Cómo saber si necesito terapia

Aunque todavía en esta época existen muchos prejuicios alrededor de lo que significa hacer una terapia psicológica, las ideas están cambiando. Esa frase de “la terapia es para los locos” o la típica “no voy a contarle mi intimidad a un extraño” se escucha cada vez menos.

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Hoy en día, es más común acudir a un profesional para resolver problemas difíciles de comprender y sobrellevar por nosotros mismos. Sin embargo, no a todos les resulta fácil pedir ayuda. Por eso, el licenciado en psicología Patricio Furman, quien trabaja en la Fundación Buenos Aires, en Argentina, nos explica cuándo conviene contar con esta herramienta que sirve para vivir mejor.

- ¿Todo el mundo necesita terapia?

“Es difícil contestar esa pregunta. Si lo ponemos en términos de curar a un enfermo, no todo el mundo lo necesita. Pero si lo decimos como una manera de conocerse a si mismos, siempre hay temas para revisar.

Para hacer terapia la persona tiene que estar predispuesta. Cuando alguien decide llamar a un profesional es porque desea hacer un movimiento interno, algo estuvo pasando. Por eso digo que el momento de comenzar es cuando aparecen las dudas. Si uno no tiene ninguna pregunta para hacerse a si mismo es delicado acudir a un análisis”.

- ¿Para qué sirve la psicología?

“Yo al psicoanálisis lo pienso desde la libertad. Muchas veces nos encontramos encerrados, tenemos unos cuantos problemas que van desgastando nuestra libido. Cuando digo ‘libido’, me refiero a la energía, al deseo que nos mantiene vivos, no necesariamente relacionado con lo sexual, sino en todos los aspectos.

Cuando uno pone toda su energía en los problemas, la libido se va desgastando y uno queda reducido ante la posibilidad de ejercerla. Estamos absorbidos por tapar esos conflictos. La terapia ayuda a resolver esos problemas y es una forma de no sentirse encerrado, de dejar la libido libre”.

- ¿Cómo me doy cuenta si la terapia que elegí es la correcta?

“Yo diría que tiene más que ver con el vínculo entre paciente y terapeuta que con el tipo de terapia que se elija. Si uno logra identificarse con lo que dice el profesional. Hay diferentes estilos y cada persona elije la que más le sirve. Algunas terapias son más contenedoras y otras, en cambio, dejan que el paciente hable.

“Yo utilizo el psicoanálisis, que trabaja con el inconciente; es como entrar a una sala de operaciones para ver cuál es el problema que origina el desperfecto. Por ejemplo, si una persona tiene algún temor, analizamos el por qué, de dónde viene ese miedo.

Pero, hay gente que no tiene ganas de escarbar demasiado, simplemente quiere solucionar determinado conflicto lo más rápido posible. En ese caso, seguramente hará una terapia cognitiva conceptual, que trabaja sobre las conductas, desde lo externo”.

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- Pero, hay algo confuso, porque muchas veces cuando a una persona no le convence el terapeuta se dice que tiene resistencia. ¿Cómo podemos distinguirlo?

“Es cierto. A veces se tocan cosas que nos movilizan y ponemos resistencia a ir. Yo diría que ahí se pone en juego la ética del profesional. Freud decía que lo peor que puede pasar con una mala interpretación es que no tenga efecto. Es decir, que al paciente no le llegue, no se sienta identificado y la deje pasar. Creo que ese es el parámetro”.

- ¿Se puede cambiar con una terapia o solo sirve para suavizar el dolor?

“Por supuesto que se pueden hacer modificaciones. Un análisis no es solo catártico. Aunque es cierto que se trabaja con la angustia. Pero si el profesional nada más se dedica a calmar esa angustia está tapando el verdadero problema. Tiene que analizar lo que origina el problema para generar un cambio. Por ejemplo, si en un examen el profesor se acerca y le dice la respuesta al alumno, va a poder completarla pero nunca va a terminar de aprender la lección”.

- ¿Qué les diría a aquellos que piensan que la terapia es para locos o para quitarnos la plata?

“La terapia por la fuerza no tiene sentido. Pero, creo que esas frases tan fuertes forman parte de la resistencia. Porque esa persona está poniendo mucha energía en oponerse. Si no le interesa simplemente lo deja pasar y punto. Creo que cuando alguien dice eso es porque en el fondo cree que algo le va a hacer, podría cambiarlo.

También hay gente que piensa que pedir ayuda es para los débiles o que es mejor contarle los problemas a un amigo. Pero la diferencia es que un profesional no emite una opinión subjetiva, no habla desde el lugar de la experiencia de vida, como haría un amigo. El psicólogo está preparado, entrenado para escuchar lo que el paciente le dice y que no se está dando cuenta”.

- ¿Cuáles son las señales para saber si nos vendría bien un tratamiento?

“No pasa por las señales sino por lo que uno siente internamente. Si puede o quiere pedir ayuda. Las señales son cuando se encuentra mal. Mi pregunta es: ¿por qué entonces no pedir asistencia?

“Todo el tiempo nos suceden cosas. A veces la estructura por la que nos movemos se derrumba y comenzamos a dudar: ¿sobre qué terreno estamos pisando? Ese es el punto que nos indica que hay que hacer una consulta. La pregunta sería: ¿qué me está pasando?

“Pero obligar a alguien a hacer terapia no sirve, porque por lo general esas personas lo toman a mal o como algo no propio, sino del que se lo está proponiendo. Muchas veces la gente se empecina en convencer al otro, pero no tiene sentido porque termina generando el efecto contrario. Lo que habría que hacer en ese caso es mostrar la opción y dejar las puertas abiertas en caso de que le interese. Si quiere, sabe que puede usar esa herramienta y si no, no. El deseo de hacer terapia siempre debe ser propio”.

Para saber más: www.patriciofurman.com.ar

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