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Con 'Ant-Man and the Wasp: Quantumania' a Marvel le estalla su mayor problema

Kathryn Newton como Cassandra
Kathryn Newton como Cassandra "Cassie" Lang y Paul Rudd como Scott Lang/Ant-Man en ANT-MAN AND THE WASP: QUANTUMANIA de Marvel Studios' (Foto: Jay Maidment/Marvel Studios. © 2023 MARVEL.)

Ant-Man and the Wasp: Quantumania no inició su camino cinematográfico con el mejor pie. Aunque el público haya respondido en taquilla y se haya coronado como el mejor estreno del hombre hormiga, actualmente se erige como la cinta de Marvel peor valorada por la crítica. Tras sus primeras reseñas, tan solo ha obtenido una nota media de 48/100 en Metacritic y un 47% de opiniones positivas en Rotten Tomatoes, lo que la sitúa por debajo de Eternos, que hasta ahora regentaba este título.

Vista la película, es un hecho que me parece más que comprensible, porque el resultado es un caos vacío y sin alma con el que me fue imposible disfrutar y sentir una mínima conexión con lo que transcurría en pantalla. Y creo que la culpa vuelve a estar en el que creo que es el mayor error que comete Marvel y que, lejos de tomar nota y plantear una solución, parecen empecinados en seguir adelante sin prestarle atención.

La saga de superhéroes de Disney ya empieza a languidecer por muchos flancos, como tener a sus espaldas más de 30 películas y series que hacen casi imposible que nuevos espectadores se suban a la ola 'Marvelita'. Pero donde más falla, y donde creo que más se está viendo afectada la calidad de sus producciones, es en el desempeño digital de sus efectos especiales. Con cada nueva entrega, tengo la impresión de que retroceden un paso atrás, que visualmente van luciendo peor y que la calidad no dista mucho de producciones de bajo presupuesto pese a contar con sumas de dinero estratosféricas.

Ya el pasado verano, con el acabado tan poco creíble de She-Hulk o los mundos espaciales tan artificiales de Thor: Love & Thunder, los resultados distaron de lo que debería de ofrecer una producción de la que se erige como la saga más exitosa de todos los tiempos. Pero con Ant-Man and the Wasp: Quantumania parece que han vuelto a bajar muchos escalones de golpe, y no hay más que ver que, en este viaje familiar que propone al jugoso universo del mundo quántico, convierte ideas artísticas sobresalientes en un auténtico dolor para la vista.

Personalmente, creo que el mundo quantico reúne los mejores ingredientes del género de aventuras o de la space-opera. Viendo sus paisajes, criaturas y el desempeño de su trama, no pude evitar pensar en Star Wars o en historias de Edgar Rice Burroughs como John Carter, pero, como digo, en pantalla nada luce como debería. Todo es una sucesión de CGI mal ejecutado y fondos muy artificiosos donde, en lugar de sentirte transportado a ese universo y disfrutar con un show de acción y efectos especiales, acabas llevándote las manos a la cabeza ante los resultados.

El caso más obvio es el de Modok, uno de los villanos de la historia, cuya cabeza gigante estirada sobre un aparato robótico da puro pavor, pero también se aprecia en lo poco que se disimula que los actores actúan en estudio con un croma detrás (a todos se los ve perdidísimos y aparentando recitar sus líneas sin interés) o en lo difícil que es seguir la acción en pantalla en los momentos más explosivos. No obstante, no habría que culpar del desastre a los equipos de efectos especiales, sino más bien a la propia Marvel y a su estrategia de producir sin parar. Y no hay más que ver una de las recientes polémicas del estudio para entenderlo.

Si hacemos memoria recordaremos que, a mediados de 2022, salieron a la luz declaraciones de personas que habían trabajado en la postproducción de sus películas y series. Estos, a través de publicaciones en medios o redes sociales, señalaron a Marvel por dar nulo margen de tiempo, pedir cambios de última hora, formar equipos con menos personas de las necesarias o no dejar hueco para que los artistas de efectos especiales usen su propio criterio.

“Tal vez uno o dos meses antes de que se estrene una película, Marvel nos pide que cambiemos todo el tercer acto. Tiene tiempos de entrega muy ajustados. Así que sí, simplemente no es una buena situación en general”, contaba uno de los responsables a Vulture. “Algunos de los problemas que mencioné son universales para cada proyecto. Pero terminas haciendo menos tiempo extra en otros trabajos. Terminas siendo capaz de hacer retroceder más a los directores. Cuando dicen algo como, 'Oye, quiero esto', puedes decir, 'Eso no tiene sentido'. No todos los clientes tienen el poder de intimidación de Marvel".

Y la experiencia de ver Ant-Man and the Wasp: Quantumania lleva a concluir que la mayoría de sus problemas podrían tener relación con esta metodología de trabajo, de priorizar el producir un montón de películas y series a dejar tiempo a crear productos que cumplan unos estándares de calidad. Si fuerzas para tener una producción acabada en un corto periodo de tiempo, al final vas a conseguir que el resultado no esté a la altura y a obtener un rechazo como el de la crítica a esta aventura del hombre hormiga.

Y es que al final el problema les ha terminado explotando, porque un acabado visual tan poco eficaz poca cabida tiene en un momento donde acabamos de ver proezas técnicas como Avatar: El camino del agua. En taquilla seguirá funcionando por el prestigio que arrastra el Universo Cinematográfico Marvel y el enorme fandom que lo sigue, pero a la larga, si no le ponen solución, la saga podría terminar percibiéndose como algo genérico y poco eficaz.

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