El talento de Jim Carrey que despertó un milagro económico en uno de sus clásicos de los '90
Su trabajo en 'La máscara' ahorró una cantidad millonaria que facilitó el rodaje
La máscara (1994) fue uno de los grandes éxitos de Jim Carrey en los '90. Esta comedia, que contaba cómo un hombre cambia radicalmente tras poner en su rostro un extraño utensilio que representa al dios de la travesura, dio al actor la oportunidad de lucir su brillantez histriónica y dejar para el recuerdo uno de sus personajes más divertidos y extravagantes.
Los más de 350 millones de dólares que recaudó en taquilla en su estreno hace 30 años lo corroboran, al igual que la nominación al Globo de Oro al Mejor Actor - Comedia, el optar al Oscar a los Mejores Efectos Especiales o toda la mercadotecnia que Hollywood desarrolló a partir de este título, como una serie de televisión animada que llegó a la pequeña pantalla un año más tarde.
Pero antes de su debut y de todas estas alegrías, el equipo de La máscara tuvo razones para caer rendidos ante Jim Carrey, ya que el don natural del actor para la comedia les facilitó mucho las cosas al gestionar el rodaje. De hecho, les motivó a prescindir de un elemento que creían esencial en muchas escenas y acabaron ahorrando una cantidad millonaria de dinero.
Lo contó el director Chuck Russell en una entrevista con Chicago Tribune, quien habló de lo interesado que estuvo desde el inicio de la producción de contar con Carrey por su habilidad caricaturesca. Acorde a sus declaraciones, la facilidad con la que modificaba su rostro con formas extrañas era lo que buscaban para una película como La máscara, donde los cambios en la personalidad del protagonista y la exageración cómica debían llevarse al extremo.
La idea inicial era complementar el trabajo facial del actor con los efectos especiales, lo que pasaba por grabar la cara de Carrey, crear efectos digitales en torno a su trabajo y valerse de computadoras para exagerar sus expresiones y tics cómicos. “Insistí en trabajar con la cara de Jim, en hacer que la acción fuera orgánica para la actuación de Jim. No importa qué tan bueno sea el efecto, si no se ajusta al personaje y a la historia, no será efectivo”, explicaba el director. Sin embargo, tras comenzar los ensayos, se dieron cuenta de que podían seguir un método diferente.
Un ahorro millonario en 'La máscara'
Carrey llevaba tan al extremo su interpretación cómica, tenía una habilidad tan inusual para modificar su rostro y exageraba tan bien los gestos que optaron por prescindir de muchos de los efectos especiales. Únicamente se valieron de ellos para modificar el color y la forma de su cara o crear los instantes fantasiosos, lo que les ahorró una buena parte del presupuesto. "Los chicos de ILM [la empresa de efectos especiales] dijeron que calcularon que ahorré alrededor de un millón de dólares una vez que conseguí a Jim, sólo por lo que él era capaz de hacer en comparación con lo que pretendíamos hacer originalmente", matizaba Chuck Russell.
Tratándose de una producción multimillonaria de Hollywood puede parecer que un millón no es mucho, pero nada más lejos de la realidad. A pesar de las cifras estratosféricas que logró en taquilla, La máscara fue planteada como una comedia de bajo coste, por lo que, según datos de Box Office Mojo, solo se contó con 22 millones de dólares para llevarla a cabo. Entre pagar el caché de sus estrellas, entre las que también se encontraban Cameron Díaz, y disponer de los muchos elementos que conforman una producción (equipos, cámaras, seguros, sets…) ese dinero puede quedarse muy corto.
De hecho, el director, aunque en todo momento trató de divertirse y disfrutar de la experiencia de realizar una comedia tan alocada como esta, reconoció a Chicago Tribune que la planificación de La máscara fue “compleja”, por lo que un millón más para tener margen de error o contar con recursos extra en otros departamentos puede ser un buen alivio.
El éxito y calado social de la película ejemplificaron la enorme ayuda que supuso el actor de Ace Ventura o Todopoderoso para la producción, lo que quedó ratificado cuando, una década más tarde, Hollywood lanzó una secuela sin Jim Carrey titulada La máscara 2: El hijo de la máscara con resultados catastróficos. En esta ocasión, el coste se disparó hasta los 84 millones de dólares, la taquilla solo ascendió hasta los 60 millones en todo el mundo y la crítica no tuvo piedad con la cinta. Además, en esta ocasión fue notorio que se tuvo que abusar de efectos digitales para lograr el resultado buscado a nivel de expresividad y comicidad, que fue justo la ventaja con la que Jim Carrey obró el milagro.
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