La cena de los tontos: buenos creadores, que salen a jugar al escenario con sus mejores armas

Martín Bossi y Mike Amigorena en La cena de los tontos
Martín Bossi y Mike Amigorena en La cena de los tontos - Créditos: @Gentileza

La cena de los tontos. Autor: Francis Veber. Intérpretes: Mike Amigorena, Martín Bossi, Laurita Fernández, Esteban Prol, Guillermo Arengo, Franco Battista. Vestuario: Mónica Sirio. Escenografía: Lucila Rojo. Iluminación: Leonardo Muñoz. Dirección: Marcos Carnevale. Sala: El Nacional, Corrientes 960. Funciones: jueves y viernes, 20.30; sábados, 20 y 22.30; domingos a las 20. Duración: 90 minutos. Nuestra opinión: buena.

El guionista y dramaturgo francés Francis Veber comenzó a divulgarse en Buenos Aires en 2000 con su obra La cena de los tontos que, protagonizada por Guillermo Francella y Adrián Suar y bajo la dirección de Luis Agustoni, en el teatro Lola Membrives, se convirtió rápidamente en un éxito de taquilla.

La misma dupla actoral la repuso en el teatro Corrientes, de Mar del Plata, nueve años después, esta vez con dirección de Francella y también logró ser una de las obras más aclamadas por el público.

Años más tarde, el teatro de Veber volvió a posicionarse con fuerza en la cartelera porteña, con obras como El placard (2013) y El quilombero (2016).

La comedia posee sus singularidades, no solo por el tema que aborda sino porque sus personajes poseen cualidades muy diferentes y no resulta sencillo, en un principio, hacer que todos ellos encajen perfectamente en este mecanismo que diseña el autor y cuyo objetivo mayor es hacer reír y, sobre el final, imponer cierta moraleja acerca de hasta dónde alguien puede ser utilizado para burlarse de él. Sobre todo en estas épocas, en las que se impone el respeto ante aquellas personas que poseen cierto grado de vulnerabilidad.

Martín Bossi y Laurita Fernández en La cena de los tontos
Martín Bossi y Laurita Fernández en La cena de los tontos - Créditos: @Gentileza

La trama gira en torno a un grupo de amigos que suele juntarse a cenar los miércoles por la noche y tienen una consigna: cada uno de ellos debe llevar semanalmente a un individuo al que considera un “boludo” (tal la traducción de Masllorens y González del Pino).

Pablo Barrantes (Mike Amigorena), un reconocido editor, invita a Francisco Pignon (Martín Bossi), un empleado y seudo artista, que bajo la apariencia de hombre tonto posee cierta perspicacia para resolver algunas cuestiones, sin dejar de mostrarse como un ser torpe, algo escapado de la realidad.

Si bien a Barrantes le resulta un ser ideal para llevar a la cena, esa noche su rutina personal se complica, se enferma, su pareja se aleja de él y se van sumando más y más circunstancias que irán rearmando una y otra vez la estructura de la historia.

El director Marcos Carnevale ha seleccionado un elenco bastante ecléctico para dar forma a su proyecto. Pero resulta muy efectiva la manera en que cada intérprete va integrándose a la trama sin dejar demasiado de lado sus características personales como intérprete.

Amigorena realiza un trayecto muy acertado a la hora de darle vida a Pablo . Y sus transformaciones a lo largo de la obra resultan muy creativas. Transita estadíos bien diferentes. Comienza siendo un ser algo inescrupuloso, va tratando de comprender a Pignon, no sin llegar a padecer unos arrebatos esperados y a exponer sobre el final una sensibilidad muy elocuente.

Esteban Prol también es parte del elenco en La cena de los tontos
Esteban Prol también es parte del elenco en La cena de los tontos - Créditos: @Gentileza

En el rol de Pignon, Bossi, que posee un histrionismo casi natural que tanto deleita al público, aquí aparece muy contenido a la hora de construir al hombre que desata las más inesperadas situaciones y lo hace casi siempre con pequeños pero muy potentes gestos, tonos de voz. Verdaderamente es un “boludo” que acepta el reto de posibilitar que jueguen con él pero sabe cuando poner el límite y apelando siempre a la tontería conquista inmediatamente la atención del espectador .

Laurita Fernández construye a los dos personajes femeninos de la obra. La pareja de Pablo, una mujer muy ubicada y algo cansada de soportar ciertas locuras del hombre con el que convive y una amante esporádica que aparece de manera equívoca y cuyas cualidades resultan muy opuestas a la anterior. En la recreación de este segundo personaje se la ve a la actriz algo estereotipada al comienzo, en contraposición a la recreación del primero, que resulta sumamente convincente.

Esteban Prol, Guillermo Arengo y Franco Battista (este último en un rol muy pequeño) saben sacar buen partido de las situaciones en las que participan. Ya sea poniéndose en la piel de un amigo un tanto “canchero” (Prol), concibiendo a un inspector fiscal perspicaz y siempre atento a lo que sucede en esa casa a la que ha ingresado (Arengo) o cubriendo el rol de un médico que brevemente le aporta una solución al problema de salud que padece Pablo.

La cena de los tontos es una producción que apuesta, sobre todo, a provocar una reflexión sobre el lugar al que ubicamos al otro en un contexto social como el actual. No resulta un gran divertimento pero sí una experiencia en la que un grupo de buenos creadores sale a jugar al escenario con armas muy genuinas.