Bad Bunny, el anzuelo con el que los Oscar quieren facturar a lo grande
La Academia parece estar intentando replicar el fenómeno de Taylor Swift en otros grandes eventos de este año
En 2023, el álbum de Bad Bunny, el artista puertorriqueño que presentará en los Oscar por primera vez, "Un Verano Sin Ti" alcanzó un récord impresionante en Spotify de 4,5 mil millones de reproducciones, y fue reconocido como el álbum más reproducido en la historia de la plataforma hasta esa fecha. El siguiente disco del artista puertorriqueño "Nadie Sabe Lo Que Va A Pasar Mañana" hizo nuevamente historia en esa plataforma de streaming de audio como el álbum más reproducido en un solo día allí.
En marzo de este año, ese disco se mantenía en la lista de los discos más escuchados en todo el mundo. Es decir, es uno de los artistas más importantes del mundo y el más exitoso de habla hispana, aunque haya indicios de que su reinado absoluto está mermando.
Tomando eso en cuenta y el que el Conejo Malo solo ha participado en dos películas con escaso impacto, es difícil no interpretar la noticia de que la Academia le ha convocado para ser uno de los presentadores de la noche de entrega del Oscar como una estrategia para remontar el rating, en el mismo espíritu de lo que lograron los Golden Globes y los Grammy de este año gracias a la presencia de Taylor Swift en la ceremonia.
Una audiencia complicada
El rating de la transmisión de la ceremonia de los premios de la Academia de Hollywood ha sido un punto de preocupación en los últimos años, aunque en 2023 tuvo alrededor de 18,7 millones de espectadores en Estados Unidos -un alza de dos millones de personas con respecto al 2022 y ocho millones más que en el 2021, cuando hubo una caída estrepitosa.
Sin embargo, siguió por debajo de los 23,9 millones de 2020, y ni hablar de los más de 40 millones de espectadores que vieron la ceremonia en 2014.
Esa tendencia era compartida en todos los programas de premios, aunque en este 2024 hubo un cambio importante. La audiencia de los Grammy experimentó un salto del 34% a casi 17 millones de espectadores, en comparación con el año pasado. Los Golden Globes atrajeron a 9,4 millones de espectadores, un aumento del 50% con respecto a 2023.
La conclusión que comparten todos los analistas es que este aumento inesperado se debió al hecho de que Taylor Swift estaba nominada y en la audiencia en ambas transmisiones.
Por eso, la inclusión de Bad Bunny es una elección estratégica que refleja un cambio en el enfoque de los Oscar para captar audiencia. Se espera que su atractivo global, especialmente entre los jóvenes, atraiga a espectadores de manera similar a cómo la presencia de Taylor Swift aumentó las audiencias de los premios anteriores. Esta táctica de aprovechar la influencia de las celebridades es crucial en el panorama mediático actual, donde el poder de las estrellas puede impactar significativamente en los números de audiencia.
Cabe destacar que Swift estaba y está en un huracán mediático con su exitosa gira "Eras Tour", anuncios de música nueva y lo que era su incipiente relación con el jugador de fútbol americano Travis Kelsey. Es decir, también había chisme.
Un dato interesante es que la taquilla cinematográfica de Estados Unidos está en deuda con los latinos. Según un estudio del 2020 de la MPA de Estados Unidos (siglas en inglés de la Asociación de Cine), cuatro de cada 10 entradas de cine que se compran en el país son adquiridas por latinos. En contraste, apenas un 4% de los actores principales en series y películas son parte de la comunidad.
La gran pregunta es si Bad Bunny es el famoso adecuado para lanzar los ratings de los Oscar a la estratósfera. Por mucha popularidad que tenga, el Conejo dista mucho aún de llegar al Olimpo donde vive Swift. A eso se suma el que la artista estadounidense es muchísimo más efusiva cada vez que está en público, por lo que la cámara siempre está apuntada hacia ella, y que Swift tenía genuinas razones para asistir a los Golden Globes y a los Grammy. En este caso, la presencia de Bad Bunny se siente forzada. Ahora, si Benito aparece con Kendall Jenner, su ex Gabriela Berlingeri o lleva a la alfombra a una chica nueva y se siente con cualquiera de ellas en la audiencia, pues así sin duda ayudaría a la audiencia.
Otros ganchos de la Academia
La decisión de los Oscar de traer de vuelta a Jimmy Kimmel como anfitrión para la gala del 10 de marzo se alinea con la estrategia de cazar ratings. Kimmel llevará por cuarta vez la noche más importante del cine. Sus participaciones anteriores, en 2017, 2018 y 2023, fueron bien recibidas, y se espera que su presencia agregue estabilidad.
Otro cambio notable en los Oscar es el regreso a un formato utilizado por última vez en 2009, donde ganadores anteriores de premios de actuación presentan a los nominados actuales. Este enfoque no solo añade una capa de nostalgia y prestigio sino que también crea momentos emocionalmente cargados, similares al impacto de las apariciones de estrellas en otros eventos de premiación.
Va a ser emocionante ver a los mejores actores de años anteriores recibir en ese exclusivo club a los ganadores de este año.
Pero además, están los nominados y sus entornos. Así como el fenómeno 'Barbenheimer', como se definió el estreno conjunto de las películas 'Barbie' y "Oppenheimer' en el verano que resucitó a las salas de cine, es muy posible que los mismos que fueron a verlas vestidas de Barbie y de señores de los años 50, se sienten frente al televisor a ver quién gana qué. El que Billie Eilish y su hermano Finneas suban al escenario a cantar 'What Was I Made For' también atraerá a otros fans.
Aunque si de verdad quieren ayudar, Ryan Goslin debería desfilar en la alfombra con su esposa Eva Méndes y sus niñas Esmeralda y Amada, y Robert Downey Jr. podría promover un reencuentro de los Avengers.