Bafici: la historia detrás de dos joyas que se creían perdidas y se podrán ver en el festival

Mi hijo, de Evgeny Chervyakov, un film soviético de los años 20 que se creía perdido y pudo ser recuperado
Mi hijo, de Evgeny Chervyakov, un film soviético de los años 20 que se creía perdido y pudo ser recuperado

La historia del cine es un sinuoso camino de pérdidas y reencuentros, pero no sólo desde el punto de vista de la mejor historia de amor, sino que también por la trama que afanosamente reconstruye su memoria y legado en secuencias no menos sufridas, aventureras y románticas. Con cifras de escándalo en relación con el material perdido -particularmente en tiempos del cine mudo-, solo en los Estados Unidos la Martin Scorsese Foundation estima en el orden del 90% de la producción local anterior a 1929 que ya no existe sumada a una investigación de la Biblioteca del Congreso de ese país, que promedia en un 75% a escala global los films de los cuales no se conocen copias. En nuestro país, la cifra es angustiante y además consustanciada en tragedias históricas como el incendio de la productora de Federico Valle en 1926; dos años más tarde, la venta del material sobreviviente para la confección de peines; la fallida expropiación del archivo del productor Max Glüksmann en 1944 que dispersó todo el material de un pionero del cine; el incendio de los laboratorios de Quirino Cristiani en 1957 y, para el período sonoro, la tragedia mayor: el incendio de Laboratorios Alex en 1969.

Este sucinto y nada exhaustivo panorama del desgraciado devenir histórico local añade la contemporánea inexistencia de una Cinemateca Nacional que, con sede, presupuesto y equipamientos acordes, atienda a las necesidades de preservación del patrimonio nacional hoy disperso en esfuerzos de diversas entidades del interior del país (en su mayoría de enclave universitario, cineclubes o canales de televisión provinciales), de coleccionistas privados (buena parte de lo que hoy se conoce del cine mudo argentino sobrevivió gracias a las reducciones de 35mm a 16mm que realizaron en los ‘60 José Vigévano y Enrique Bouchard; y de dos entidades como la Cinemateca Argentina- de gestión privada, que cumplió 75 años en 2024-, y el Museo del Cine Pablo C. Ducrós Hicken, dependiente del Gobierno de la Ciudad, fundado en 1971. Pero no solo hablamos del cine de producción local sino que, en muchos casos, una película perdida aparece en otro país, a veces muy lejano, del que le dio origen.

En esta 26° edición del Bafici se verán dos de esas rarezas, sumadas a una presencia que se anuncia anual de las cinetecas y archivos de la región y que aquí proyecta un compendio de películas presentadas por la Cineteca Nacional de Chile con cinco producciones oriundas del país trasandino y una dirigida por John Ford.

La gota escarlata
La gota escarlata

En los hechos, luego de su proyección como apertura del festival MADO de cine recuperado en febrero último, será la segunda exhibición en nuestro país de La gota escarlata, western del período mudo de John Ford que, salvo alrededor de media hora –no se sabe si fragmentados o continuos- que aparentemente conserva el Archivo Getty, se creía perdida para siempre. No es para menos, la película regresó a los ojos de los espectadores 106 años más tarde de su realización (1918), cuando el investigador Jaime Córdova la encontró dentro de un lote de películas en un edificio que iba a ser demolido el 4 de enero de 2023 en Santiago de Chile . Un día antes, Córdova fue cargando el material para llevarlo a Viña del Mar, donde reside. En la mezcla de rollos, de diferentes películas sin etiquetar, Córdova fue encontrando 4 de los 5 rollos que permiten reconstruir casi en su totalidad la que fue la decimotercera película de Ford y una de las 25 que rodó con el actor Harry Carey.

La gota escarlata lleva la historia a una trama romántica en tiempos de la Guerra de Secesión, cuando a un hombre se le niega la posibilidad de unirse a la milicia y termina convirtiéndose en un forajido. Cass odia a los Calverts, pero incluso para los fugitivos queda lugar para el honor y el amor. La importancia de La gota escarlata es tan inmensa para el cine norteamericano que fue homenajeada por Howard Hawks en Río rojo, que protagonizaron John Wayne y Montgomery Clift, además de permitir reconstruir parte de la trayectoria inicial de uno de los directores fundamentales del cine de todos los tiempo s. La película fue digitalizada en 4K por la Cineteca Nacional de Chile, pero sin intervenir la imagen del original de nitrato cuya calidad es extraordinaria.

De Rusia con amor

El otro caso surge de la mano del nombre de Manuel Peña Rodríguez (1906-1970), quien fuera crítico de cine del diario LA NACIÓN y el mismo coleccionista pionero que atesoró la copia original de Metrópolis de Fritz Lang mientras se perdía en todo el mundo, lo que finalmente permitió su hallazgo y restauración definitiva en 2008. Su colección custodia como legado el Museo del Cine Pablo C. Ducrós Hicken, y además de Metrópolis y otros clásicos argentinos que también se recuperaron allí, se encontró un clásico del cine soviético de fines de la década del ‘20 como Mi hijo (Moi Syn).

Evgeny Chervyakov, el director de este trabajo, había comenzado como actor en el cine mudo soviético a mediados de los años veinte y esta fue su cuarta película como realizador (de las cuales además sólo se conserva la segunda, El poeta y el zar, por la que se hizo famoso interpretando a Pushkin). La trama es simple: un bombero tiene una mujer que un día le confiesa que su hijo, en verdad, es de otro hombre. Con un montaje extraordinario, Mi hijo luce una fotografía que, por primera vez, se verá en su plenitud gracias a la restauración del George Eastman Museum en colaboración con el Museo del Cine, y financiación del Packard Humanities Institute.

Mi hijo
Mi hijo

Esta primera presentación de la copia restaurada en toda Sudamérica de Mi hijo permite conocer el nombre de Chervyakov, un cineasta considerado renovador dentro del prolífico cine soviético de entonces, pero que no pudo continuar con su proceso creativo más allá de 1941: en otoño partió al frente, luego fue nombrado comandante de la 11 división de fusileros y el 16 de febrero de 1942 recibió una herida de bala en el estómago por la que murió al día siguiente.

Mi hijo fue considerada perdida también luego de la Segunda Guerra Mundial, hasta que cinco de los siete rollos originales en reducción de 35 a 16mm, ocultos bajo el nombre El hijo de otro, fueron hallados en Buenos Aires. El film resultó ser una pieza clave de esos primeros años del entonces poderoso cine soviético, pero en una vertiente existencial y psicológica desconocida hasta ahora.

En este caso, las funciones contarán con acompañamiento musical en vivo a cargo de Diego Rodolico, con guitarra española, que combinará piezas elegidas previamente e improvisación, siguiendo el curso de la acción de una película que permite reconstruir el derrotero de una de las cinematografías más importantes que alumbró el cine entrecruzada en su gestación con las poderosas marcas de la historia.

Para agendar

Mi Hijo

Sábado 5 a las 16.30 y Domingo 13 a las 18.00 en el Museo del Cine (Caffarena 49, La Boca)

La gota escarlata

Sábado 5 a las 17.40 y Domingo 6 a las 13.15 (Cinepolis 1); miércoles 9 a las 14.00 (Sala Lugones)

Mas información y entradas: www.bafici.org