La convalecencia de la princesa de Gales en Adelaide Cottage tras su misteriosa operación
La Princesa de Gales (42) recibió el alta tras pasar 14 días ingresada en un hospital luego de someterse a una cirugía abdominal planificada que fue un éxito.
Kate Middleton ya se encuentra recuperándose en su casa de Adelaide Cottage, en Windsor, una coqueta vivienda a la que se mudó junto a su marido el príncipe William y sus tres hijos los príncipes George, Charlotte y Luis en 2022.
Un comunicado del Palacio de Kensington ha informado que: "La princesa de Gales ha regresado a su casa en Windsor para continuar recuperándose de la cirugía. Ella está haciendo buenos progresos. El Príncipe y la Princesa desean agradecer enormemente a todo el equipo de The London Clinic, especialmente al dedicado personal de enfermería, por la atención brindada. La familia Gales sigue agradecida por los buenos deseos que han recibido de todo el mundo".
Los motivos que han llevado a la Princesa a tener que pasar por la mesa de operaciones aún no han sido desvelados, pero el Palacio de Kensington informó en su momento que no se trataba de un proceso “canceroso” y que se encontraba “bien”.
Dos días después se vio al príncipe William visitando a su esposa, saliendo del hospital, conduciendo su propio coche. El heredero al trono ha aparcado sus compromisos oficiales durante todo el tiempo que ha durado la estancia de su esposa en el centro sanitario.
Durante este tiempo, Kate ha contado con el apoyo de su familia. Sus padres Michael y Carole Middleton así como sus hermanos Pippa y James se han encargado de apoyarla y de cuidar a los hijos de los príncipes de Gales para que su rutina se viera mínimamente alterada.
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El hogar donde se recupera Kate Middleton
Kate Middleton seguirá con su curación en su casa de Adelaide Cottage, y aunque no se espera que acuda a ninguna actividad oficial, sí prevé mantenerse en activo y teletrabajar en los proyectos en los que está más implicada, como la campaña Shaping Us, con la que mantiene una vinculación especial, ya que esta iniciativa personal pone en foco en la salud mental de los niños durante la primera infancia.
Esta casa situada en Windsor Home Park debe su nombre a la reina Adelaida de Sajonia- Meinngen, esposa de William IV, la primera inquilina. El edificio se levantó por el arquitecto Jeffry Wyatville en 1831 y siempre se ha caracterizado por ser de lo más encantadora. El exterior es en estuco de color rosa claro y adornos en el tejado. En origen tenía una sala de retiro para la Reina y una sala de pajes, así como muebles antiguos y una sala en la que predominaba el mármol. Además, contaba con una chimenea de estilo regencia greco-egipcia.
En el siglo XIX, el edificio principal tenía cuatro dormitorios y el techo principal tenía adornos, incluidos delfines dorados y cabos del antiguo yate real HMY Royal George.
Tras la reina Adelaida, a la reina Victoria le gustaba tomar entre sus muros el té. Otro de los huéspedes más famosos de la casa fue Peter Townsend, el que fuera el gran amor imposible de la princesa Margarita, hermana de Isabel II y, por tanto, tía abuela del príncipe William.
El caballerizo del rey Jorge VI y capitán de la Real Fuerza Aérea británica vivió allí unos años con su familia, aunque el lugar no resultaba del todo cómodo, tal y como él mismo relató en Time and Chance, su autobiografía. Para el capitán, la casa era muy húmeda y “solo tenía dos radiadores y la escasa ración de carbón era insuficiente para calentarla”.
El frío en invierno era tal que Townsend cuenta que los grandes ventanales del salón hacían que “a veces fuera necesario arroparse con un abrigo y una bufanda. La casa era una hielera en invierno; en verano era una delicia”. Peter y su primera esposa, Rosemary Pawle, pusieron fin a su matrimonio mientras vivían ahí.
En el año 2015, Adelaide Cottage se renovó por completo y conservó el número de habitaciones inicial. Seguramente se la dotó de los aislamientos y los sistemas de climatización para que sus próximos moradores tuvieran más confort que el capitán Townsend.
Se contempló la idea que fuera destinado al príncipe Harry y Meghan Markle, pero finalmente los duques de Sussex se decantaron por el cercano Frogmore Cottage, que ya no forma parte de sus propiedades.
Cuenta con cuatro habitaciones y sin espacio para que se hospeden miembros del servicio, aunque sin duda, lo que más inclinó la balanza para que los Gales se mudaran allí es la posibilidad de que sus hijos crezcan en un ambiente más rural y en plena naturaleza y no en el Palacio de Kensington, ubicado en el bullicioso Londres y convertido en un foco de atracción para los turistas. Aunque este Palacio ya no es su hogar, sigue siendo el lugar en el que está su oficina y la sede de su actividad institucional.