La derrota de Tom Cruise en los Óscar que casi cancela uno de sus primeros clásicos
A principios de los '90s hubo dudas sobre el potencial de Tom Cruise para atraer al público al cine
Ya desde el inicio de su carrera Tom Cruise apuntó alto. En apenas una década, dejó para la posteridad clásicos como Top Gun, Legend, El color del dinero o Nacido el cuatro de julio, por la que obtuvo su primera nominación al Óscar como Mejor Actor. Sin embargo, no es raro que un ascenso tan estelar despierte dudas, ya que el éxito puede estar ligado a un fenómeno temporal que el tiempo puede dejar en el olvido.
Por ello, cuando Cruise perdió en la ceremonia de 1990 frente Daniel Day-Lewis, que se hizo con la estatuilla dorada por su trabajo en Mi pie izquierdo, la incertidumbre se apoderó de uno de los proyectos en los que estaba trabajando. Un clásico que pasó por múltiples problemas de producción y que con la derrota del actor en los premios de la Academia de Hollywood no vio claro su potencial para atraer espectadores a las salas.
Hablo de Días de trueno, la película de carreras de Tony Scott con la que trataron de replicar el éxito de Top Gun. Sustituyendo los aviones por bólidos de competición, la cinta nos contó la historia de Cole Trickle, un joven temerario interpretado por Cruise que se introduce en el mundo de la velocidad buscando superar sus miedos. Allí, rodeado de un buen equipo, se percataba de la importancia de la cooperación para alcanzar la gloria, algo que descubrirá gracias a su amistad con otro piloto llamado Harry, a quien daba vida Robert Duvall.
Contando con el mismo director, con la misma fórmula y con la misma estrella que Top Gun, parecía un éxito asegurado, sin embargo, varias disputas y juegos de egos durante el rodaje, que involucraron tanto a Cruise y a Scott como a los productores Jerry Bruckheimmer (Piratas del caribe, Armageddon) y Don Simpson (La roca, Dos policías rebeldes), pusieron la producción frente a la espada y la pared.
LOS CONTRATIEMPOS DE DÍAS DE TRUENO
Según detallaban medios como la revista Spy, Días de trueno comenzó a sufrir retrasos en su plan de rodaje desde casi el inicio de su producción. La fecha inicial para terminar las grabaciones, que comenzaron en diciembre de 1989, era el 28 de febrero de 1990, sin embargo, se fue posponiendo mes a mes hasta que finalmente el destino de la película quedó en una incógnita.
Parte de este contratiempo encuentra su explicación en la intención de Tom Cruise de modificar continuamente el guion, puesto que, como bien apuntaban publicaciones como Slate, quería que la historia estableciera paralelismos con su propio éxito en la industria del cine. Pero este no fue el mayor problema.
Los productores Jerry Bruckheimmer y Don Simpson no dejaron que Scott rodara sin su supervisión, queriendo hacer suyo el proyecto e imponerse por encima de la figura del director. De hecho, Simpsons incluso exigió tener un papel en la película. Acorde a los reportes del set que recogía Spy, estas tres figuras “parecían cuatro directores discutiendo entre sí” cuando, en teoría, solo uno ejercía dicha función, conllevando a que las cámaras no rodaran y que el equipo, que cobraba por jornadas de 20 horas, acumulara una gran cantidad de tiempo extra que iban a tener pagar.
Además, a los gastos en los retrasos también habría que sumar que Don Simpson, durante el rodaje en Daytona, Florida, empezó a usar el dinero de la producción para caprichos personales. Según su biografía, recogida por Slate, gastó 400.000 dólares en un gimnasio privado en su suite de hotel, en objetos de lujo para las mujeres con las que quedaba o en alquilar una discoteca para grandes fiestas privadas.
Como es lógico, el presupuesto, inicialmente establecido en 35 millones de dólares, se disparó hasta los 55, lo que suponía que Días de trueno iba a necesitar recaudar más 100 en taquilla para recuperar la inversión. No parecía una meta descabellada valorando la implicación de Tom Cruise en el proyecto, quien no paraba de acumular éxitos y acababa de recibir su primera nominación al Óscar por Nacido el cuatro de julio. Sin embargo, cuando Cruise perdió su estatuilla dorada, las dudas sobre su poder como estrella y sobre su futuro en la industria asolaron a Paramount Pictures, el estudio tras esta producción de acción y carreras.
