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'Viejos': el inquietante (pero no tan perfecto) encuentro entre Gael García Bernal y Shyamalan

Desde hace más de 20 años, el público que entra a ver una película de M. Night Shyamalan, sabe a lo que se atiene: una trama que no aguanta un escrutinio demasiado veraz, mucha atmósfera de inquietud y miedo y un final "sorpresa" que algunos espectadores ven venir y otros no, pero que definitivamente tiene al público hablando acerca de la película, ya sea para maravillarse o para maldecir al director.

De este modo, 'Viejos', su más reciente filme, entra en la categoría de 'La aldea' (personalmente la única cinta suya que cada vez que la veo disfruto) o la muy célebre 'El sexto sentido', es decir, algunas de sus películas que más reacciones generan; pero esto no es un cumplido, necesariamente; la cosa aquí es que el guión es endeble y depende mucho de los efectos para que el público se involucre, algo que en las cintas anteriores no tenía que pasar. Aunque, al menos, no es tan mala como 'The incident' (aquella cosa horrenda de las plantas asesinas con Marky Mark, ¿recuerdan?) o esa mugre llamada 'The last Airbender', que ni a él le gustó.

Adaptada de 'Sandcastle', una fascinante novela gráfica creada por Pierre Oscar Lèvy y Frederik Peeters, la cinta ofrece una atmósfera de misterio, desorientación y la consabida revelación sorpresa en el último acto, que cambia la percepción del público. Sin embargo, la capacidad del director para estructurar todo alrededor de esa misma sorpresa, ya está muy gastada y cuando llega el momento de que el público conecte con los personajes, hay un auténtico problema: no se puede, porque, aunque se nota el esfuerzo, nunca existe una trama convincente o personajes que realmente nos importen (o interesen).

Viejos (Universal Pictures)
Viejos (Universal Pictures)

La maravillosa actriz belga Vicky Krieps (la protagonista de 'Phantom Thread' de Paul Thomas Anderson, que se puso al tú por tú con dos bestias fabulosas como Daniel Day-Lewis y Lesley Manville y salió victoriosa del reto), interpreta a Prisca Capa, una culta y sensible curadora de museo que se toma unas vacaciones familiares con su esposo, el contador Guy Capa (Gael García Bernal, bien, pero acartonado, como es su costumbre: la Krieps y cualquiera de los demás del elenco se lo comen con facilidad) para intentar suavizar el inminente golpe que representará el anuncio de su separación a sus pequeños hijos Maddox (Alexa Swinton) y Trent (Nolan River).

El hotel de cinco estrellas en un extraño paraíso tropical al que llegan en esta última vacación familiar, que les ofrece todas las comodidades, entre ellas, una excursión a una playa remota donde pueden pasar el día lejos de los demás turistas. Junto a ellos hacen el paseo Charles (Rufus Sewell), su esposa Chrystal, que es muchos años más joven que él (Abbey Lee, la modelo caníbal asesina de 'The Neon Demon'), su hija Kara (Kylie Begley) y su madre Agnes (Kathleen Chalfant, la formidable abuela de 'The Affair'), así como la psiquiatra Patricia (Nikki Amuka-Bird) y su esposo Jarin (Ken Leung).

Sin revelar demasiado de la (poca) trama; sucede que al poco de que los Capa y sus compañeros llegan a la idílica caletilla, comienzan a notar una extraña transformación, primero en los niños y luego en ellos mismos: están envejeciendo, por años, en cuestión de minutos (no como el personaje de David Bowie en 'El ansia', de 1983, pero ustedes se dan una idea).

Viejos (Universal Pictures)
Viejos (Universal Pictures)

Atrapados sin salida al estilo de 'El ángel exterminador' de Luis Buñuel (sí, Shyamalan es un estupendo cinéfilo, si bien no es un director muy original), los personajes rápidamente se ponen histéricos a medida que los niños se convierten en adolescentes, sus pensamientos y sentimientos se vuelven más complicados, lo que genera drama para sus padres, que comienzan a sufrir su propia degeneración por envejecimiento prematuro. Pero después de darse cuenta de que al menos un miembro de cada grupo en el grupo sufría de alguna dolencia o enfermedad, los Capa intentan hacer un último esfuerzo para escapar o, en lugar de eso, averiguar qué los llevó a esta playa en particular, donde parece haber escape posible de aquello a lo que la humanidad teme más desde su origen: la muerte.

En su último acto, la película se vuelve más un melodrama familiar que una película de terror (lo que seguramente molestará al público que espera otra cosa), y luego, de repente, se convierte en el eterno ejercicio que tiene Shyamalan de buscar replicar el efecto de 'La dimensión desconocida', solo que sin poder lograrlo del todo — como en 'La dama del agua' o 'Los visitantes', que acabaron por dejar frustrados a sus espectadores.

De hecho, para quienes exigen una explicación sobre lo que pasa, la hay, aunque personalmente yo desearía que no la hubiera. La novela gráfica, de Lévy y Peeters, tiene un final bastante diferente al de la película y personalmente, lo encontré mucho más satisfactorio que el propuesto por el director.

Si bien la lógica que proporciona la película tiene algo de sentido, se siente que le sobran al menos 30 minutos y también las dos o tres justificaciones que mete a la fuerza y que sabotean la atmósfera planteada.

Cuando uno de los personajes de la cinta se lamenta, en un momento dado, de que no es justo que se hayan perdido tantos momentos de su vida debido al fenómeno de esta playa, tiene razón. Francamente, después del año y medio de la pandemia que acabamos de atravesar, y dada la inminente incertidumbre del futuro, ¿quién no puede identificarse? Por desgracia, Shyamalan plantea esta cuestión que es interesante y luego la abandona para imponer una explicación, como decía, bastante condescendiente.

Dicho esto, Shyamalan se ha vuelto tan consistente con estilo, con sus aciertos y fallos, que, como decía la principio, ya sea que los espectadores lo encuentren agradable o simplemente predecible, 'Viejos' subraya una verdad importante, a saber, que en este punto, definitivamente lo viejo no es nada nuevo.

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