La era de Brooke Shields

La actriz y modelo Brooke Shields, en Nueva York el 22 de mayo de 2024. (OK McCausland/The New York Times)
La actriz y modelo Brooke Shields, en Nueva York el 22 de mayo de 2024. (OK McCausland/The New York Times)

Algunas historias son tan perfectas y conmovedoras que, aunque sospechemos que no son ciertas, sencillamente no queremos saberlo.

Hay un pavorreal blanco posado en la casa de Brooke Shields en Nueva York. Lo llamó Steve. Está puesto sobre un pedestal de acrílico, y sus plumas caen sobre el suelo. A Shields le dijeron que lo habían rescatado de otros pavorreales, que pueden volverse agresivos con sus mayores y matarlos a picotazos.

“Quizá me dieron pavo por liebre”, comentó Shields, cuyo uso del juego de palabras puede ser contagioso. Pero la historia tenía sentido para ella. Suspiró ante la taxidermia. “Los que son realmente hermosos son los machos. ¿No es lógico?”.

No hay una experiencia universal del envejecimiento. Pero seguro que algunas mujeres estadounidenses pueden identificarse con el hecho de sentirse picoteadas o pinchadas, y apartadas cuando llegan a la mediana edad.

Al menos ese era un sentimiento compartido con Shields en 2021, cuando fundó una comunidad en línea llamada Beginning Is Now. Más de 100.000 personas seguían la cuenta de Instagram del grupo, que publicaba contenidos inspiradores para mujeres de más de 40 años.

Se parecía mucho a una revista femenina, con entrevistas, artículos, sorteos y columnas recurrentes (Querida Brooke y Brooke no cocina), aunque sin toda la publicidad. Beginning Is Now se dedicaba sobre todo a la venta de accesorios: conjuntos de entrenamiento y sudaderas amarillas con capucha.

La actriz y modelo Brooke Shields, en Nueva York el 22 de mayo de 2024. (OK McCausland/The New York Times)
La actriz y modelo Brooke Shields, en Nueva York el 22 de mayo de 2024. (OK McCausland/The New York Times)

De vez en cuando, Shields organizaba llamadas grupales de Zoom con sus seguidores. Le hacían preguntas como esta: “¿Sientes que te pasan por alto?”. Shields respondía: “Como mujer, sí, siento que, de alguna manera, cuando llegamos a cierta edad, se supone que ya no somos sensuales”. Otra mujer interviene: “‘Es como si hubieran apagado un interruptor’”, dijo Shields.

“No estaba enfadada”, aseguró sobre el tenor de las conversaciones. “Me preocupaba que hubiera un trasfondo de ira. Había más bien un trasfondo de desconcierto”.

Fue durante estas llamadas de Zoom cuando Beginning Is Now empezó a transformarse. Según Shields, fueron surgiendo ciertos temas “delicados” relacionados con la edad. Como el pelo, que se volvía más fino, áspero y canoso.

“Muy pronto la gente dijo: ‘Bueno, ¿qué podemos comprar?’”.

La vieja piel de su naciente marca mediática empezó a desprenderse. Las infografías y la mercadotecnia ya no eran suficientes para Shields, que había reunido un pequeño equipo de ejecutivos y minado la comunidad en busca de ideas. En junio surgirá una nueva empresa, llamada Commence. En su sitio web venderá tres productos para el cuidado del cabello.

Desde que gateaba, Shields ha sido imagen de productos del hogar: modelo de jabón Ivory a los 11 meses, de bandas adhesivas a los 5, de pasta de dientes Colgate a los 10, de vaqueros Calvin Klein a los 15, de crema solar Coppertone a los 43, de muebles La-Z-Boy a los 45, y eso es solo lo más destacado. En la década de 1980, su nombre apareció en secadores, rizadores y planchas para el pelo. “Por cierto, detesto el color morado, y todos los productos eran morados”, dice. “No sabía que tenía algo que decir al respecto”.

Ahora, a sus 59 años, Shields es una ejecutiva en jefe que supervisa cómo se fabrican sus productos y cómo se utiliza su nombre para venderlos. Es el empoderamiento capitalista.

“Llevo toda la vida vendiendo para otras personas”, señaló Shields.

‘Una accesibilidad’

No esperaba encontrar a Teri Shields, famosa madre de teatro, en casa de su hija, en el West Village de Manhattan. Pero allí estaba, mimetizada con la barra de mármol de la sala. Entre botellas de licor y utensilios de bar estaba la urna de Teri. Shields levantó la tapa para enseñármela.

“Cerca de las cosas que más le gustaban”, dijo Shields, cuya madre murió en 2012 a los 79 años. “El alcohol y yo”.

Su relación formó la columna vertebral emocional de “La historia de Brooke Shields”, un documental estrenado en Hulu el año pasado que reexaminaba sus primeros años de vida.

El título reflejaba el de una película de 1978 en la que Shields interpretó a una prostituta de 12 años en la Nueva Orleans de principios del siglo XX, la primera vez que ella, y las decisiones de su madre respecto a la crianza de los hijos, ocuparon titulares internacionales. Se convirtió en un símbolo sexual antes de llegar a la adolescencia.

Shields también revela en el documental que, a los 20 años, tras graduarse en la Universidad de Princeton, la violó un ejecutivo de Hollywood. No dijo su nombre y, para su alivio y sorpresa, los espectadores superaron la revelación con bastante rapidez.

“Pensé: ‘Vaya, es la primera vez que me pasa algo así, entonces eso no me define totalmente como persona’”, agregó Shields. “Cuando era más joven, mi sexualidad era todo lo que yo era: eso y belleza”.

