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Un momento de silencio: conoce cómo beneficiaría a tu cerebro

Texto: Maribel Barros

¿Te has dado cuenta de lo difícil que es conseguir un momento de completo silencio? Si te detienes tan solo un momento y prestas atención, podrás darte cuenta de todos los sonidos que estás percibiendo en este momento. Algunos puede que ya no los notes, por ser muy normales o constantes, pero ahí están.

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El silencio mejoraría la memoria. Foto: Yulia M. / Getty Images

Si bien la naturaleza también está plagada de sonidos, es quizá en las grandes ciudades donde el silencio parece un privilegio difícil de conseguir. Quizá por eso es que la reciente recapitulación que publicó la revista Nautilus acerca de los beneficios del silencio, ha llamado tanto la atención, provocando una ola de recuentos de lo que la ciencia ha descubierto al respecto, como que relaja incluso más que la música de relajación.

Ahora nos toca a nosotros hacer un breve recuento de cuatro de estos beneficios, y quizá cuando los conozcas, empieces a planear en cómo harás para regalarte unos minutos sin nada de ruido el día de hoy.

1. Regeneraría el cerebro

Un estudio, realizado en la universidad de Duke, en EEUU, y publicado en la revista Brain, Structure, and Function comparó los efectos del ruido ambiental, ruido blanco, llanto de cachorros, y el silencio en el cerebro en ratones. Originalmente, los investigadores consideraron al grupo expuesto al silencio como el control, ya que esperaban que los otros sonidos fueron los que generaran cambios en el cerebro.

Pero, para su sorpresa, fue justamente la exposición a dos horas de silencio al día la que provocó la creación de nuevas células en el hipocampo, la zona cerebral asociada con el aprendizaje, la memoria y las emociones.

Los investigadores sugieren que el silencio podría haber provocado estos resultados por ser algo extraño. Es decir, al estar acostumbrados a que siempre haya un estímulo auditivo, que la falta del mismo sería una experiencia nueva para el cerebro, poniéndolo a trabajar de más para entenderlo.

De probarse en humanos, podría significar avances considerables para el tratamiento de condiciones como la depresión y la demencia, asociadas con problemas en esta zona del cerebro.

2. Reduciría el estrés y la tensión

Quizá esto no te parezca ninguna novedad, pero un estudio llevado a cabo en la Universidad de Pavia en Italia, encontró que dos minutos de silencio pueden ser más relajantes que cualquier música de relajación.

Curiosamente, este resultado también resultó una sorpresa para los investigadores, quienes originalmente estaban probando el efecto de diversos sonidos en el cerebro, dejando unas pausas de silencio entre cada pieza. Durante todo el proceso medían la presión arterial de los participantes, y notaron que era durante la pausas que esta se reducía más.

De acuerdo con la Asociación Americana de Psicología el sonido está directamente relacionado con un aumento en nuestros niveles de estrés, presión arterial y enfermedades cardiacas, además de problemas auditivos y de salud en general.

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3. Mejoraría la atención y la memoria

La constante sobre estimulación sensorial a la que estamos expuestos sobrecargan el córtex prefrontal del cerebro. Esta zona es la responsable de la toma de decisiones, resolución de problemas, y pensamientos a gran escala. Al ocuparse mucho y fatigarse nos distraemos más y tenemos problemas para concentrarnos, y nos cuesta tener ideas nuevas, afectando también nuestra creatividad.

Pero esto tendría solución, ya que de acuerdo con la teoría de la restauración de la atención, el cerebro podría restaurar sus recursos de atención si tan solo no se ve expuesto a dichos estímulos. Es decir, si lo hacemos descansar un poco, y el silencio sería una forma de hacerlo.

4. Regresaría al cerebro a su estado predeterminado

Diversos estudios han encontrado que, cuando el cerebro no se encuentra enfocado en una tarea externa específica, se activa la llamada red neuronal por defecto, que vendría a ser su estado predeterminado de descanso, aunque se encuentra muy activo, conectando y activando varias zonas, incluso más que cuando reaccionamos a estímulos externos.

Los sonidos son lo que más nos distrae de lo que ocurre alrededor, por lo que estar en silencio pondría a nuestro cerebro en este estado por defecto.

Varias teorías y estudios aseguran que cuando alcanzamos este estado es cuando más reflexionamos, ya que es cuando tenemos la oportunidad de pensar en cosas no relacionadas con los que nos está ocurriendo de forma inmediata. Esto incluye recordar, planear, y ser creativos. Nos ayuda, además, a procesar la información de lo que hemos experimentado para que tenga sentido.

¿Listo para unos minutos de silencio?

@travesabarros

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