Tom Hanks deja más clara que nunca la hipocresía de Hollywood con el streaming
Tom Hanks, ese actor que consiguió colarse en nuestras vidas a través de simpatía y talento (personalmente lo llamo el tío del cine), está viviendo una etapa de honestidad absoluta. Y así como no le importa que el mundo lo esté observando mientras hace gestos que pueden ser malinterpretados en el Festival de Cannes, tampoco tiene problema en confesar las cosas que no le gustan. Como decir que solo existen “cuatro películas buenas” en su filmografía o que “odia” algunas de ellas. Unas declaraciones comprensibles aunque sus fans se lleven las manos a la cabeza. Básicamente porque los actores pueden darlo todo en el rodaje, pero el resultado final no depende de ellos, sino de las intenciones vertidas en el proceso de posproducción. Sin embargo, lo que cuesta comprender son los aires de hipocresía que ventilan sus últimas palabras.
El actor ganador de dos premios Oscar es uno de los muchos defensores de la experiencia cinematográfica tradicional, como Steven Spielberg o Martin Scorsese. Pero que, viendo el avance del mercado y los cambios en el consumo de los espectadores, aceptaron jugar las nuevas reglas del juego pasándose de bando. No obstante, Tom Hanks no ha tenido problemas en arremeter contra las plataformas streaming. Donde encontramos sus propias películas.
Tom Hanks se plantea en una entrevista concedida a The New Yorker: “¿Cuántas veces dijiste -tú solo o con tu familia- ‘veamos algo esta noche’? Genial, tomas el control remoto y te lleva una eternidad decidir qué ver en Apple o Netflix o Hulu o Amazon Prime. Eso no, eso tampoco… Así que 45 minutos después te decidiste, comprometiéndote con amargura que vas a tener que aceptarlo porque tres miembros de tu familia votaron a favor de una cosa y estás en el lado perdedor”.
“Apagas las luces. Entras la maldita contraseña y te sale una pantalla con la dirección para el cobro. Porque ¿quién reseteó esta cosa? Así que pasan otros 15 minutos perdidos en el proceso. Ahora estás listo para finalmente empezar la película que todos ‘acordaron’ ver. Y piensas, al fin, veamos la película. A los 17 minutos piensas, no estoy interesado de ninguna manera. No me gusta. Me voy a ir de la habitación y no me voy molestar en ver el resto”. Y entonces procede a comparar cómo este tipo de experiencia no sucede en el cine, donde “todos tus recursos, tu dinero, tu tiempo e intención dicen que vas a ir al cine”.
La explicación detallada que hace el actor es comprensible. A todos nos pasó en alguna ocasión (o varias). Sobre todo, cuando tienes que decidir qué película o serie ver junto a otra persona. Pero no creo que sea tan diferente a las tardes que solíamos pasar en el videoclub hace varios años. Claro que ahora se suman los problemas técnicos como gajes de la experiencia streaming de vez en cuando que, claramente, terminan quitándonos las ganas de seguir adelante con la idea. Sin embargo, sus palabras terminan recreando la experiencia de consumo streaming como algo negativo para hacer un alegato a favor del cine tradicional. Cuando la discusión familiar o entre amigos a la hora de elegir una película, serie u oferta televisiva, siempre fue la misma.
Pero lo peor de su discurso es que sus películas, sus propios trabajos, están en el streaming. Es allí donde el mundo consume su legado. No en la gran pantalla donde solo podemos acceder a sus últimos trabajos y durante unas pocas semanas en cartelera. Además, sin el consumo de DVDs tan activo como antes ni videoclubs donde alquilar el formato físico, dependemos exclusivamente de las plataformas para volver a ver Quisiera ser grande, Forrest Gump, Filadelfia, Salvando al soldado Ryan, Milagros inesperados y un largo etcétera.
Sin ir más lejos, Un vecino gruñón -su más reciente largometraje estrenado en 2022- está siendo de las películas más vistas en HBO y iTunes esta misma semana (FlixPatrol). Pero no solo eso, Tom Hanks también ha participado en películas que se llegaron exclusivamente al streaming.
La primera fue Greyhound, el drama bélico que terminó encontrando su lugar en Apple TV+ tras la cancelación del estreno debido a la pandemia de Covid-19. El mundo necesitaba distracción y la película cumplió su cometido: fue el estreno más grande en la historia del servicio hasta el momento (julio de 2020), mientras Deadline aseguró que las cifras eran similares a un éxito de taquilla veraniego.
Hizo un cameo en la secuela de Borat, cuyos derechos de distribución tenía Prime Video. Protagonizó Noticias del mundo de Paul Greengrass, otra película afectada por la pandemia que logró llegar al mundo a través del servicio bajo demanda en EE. UU. y Netflix. Y luego aterrizó en Apple TV+ con la película de ciencia ficción Finch, y Disney+ con Pinocho de Robert Zemeckis.
Es cierto que todas fueron producciones de estudio pensadas para el cine, que terminaron en las plataformas a raíz de la pandemia, pero fue gracias a la disponibilidad y existencia de estos servicios que Tom Hanks mantuvo sus trabajos latentes en nuestras vidas. También es verdad que no se compara con la experiencia cinematográfica tradicional, en cuanto a la emoción, entrega y compromiso que produce una cinta en pantalla grande, pero las plataformas streaming llegaron para quedarse y, a estas alturas, forman parte de nuestra manera de consumir películas. Donde se incluyen las nuevas, viejas y clásicos de Tom Hanks.
Entiendo la necesidad férrea de Hollywood por defender el cine tradicional. Yo también lo defiendo porque no concibo un mundo donde deje de existir. Pero este juego de Tom Hanks de bañar la experiencia streaming de detalles negativos para defender al cine tradicional, termina destilando una mirada hipócrita que no tiene ni pies ni cabeza. Porque es ahí, en esas plataformas y con esas discusiones familiares para decidir qué ver cada día -con o sin problemas técnicos- donde se encuentran las semillas de todo su legado. Dónde podemos verlas y dónde sus propios estrenos terminan llegando.
Al final, sus palabras transpiran la mirada de una estrella de cine aferrada a la gloria de la gran pantalla, olvidando que quienes consumimos sus trabajosnecesitamos de esas plataformas ahora. O sino, jamás volveríamos a ver sus glorias pasadas. Ni siquiera sus estrenos recientes si no llegamos a verlos cuando estaban en cartelera.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
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