La curiosa razón por la que Victoria Ruffo nunca hace papeles de villana
Ni duda cabe: Victoria Ruffo se ganó a pulso el título de "Reina de las telenovelas", desde hace muchos años. Más incluso que Thalía —que es un fenómeno de otro estilo, vaya— o que cualquiera de las actrices que la siguieron. No hay otra actriz que haya hecho tantos protagónicos memorables: desde "La Fiera" en 1983, que fue el primero que tuvo, pasando por "Juana Iris", "Capricho" (que es una lástima que muy poca gente recuerda), "Abrázame muy fuerte" o las versiones de "Simplemente María", "La madrastra" y "Corona de lágrimas", que tuvieron mucho éxito.
Sin embargo, hay un detalle en esta carrera que es notorio: Vicky (como le dicen los allegados y los amigos) nunca hace papeles de villana. No los acepta cuando se los ofrecen, ni los pide ni los busca. ¿Por qué? ¿A qué se debe que la actriz no quiera explorar esa senda, tratándose de una intérprete versátil, como lo ha demostrado?
Para saber la razón de esto, hay que remontarse al inicio de la carrera de la Ruffo, cuando todavía era una estudiante de lo que sería la primera generación de graduados del CEA de Televisa. En ese entonces, los actores que se preparaban —como ella, Erika Buenfil, Laura Flores, Eduardo Yáñez, Alma Delfina, etcétera— también trabajaban en telenovelas y unitarios, para hacer papeles pequeños, foguearse y darse a conocer. Así pues, Ernesto Alonso, el señor Telenovela, le dio a María Victoria Eugenia Guadalupe Martínez del Río Moreno-Ruffo la primera oportunidad de aparecer en un melodrama como la adolescente 'Charito' en "Conflictos de un Médico", y posteriormente en "Al rojo vivo" y "Quiéreme siempre", donde sus roles también eran de jovencita ingenua, a veces volátil, pero sin malicia.
Fue a principios de 1982 que Victoria tomó el rol de 'Grisel' en la telenovela "En busca del paraíso", que protagonizarían la trágica Maricruz Olivier (en su última aparición), el galán español Juan Luis Galiardo y el famoso actor David Reynoso (uno de los 'duros' más memorables del cine mexicano). La novela era antagonizada por Susana Alexander y Nubia Martí.
La trama giraba en torno a una academia de arte dramático dirigida por Patricia Dumont (la Olivier), que era una actriz famosa que después de una tragedia se retiraba de los escenarios. Ella era pretendida por dos hombres, un divorciado y un viudo (que en realidad no lo era, y cuya esposa loca reaparecía para causar menudos líos). El personaje de Victoria era la hija del viudo, que era manipulada por la madre siniestra y que además rivalizaba con la Dumont por el amor del divorciado: en suma, una fichita.
Este personaje era un verdadero reto para Vicky: ¿cómo una niña que parecía tan linda y dulce podía interpretar a una muchacha sin moral y malvada? En papel se veía ideal, pero la interpretación fue algo muy difícil a la hora de estar frente a la cámara y detrás de ella. "Me costaba mucho hacer esas... maldades", recordó muchos años después en una entrevista a la revista TVyNovelas.
"Yo no soy una santa y tengo mi carácter, pero esa muchacha era tremenda. Le daba cachetadas a todo el mundo y eso a mí no se me da, entonces el maestro Saldaña [el director] me las tenía que marcar. Y Maricruz una vez me dijo: "si me vas a abofetear, hazlo bien. Dámela bien dada. No te cortes". Y yo, "Ay no, cómo crees, qué pena no", y ella era muy profesional y me obligó a darle la cachetada y yo me sentí pésimo, aunque la escena quedó muy bien".
Fue en la calle donde la entonces muy joven actriz encontró el precio que le cobra el público a quienes hacen canalladas en pantalla. Iba de compras y la veían feo. Iba al ortodoncista y la veían feo. Le decían cosas, la regañaban. "Fue un agobio. Señoras venían y me regañaban por ser tan mala. Que cómo me atrevía. Y yo trataba de explicar que yo no era mi personaje y que yo no era así, pero lo mismo, la impresión que generan los villanos es muy fuerte".
Lo pasó tan mal Victoria que, a diferencia de otras actrices como Leticia Calderón, Rebecca Jones, Nailea Norvind, Cynthia Klitbo o la propia Laura Flores (que era su compañera en esta telenovela) nunca se aventuró por hacer roles antagónicos, incluso cuidando las acciones duras de su personaje de Victoria Sandoval' en "Triunfo del amor" (el refrito de "El privilegio de amar", donde por motivos argumentales era una mujer buena, que trataba de dañar al personaje de Maite Perroni sin saber que era su hija abandonada). Esto no tanto por la exigencia histriónica, con la que podría perfectamente, sino por cuidar su imagen de buena gente con el público y nunca más volver a pasar por esos embarazosos momentos en los que, por ser una muchacha mala, perdió el favor del público, cosa que la aterra.
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