Adaptándose al nuevo rol: mamá

Los primeros días luego de la llegada del bebé, pueden ser tan sorprendentemente maravillosos como movilizadores.

 / iStockphoto
/ iStockphoto

El día a día suele ser diferente a cómo lo imaginamos/ idealizamos durante el embarazo. Algunos momentos más intensos, otros más trabajosos. Por eso puede suceder que este primer tiempo cueste un poquito.

Algunas mujeres frente a ello temen ser malas madres, suponiendo que esto les sucede sólo a ellas y piensan que tal vez no deseaban tanto ser madres, como creían.

Nada de esto es así, o al menos no tiene por qué serlo. Como todo cambio, se requiere de un tiempo de conocimiento, reconocimiento y de adaptación.

La identidad de cada uno se construye según los roles que desarrollamos, la información que ese circular nos proporciona. Así, nos sabemos hijas, hermanas, la maestra de 2° grado de tal escuela, o la arquitecta de tal estudio, por poner algunos ejemplos.

En el caso de la mamá reciente, gran parte de esa identidad quedó en suspenso al estar de licencia o por haber hecho reposo el último tiempo del embarazo, o simplemente por no estar realizando tales actividades.

Esa suspensión dará lugar, primero a ser ahora “la mamá de….” Y luego con el tiempo al reencuentro con esos roles cuando la mujer se reactive.

Entre un tiempo y el otro puede ser muy fuerte la sensación de “no ser nadie”… ¡cómo si eso fuera posible!

El tema es que la urgencia del mundo moderno no permite estos tiempos en suspenso y pide a gritos nuevas respuestas.

Allí van las mujeres a días de parir, y sin tolerar estos grises que el proceso de adaptación mismo requiere, a buscar definiciones. Entonces de prisa y sin pausa vuelven a estudiar, al gimnasio, a salir con sus amigas, como una manera un poco negadora de no aceptar la respuesta en plena construcción.

De eso se trata, de no desesperar y esperarse. Esperar a ver cómo soy como mamá, qué tiempo me lleva acomodarme, cómo es mi hijito y qué estilo de crianza me propongo ofrecerle.

Se escucha muchas veces decir que un hijo te cambia la vida, pero muchas se resisten a dejarse tocar por este cambio.

_

Marisa Russomando es Psicóloga especialista en Maternidad y Crianza y Directora de La Cigüeña

Quizá te interese:
Pareja: acuerdos en la crianza
¿Quién cuidará a mi hijo?
Ser mujer y ser madre: roles en conflicto