Arnold Schwarzenegger era el héroe indestructible del cine hasta que una tragedia derribó su coraza
Arnold Schwarzenegger quería una vida diferente. Supo desde que era un niño que su pueblo natal se le quedaba chico. Que quería más que cumplir las expectaciones sociales de casarse y tener hijos. Y después de ver una película de Hércules con Reg Park supo cuál era su destino: el mundo de los músculos y la competición física. Y no se detuvo hasta que logró su sueño de instalarse en Estados Unidos y hacer películas como su ídolo. Tenía metas muy claras y aprovechó cada oportunidad que se le cruzó en el camino. Sin embargo, entre la ambición y una infancia difícil desarrolló una coraza de acero que solo la tragedia terminó derribando.
Así lo deja entrever en Arnold, la serie documental de Netflix donde repasa los diferentes capítulos de su vida. Desde la infancia al fisicoculturismo, el cine y la política, sin dejar en el tintero sus éxitos y fracasos. Y sin dudas, lo que destaca de toda la serie, es el mensaje de tenacidad que intenta transmitir, exponiendo cómo mantenerse enfocado y con metas claras, manteniéndose ocupado y con la ambición por delante, consiguió sus objetivos. Uno tras otro. Quería ser el fisicoculturista más celebrado. Lo consiguió. Quería ser como su ídolo Reg Park y lo logró. No solo lo conoció sino que le ganó en una competición y siguió sus pasos interpretando a Hércules en su primera (y malísima) película. Quiso ser estrella de cine. Y así fue. Quiso ser gobernador. Y también lo cumplió. Sin embargo, a través de entrevistas de archivo podemos descubrir a un Arnold tan cegado por la ambición que cerró su corazón.
Schwarzenegger aprendió a trabajar duro desde que era un niño bajo la estricta disciplina que dictaba su padre. “Era un tirano y un policía muy estricto”, explica Arnold en la serie. “Casi esquizofrénico”. Lo obligaba a competir continuamente con su hermano mientras nunca sabía cuándo iba a desatar la violencia sobre ellos y su madre Aurelia. Una mujer que el actor recuerda como una persona trabajadora y adicta a la limpieza.
Cuenta que sus progenitores no entendían su pasión por los músculos, las pesas y mirarse al espejo continuamente. Que su madre llegó a cuestionar su sexualidad porque su habitación estaba decorada con pósteres de “hombres desnudos aceitados”. No entendían su ambición, pero Arnold siguió adelante por su cuenta.
Porque nunca creyó en victimizarse a sí mismo o en centrar los esfuerzos en la tristeza y el fracaso. Sino que su lema era trabajar duro, sin descanso, manteniéndose ocupado guiado por una ambición sin límites. Después de cada derrota se volvía a levantar. Su hambre de éxito era arrolladora. Según él, se trataba de la consecuencia directa de lo que había aprendido de su padre, su disciplina y violencia. “Lo que no te mata, te hace más fuerte”, confiesa en el documental.
Sin embargo, había construido una coraza de acero que no le permitió sentir absolutamente nada cuando supo que su hermano y su padre habían muerto. El primero en un accidente automovilístico mientras conducía borracho. El segundo a consecuencia de un derrame cerebral.
“Cuando mi hermano y mi papá murieron no tuve sentimientos”, cuenta un joven Arnold en una entrevista antigua. “Los eliminé. Quizás salgan a flote más adelante en mi vida. No lo sé. Me había entrenado para evitar que las cosas del exterior me afectaran”. El actor explica entonces que esa coraza tiene que ver con su naturaleza, que “si eres el tipo de persona que siempre tiene un objetivo, tienes menos tiempo para preguntarte cómo estás”.
“No tengo tiempo para esa m*erda”, detallaba a continuación haciendo referencia a las emociones de sentir lástima por uno mismo o cuestionarse sentimientos internos. “Si tienes tiempo para eso es porque no trabajas lo suficiente”, mantiene en la actualidad. “Solo hay que seguir adelante”. Y si bien se trata de un mensaje cuestionable al imponer una idea que parece olvidar la importancia de lidiar con el duelo y las emociones como parte de una buena salud mental, su naturaleza ambiciosa lo llevó a mirar solo hacia delante. A mantener esa coraza de acero cumpliendo sus metas, una tras otra.
Y así lo hizo durante décadas ganando siete títulos de Mr. Olympia. Cuando se aburrió tras haber cumplido el objetivo con creces, puso sus miras en Hollywood. Le dijo a James Cameron que no quería ser actor. Quería ser estrella de cine. Y cuando una vez más había llegado a la cima, cambió de rumbo hacia la política ganando dos elecciones como gobernador de California. Su ambición no tuvo límites y su lema de mantenerse siempre ocupado lo mantuvo conectado a sus metas. Hasta que la vida sacudió toda la concepción que había tenido hasta entonces.
Había reconectado con su mamá, Aurelia, después de quedarse sola. “Empecé a apreciar mucho más a mi mamá, a compartir con ella y disfrutar juntos. Fue a todos mis sets de rodajes. Se sacaba fotos y hacía álbumes que llevaba a Austria para lucirse con sus amigos. Estaba muy orgullosa de mí”, explicaba.
Today my mother, Aurelia, would have been 100. She was the best mother you can imagine and I’ll always love her. I can’t explain how much she meant to me, but she is the number one reason I won’t call myself self-made. pic.twitter.com/jCXSdx9S2N
— Arnold (@Schwarzenegger) July 29, 2022
Sus palabras nos remontan directamente a lo que publicó en 2022 cuando Aurelia hubiera cumplido 100 años. “Fue la mejor madre que se pueden imaginar y siempre la amaré. No puedo explicar lo mucho que significó para mí, pero es la razón numero uno de por qué no diré que me hice a mí mismo”, escribió junto a fotos con ella.
Porque es entonces, después de repasar todos sus logros, que Arnold Schwarzenegger admite que sus logros no son puramente consecuencia de sus propios esfuerzos. Sino del apoyo que tuvo y de todas personas que lo ayudaron, guiaron y amaron para llegar tan lejos. Como Aurelia.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
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