EL GOLPE DE SUERTE
Hoy, viendo hasta donde ha llegado Tom Cruise, nos puede parecer una preocupación absurda, pero en aquel momento, cuando todavía era un actor en ciernes y acababa de ganarse la reputación de héroe de acción con Top Gun o Nacido el cuatro de julio, era perfectamente lógica, y mucho más con todo el descontrol tras Días de trueno al que el propio intérprete había contribuido. Por ello, tras ver que el coste seguía creciendo y que la película estaba aun sin terminar, Paramount decidió cortar drásticamente la inversión y dejó en el aire su futuro.
Así lo contó el locutor y periodista deportivo Bob Jenkins, quien fue contratado para ser la voz en off de las carreras de Días de Trueno. En una entrevista con The Indianapolis Star en pleno rodaje, se hizo eco del caos tras la película y contó que no estaba seguro de si su material sería finalmente usado, puesto que la derrota de Cruise en los Óscar motivó a recortar el presupuesto y reformular el film. "Realmente no sé si estaré en la película en este momento", relataba Jenkins. "Cuando Tom Cruise no pudo ganar el Óscar, el presupuesto se redujo drásticamente. Puede que mi participación no sea mucha en la película final”.
Con el recorte económico, a Tony Scott le era prácticamente imposible ejecutar la película en condiciones óptimas, sobre todo porque el calendario de rodaje se redujo para paliar costes y poder llegar al estreno inicialmente previsto para verano, época donde los blockbusters suelen tener mejor rendimiento en taquilla. Ni siquiera tenían recursos para contratar extras y llenar las gradas de las carreras, lo que hubiera dejado a Días de trueno en la estocada y lejos de la grandilocuencia si no hubiera sido por un golpe de suerte.
Tal y como contó el director a The Spokeman, pudieron llegar a un acuerdo con NASCAR, la Asociación Nacional de Carreras de Autos de Serie que también formaba parte de la trama de Días de trueno, para usar sus pistas, terminar de rodar en condiciones óptimas e incluso poner los automóviles de la película en medio de competiciones reales. Esto les permitió grabar en escenarios llenos de público, poder ejecutar sus secuencias de acción en momentos previos o posteriores a las carreras, complementar todo en montaje y lograr que el film llegara a buen puerto.
"El mayor problema fue intentar crear secuencias de carreras en los días en que no podíamos permitirnos el lujo de tener cien mil personas sentadas en las gradas", explicaba Tony Scott. "Conseguimos convencer a Nascar para que nos dejara llevar nuestros coches a eventos reales. Luego, cuando recreaba los acontecimientos de la carrera, incorporaba grandes tomas panorámicas de las gradas y las multitudes para darte el efecto de que estabas en carreras reales. El 99% por ciento del metraje no se filmó el día real de la carrera, sino en un lugar vacío de la pista con especialistas".
Lamentablemente, cuando Días de trueno llegó a los cines no cumplió su objetivo de alcanzar las cifras de Top Gun, cuyo estreno original en 1986 se saldó con un total global de 176,9 millones de dólares ante un reducido coste de 15. Este intento de réplica sobre ruedas se tuvo que conformar con $87,1 millones, cifra lejos de rentabilizar el disparado presupuesto de $55 millones. Sin embargo, el tiempo jugó a su favor y esta adrenalínica cinta adquirió la categoría de clásico y con varios reestrenos alcanzó un global de $157,9 millones.
Al menos, podemos agradecer que su realización pudiera terminarse, porque entre sus múltiples problemas de producción y la duda sembrada por la derrota de Tom Cruise en los Óscar tal vez nunca hubiéramos visto a la estrella de Misión Imposible lucirse como piloto de carreras. No es que fuera una película que despertara grandes pasiones (de hecho, la crítica la recibió con frialdad), pero es de esos proyectos tejidos a la medida de Cruise que apuestan tanto por explotar su carisma y buen hacer en vibrantes secuencias de acción que terminan siendo irresistibles.
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