Shields no produjo la película ni controló el montaje final, lo que la diferencia de muchos otros documentales sobre famosos. Sin embargo, lo produjeron personas de su confianza, como sus amigos Ali Wentworth y George Stephanopoulos, presentador de la ABC.

“Siempre le decía: ‘Deberías estar en rehabilitación o muerta si tomamos en cuenta tu infancia’”, cuenta Wentworth. “Puede estar en una cena y contar una historia, y te ríes —es muy entretenido— pero luego dices: ‘Ah, en realidad es una historia muy trágica’. Es capaz de disociarse de una manera que la ha protegido durante toda su vida”.

Shields es muy consciente de su percepción pública, con todas sus ventajas (prensa instantánea cuando crea una marca de belleza) e inconvenientes (la necesidad de convencer a inversionistas y consumidores de que no se trata de otra marca de belleza de famosas en un mercado saturado de marcas de belleza de famosas).

Siempre hay un momento —y Shields siempre lo nota— en el que la gente se acomoda a su empresa por primera vez. Se relajan ante la idea de Brooke Shields y empiezan a adaptarse a su realidad.

“A veces es un parpadeo en la mirada, a veces es una exhalación”, afirmó. A veces es el momento en que tus ojos dejan de parpadear entre el pavorreal Steve y los mocasines de Prada con pedrería de Shields y las obras de arte de Keith Haring y Will Cotton de sus paredes. “Y entonces podemos hacer nuestro trabajo y ya”.

En privado, esa fue una de sus motivaciones para aspirar a la presidencia de la Actors’ Equity Association, un sindicato que representa a artistas y directores de teatro. (Entre los papeles que Shields ha interpretado en Broadway figuran Rizzo en “Grease”, Roxie en “Chicago” y Morticia en “La familia Addams”). Vio la oportunidad de defender a las personas que hacen posible el teatro y de utilizar su nombre para llamar la atención sobre cuestiones sindicales. Pero también le gustó que ese trabajo no girara explícitamente en torno a ella.

Eso me atrae”, dijo Shields, que ganó las elecciones el 24 de mayo. “Hay mucho de mí todo el tiempo. Y ha sido así desde que era un bebé”.

‘Una mujer de sustancia’

Quizá la taquilla de verano haya tenido un comienzo desastroso, pero hasta el 23 de mayo, la película original más vista en cualquier plataforma de transmisión en continuo era una comedia romántica protagonizada por Brooke Shields.

“La madre de la novia” se ha mantenido en la lista de las diez películas más populares de Netflix, y también alcanzó el primer puesto, desde su estreno el 9 de mayo.

De todas las piezas móviles de la vida de Shields, la actuación sigue siendo lo que la hace sentir como una “persona completa”, añadió. “Me acuesto pensando en eso y me despierto pensando en eso”.

No es que Shields no hable de Commence con el mismo entusiasmo. Se trata de un entusiasmo diferente. Ha obtenido cerca de 3,5 millones de dólares de inversionistas. Puede citar estadísticas relevantes (en 2025 habrá 80 millones de mujeres mayores de 40 años en Estados Unidos) y ha aprendido el lenguaje poco lírico del negocio: tablas de capitalización, pagarés convertibles, precio de la ronda de capital, mercado total abordable.

Sin embargo, no se ve a sí misma en esta posición para siempre. “Siempre seré la fundadora”, afirmó. “Pero en un momento dado, vamos a crecer de manera tan exponencial que va a hacer falta un director general que nos lleve al siguiente nivel”.

El año pasado, Shields nombró presidenta de la empresa a Denise Landman, fundadora y exdirectora ejecutiva de Victoria’s Secret Pink. Esa marca estaba pensada para mujeres jóvenes, de 18 o 19 años, que eran “mitad mujer, mitad niña”, explicó Landman. “Realmente no han sido demasiado humilladas por el mundo en general”.

Por el contrario, Landman identifica a la clienta de Commence como “una mujer con sustancia”, alguien que ha acumulado conocimientos, experiencia y orgullo a lo largo de sus décadas, “del mismo modo que la tierra se forma en capas y se vuelve más nutritiva con el tiempo”, afirmó. “Esa sustancia se gana”.

Para Landman, que dijo estar cerca de los 70, no vale la pena detenerse en problemas como el picor del cuero cabelludo o el cabello quebradizo. “Lo que hay que hacer es pensar que Dios me ha dado una cabellera”, aseguró. “Permítanme hacer que la cabellera sea lo más hermosa posible”.

En cuanto a Shields, se siente más identificada con las angustias de la mediana edad de lo que podría pensarse.

Sí, de algún modo sobrevivió a las décadas de 1980 y 1990 sin interiorizar cánones de belleza tóxicos, gracias a que su madre pensaba que su belleza era el camino hacia la seguridad económica. (El modelaje era solo un trabajo sin relación con su autoestima). Y sí, no le importa del todo la experiencia de engordar dos o tres kilos. (“De inmediato me veo más joven”, comentó. “Es como un relleno facial natural”). Y sí, esas cejas son naturales y majestuosas.

No obstante, Shields sabe lo que es orinarse un poco al estornudar. De todos modos se inyecta la hendidura del entrecejo para hacerla desaparecer antes de hacer una película. Y de todos modos tiene una pequeña crisis de identidad por el hecho de que sus hijas, que ahora tienen 18 y 21 años, se vayan de casa. “Si no soy mamá las 24 horas del día, ¿quién soy?”.

“Realmente me identifico con mucho más de lo que la gente me ha dado crédito”, dijo Shields. “Permítanme recordarles que sigo siendo una mujer y sigo siendo humana”.

c.2024 The New York Times Company