural de la vida y no una enfermedad. Además estas 'repercusiones' no son bruscas sino que van apareciendo a lo largo del climaterio, de forma solapada y con distinta intensidad en cada mujer.

El problema viene cuando la menopausia y el envejecimiento se ven influenciados por un entorno emocional y social que penaliza el paso los años, cuando debería ser al contrario. En otras culturas, como la india, la mujer asciende en la escala social al llegar a la menopausia. Es evidente que en este caso los efectos son positivos y no negativos como en la mujer occidental para la que la menopausia supone un “castig” frente a una sociedad en la que se ensalza la juventud. Afortunadamente las cosas están cambiando y testimonios como el de Salma normalizan la menopausia y ponen de manifiesto que la edad no es un impedimento para seguir siendo atractiva y permanecer en activo.

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