Hacer el amor con amor
Lic. Diana M. Resnicoff
¿Cuántas veces después de hacer el amor se sintió vacía o hizo todo lo posible para que todo sea muy rápido y así poder terminar con todas las cosas pendientes que tenía en la cabeza o, miraba de reojo el reloj pensando en las horas que perdía de sueño?. ¿Y cuando usted quería "mimos y nada más que mimos" y él quería "sexo y nada más que sexo"?.
Es difícil descubrir con exactitud en qué momento empieza a "irse el amor" al hacer el amor. Más bien, nos damos cuenta después de cierto tiempo. Primero, la culpa la tiene el cansancio de esa noche, los problemas cotidianos, el estrés acumulado, los chicos, el miedo a que se despierten de golpe, en fin: siempre habrá una razón para suponer que en realidad no pasa nada y que todo volverá a ser como antes. Pero lo cierto es que nada volverá a ser como antes si ambos integrantes de una pareja no se "ponen las pilas" y empiezan a ser concientes de que algo ocurre.
Las parejas más jóvenes están metidas en la cultura del zapping, del todo rápido, del rendimiento y el crecimiento profesional; las que ya tienen hijos parecen olvidarse, a veces, que siguen siendo hombre y mujer además de mamá y papá; las parejas de más de 50 años comienzan con problemas que tienen que ver con lo biológico, por eso es necesario estar informado sobre estos cambios. Y por diferentes motivos nunca tienen tiempo para ellos. O'Connor los llama "matrimonios de un minuto" y explica "las emociones más íntimas y los sentimientos sensuales no admiten el apuro.
Hacia el cambio
Son muchas las actitudes que uno puede tener para recuperar la intimidad y la pasión en la pareja. Cuando nos permitimos acariciar al otro de píes a cabeza, cuando mantenemos el estado de excitación sin apurarnos por pasar a la etapa siguiente, comienzan a derrumbarse los muros que nos separan, y las sensaciones "dormidas" reaparecen ante nuestra sorpresa.
Ahora bien, la pregunta reiterada es si se puede recuperar la intimidad, después de varios años de pareja. ¡Sí! Empecemos por conectarnos con las cosas positivas, y usemos nuestra imaginación para buscar ingredientes que provoquen un encuentro sexual positivo. Puede ser una cena diferente, un llamado para recordarle al otro cuánto lo ama, buscarlo a la salida del trabajo, una lectura erótica, un paseo a solas tomados de la mano. Enviarle un e-mail a nuestra pareja o un mensaje de texto,
Y por supuesto no nos olvidemos de despertar nuestro sentido más primario: tocar. Las caricias, los mimos, el silencio, van creando el clima necesario para que la comunicación sexual alcance su cúspide.
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